¿Es este una suerte de colmo de los colmos o simplemente la prueba más evidente de que en el mercado de la publicidad se están haciendo las cosas mal? El último estudio sobre cómo los usuarios se relacionan con los anuncios se ha centrado en un grupo concreto de consumidores, aquellos que además de serlo – y por tanto potenciales receptores de la publicidad – son también profesionales de la publicidad. Los resultados de la encuesta no son muy diferentes a los que habitualmente se logran cuando se pregunta a consumidores ‘de a pie’. A los publicistas la publicidad les molesta igual que a los consumidores ajenos a su mercado laboral.
Como apuntan en las conclusiones que eMarketer saca del estudio, trabajar en el mundo de la publicidad no es suficiente para no hartarse de los anuncios. Ser un profesional de la publicidad no es una vacuna, en definitiva, que sirva para prevenir los males que una publicidad abusiva tiene sobre la audiencia.
De hecho, hasta se podría decir que trabajar en la publicidad hace que se sea más proclive a acabar harto de la misma. Para alcanzar esta conclusión no hay más que fijarse en los datos generales de uso de sistemas de bloqueo publicitarios. Los trabajadores de este mercado, curiosamente, superan los datos medios de uso de los mismos.
Según las cifras del estudio, elaborado por Pressboard y que ha preguntado a trabajadores de agencias, marketeros y editores de Norteamérica, el 27,2% de estos profesionales cuenta con un adblocker en su navegación por internet. Sus datos son, de media, ligeramente superiores a los de la población general (que de media usa en EEUU – el mercado que se puede usar como baremo para comparar los datos concretos del estudio – en un 25,2% estos sistemas).
Los anuncios online que acompañan a la navegación no son los únicos que los profesionales de la publicidad evitan. En realidad, los datos de la encuesta permiten concluir que los profesionales del sector son tan reticentes a los anuncios como cualquiera. Un 80% corre los anuncios cuando ven contenidos ya emitidos (por ejemplo en un sistema de grabado).
No influyen en sus compras
El poco efecto que los anuncios tienen en los profesionales del sector y la poca credibilidad e interés que despiertan entre ellos se ve no solamente en ese número sino también en otros datos llamativos que ha perfilado el estudio. Así, los anuncios están muy lejos de ser la herramienta que los profesionales de la publicidad usan en su vida diaria para acceder a información sobre productos y sobre servicios.
Para ellos, la mayor fuente de información es, simplemente, sus amigos. El 78,6% reconoce que emplea a sus amigos como principal influencia a la hora de hacer compras, seguidos por búsquedas (69,9%), redes sociales (63,1%), artículos (60,2%), emails (46,6%), vídeos (36,9%) y blogs (35%). Solo un 15,5% reconoce que sus compras se han visto influenciadas por el anuncio que vio en un banner.
Invita a la reflexión
Los datos deberían ser además una llamada de atención. Que los propios profesionales del sector sean reticentes a la hora de consumir anuncios y que ellos mismos se muestren reacios a la publicidad dice mucho del estado de las cosas. Si ni siquiera los publicistas son capaces de ver los anuncios con paciencia e interés, las cosas no están funcionando ni de lejos bien.