La marca del Tridente entrega en Monza un MCXtrema personalizado con 730 HP al coleccionista estadounidense que diseñó su propia ‘Bestia’ única.
El Autódromo Nacional de Monza –apodado con justicia el “Templo de la Velocidad” por sus rectas infinitas y la legendaria Parabólica– volvió a vibrar con la esencia del automovilismo puro.
Allí se entregó uno de los 62 exclusivos Maserati MCXtrema, un bólido reservado solo para circuito que no está homologado para calles ni carreteras. El afortunado propietario, un coleccionista estadounidense enamorado del Tridente, viajó hasta Lombardía para recibir su “Bestia”.
No pudo elegir mejor marco: en el mismo trazado que este año inauguró el GT World Challenge 2025 powered by AWS –competencia en la que Maserati funge como Safety Car oficial–, el fabricante italiano rindió tributo a un linaje que lleva casi un siglo compitiendo curva a curva por todo el mundo.
Con las tribunas aún adornadas por los colores de los equipos GT y el eco de los motores V8 rebotando en los pinos del parque de Monza, la ceremonia pareció más una celebración de familia que un acto protocolario.
Una obra maestra de personalización
Aunque todos los MCXtrema nacen con la impronta “Tech Beast” del Centro Stile, cada unidad puede transformarse mediante el programa MCXlusiva.
El ejemplar entregado en Italia luce un llamativo acabado “gloss-on-matte” dividido en dos tonos: azul mate al frente y blanco al fondo. Sobre ese lienzo se extiende un Tridente gigante pintado en contraste, acompañado por el dorsal 44 tanto en las puertas como en la aleta trasera.
Cada trazo fue elegido mano a mano por el cliente y los diseñadores de Maserati, buscando reflejar su personalidad sin sacrificar la agresividad del conjunto. El interior sigue la misma paleta: azul oscuro dominante y fibra de carbono vista, a la que se añaden un asiento para pasajero, cámara trasera y kit de ventiladores extra.
El resultado es literalmente una pieza de arte rodante; o, como la describió uno de los ingenieros presentes, “una escultura dinámica capaz de sobrepasar los 300 km/h antes de llegar a la Curva Grande”. El esmero artesano recuerda que, aun en la era de la virtualización, en Módena el lujo sigue oliendo a cuero recién cosido y pintura pulida a mano.
Potencia y tecnología sin límites
Bajo la piel bifásica late el corazón Nettuno, un V6 biturbo de 3.0 litros derivado de los MC20 GT2, ajustado hasta erogar 730 HP. Los ingenieros dedicaron unas 200 horas al simulador dinámico y unas 1 000 horas a análisis virtuales para afinar chasis, aerodinámica y entrega de potencia antes siquiera de ensamblar el primer prototipo.
Esto permitió ajustar cada plancha de fibra y cada winglet a configuraciones de alta, media y baja carga, con el objetivo de mantener máximos niveles de agarre en trazados tan distintos como Monza o Suzuka.
No es casual que la firma lo presente como el Maserati de pista más extremo jamás fabricado. Maria Conti, responsable de Maserati Corse, lo sintetizó sin rodeos: «MCXtrema es la máxima expresión del ADN de Maserati: una mezcla perfecta de tradición automovilística, pasión e innovación incansable. Ver cómo este extraordinario automóvil cobra vida para un cliente es motivo de orgullo para toda la marca.» Quedó claro cuando el propietario presionó el botón de arranque y el V6 explotó en una sinfonía metálica capaz de hacer temblar los boxes históricos.
Una experiencia “MCXperience” exclusiva
Comprar un MCXtrema no termina con la firma del contrato. Maserati creó el programa MCXperience, un club que ofrece concierge, asistencia posventa dedicada y días de pista junto a pilotos y técnicos oficiales.
Al recibir su unidad, cada dueño obtiene un kit de competición Sparco con mono ignífugo, guantes, botas y casco diseñados a juego con el esquema de su coche.
El coleccionista norteamericano tuvo su “bautismo de fuego” ese mismo día: tres tandas de 20 minutos guiadas por Andrea Bertolini –tricampeón mundial al volante del mítico MC12– que permitieron explorar la aerodinámica activa y el frenado carbocerámico antes de liberar toda la potencia en la recta que desemboca en Variante Rettifilo.
Además, Maserati documenta cada entrega con material audiovisual de alta calidad, que los propietarios pueden editar a su gusto para redes sociales o colecciones privadas. El objetivo final es construir una comunidad que comparta datos de telemetría, setups y vivencias alrededor del planeta.
En un mercado saturado de ediciones limitadas, el MCXtrema demuestra que la exclusividad aún puede medirse en pasión genuina, artesanía obsesiva y tecnología de vanguardia. Monza, con sus viejos pórticos de hormigón y la sombra de laureles pasados, fue testigo de cómo una nueva generación del Tridente se prepara para escribir otro capítulo en la historia de la velocidad.
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