Este año Photo Forum Barcelona ofrecía, dentro de un amplio programa dedicado a la fotografía social, una conferencia con el reconocido fotógrafo británico Martin Parr.
La conferencia, con una duración de tres horas, estuvo dividida en dos partes. En la primera, Martin Parr nos hizo todo un recorrido por sus trabajos más importantes y en la segunda parte se generó un pequeño debate con los fotógrafos presentes en el auditorio, sobre el estado de la fotografía de boda actualmente.
Martin Parr hace un repaso de su obra y comienza hablando de unos de sus primeros trabajos, Los inconformistas, un proyecto que tardó 35 años en que se lo publicaran y donde retrata la cotidianidad de una comunidad metodista inglesa. “Como fotógrafo documental tengo mucha curiosidad”. Parr trata de mostrar las tradiciones a partir de las iglesias y cómo éstas se preparan para las celebraciones.
Para Bad Weather, también en blanco y negro, Parr usa una cámara y un flash sumergible, “quería retratar el mal tiempo, que es algo que preocupa mucho a los ingleses“. Allí comenzó su admiración por los accidentes, “cuando hacía mal tiempo, me iba al sitio más aburrido y más plano, así empecé a entender la subjetividad de la fotografía. La capacidad del fotógrafo de mostrar su subjetividad es la clave para entender la fotografía“.
Martin Parr admite su adicción a coleccionar fotolibros: “en la historia de la fotografía no se le ha dado importancia a los fotolibros, pero la fuerza de la fotografía contemporánea tiene, en parte, relación con su auge”. Junto con Gerry Badger, Martin Parr ha publicado tres volúmenes de The photobook: A history, donde muestra fotolibros de diferentes autores, reconocidos o no, dando importancia a las historias completas más que a la imagen única o a la expositiva. Una propuesta que plantea otra manera de contar la historia de la fotografía.
“No sólo colecciono libros, sino también objetos con la cara de Thatcher o relojes con la de Sadam”. Martin Parr nos habla del humor y de su faceta como coleccionista de objetos de souvenir: “la risa es muy importante, expresa la misma vulnerabilidad que busco en mis fotos, los cómicos nos cuentan la verdad más que nuestros políticos“.
Martin Parr descubre el color en 1982 a partir de fotografiar recepciones de hotel, pero es en The last resort, su trabajo más conocido, en el que pasó del 35 mm al formato medio y del flash a la luz natural. “Yo quiero hacer ficción de la realidad, estoy interesado en hacer fotos de algo que pueda ser muy contemporáneo, me interesa, sobre todo, el cliché“.
Martin Parr se posiciona en esa clase media de la que es origen y realiza una satírica mirada que también ha sido muy criticada por ser voyeurista, y en bastantes imágenes, cruel. Pero Martin Parr no menciona esas críticas: para él, la clase media británica siempre ha sido muy ignorada: “este trabajo me resultó una terapia“, defiende Parr, “aunque también fotografié a los votantes de Thatcher“.
Martin Parr quiso trabajar para diferentes revistas, y publicó un catálogo de moda con mujeres mayores con joyas, así como diferentes campañas para la BBC o Le Bon Marché. Pero es en 1994 y después de cierta polémica, cuando Parr entra en Magnum.
También nos habla de su atracción por el turismo de masas: “el turismo está hundiendo Venecia”. Los espacios turísticos le llaman muchísimo la atención: “La magia de la fotografía está en lo inesperado, como cuando trabajas en la calle y sabes que, si alguien mira directamente a la cámara, te arruina la foto, pero a veces, alguien mira y tu foto se convierte en increíblemente buena“.
En 1995, Parr publica British food, un trabajo sobre la comida británica, “que es horrible”. Quería acercarse más para fotografiar y empezó a utilizar un flash anular. “Pretendía mostrar los prejuicios sobre esos clichés, me encantan los clichés, los tomo como punto de partida de mis trabajos”.
Parr comenta su enfado con el Brexit, “estoy en contra de salir de la UE”; nos habla de los calcetines con sandalias muy típico de los británicos y de lo mal que preparan el té los españoles. Para después mostrarnos imágenes de su libro Playas: “para este libro, decidimos elegir el peor diseñador, luego buscamos al peor editor y a la peor imprenta. Es, sin lugar a dudas, el peor libro que he podido sacar, pero es uno de mis preferidos”.
Otro de sus proyectos más importantes es la Fundación Martin Parr, donde se puede ver parte de su colección de libros de autores que no son conocidos. El espacio está abierto al público y tiene una librería y una biblioteca.
Antes de entrar en la ronda de preguntas, Parr nos muestra imágenes de su libro Autoportrait, “llevo 30 años y ahora en la era digital puedes salir en la foto con cualquiera“. Parr nos muestra su retrato junto a Messi u otros famosos y también hilarantes autorretratos dentro de la boca de un tiburón o con vestidos estrafalarios. “Quiero hacer fotos divertidas y para eso uso la técnica comercial en la fotografía documental“.
Martin Parr responde a todo tipo de preguntas y curiosidades de los asistentes del auditorio; dice que tampoco se acerca tanto con la cámara y que no ha tenido problemas con los derechos de imagen y eso que muchas veces sus caras no están en su mejor condición. Ahora es mucho más difícil fotografiar a niños en la playa, por ejemplo, sin riesgo a que te denuncien. Pero que eso no le intimida para dejar de hacer fotos. “Estoy encantado de que sea difícil hacer fotos a desconocidos, ese nervio me gusta, esa dificultad me interesa“. Parr dice que trabaja con las clases más altas y con las más bajas, que hace fotografía comercial, pero también popular.
Le preguntan si llegará la fotografía de bodas a Magnum, “¿por qué no?, me gustaría, ahora está nominada Cristina de Middel y nos interesa gente nueva, más fotógrafas, por ejemplo. La manera tradicional de Magnum ya no funciona, los cambios que se están produciendo con el uso de facebook o instagram son muy interesantes, tenemos que ser parte de ese proceso, de ese cambio; y en ello estamos“.
En el 2008 Martin Parr cambió del analógico al digital, comenta que la mejora de comodidad es increíble, “mi relación con el flash, ahora es todo más cómodo o hacer fotos con poca luz, eso es toda un revolución, pero hay que evitar la diarrea digital“. Parr defiende que hacer fotos con película no es mejor, “todo lo que puedes hacer con película, lo haces más rápido y cómodo en digital”.
En respuesta a otra pregunta, Martin Parr comenta que suele trabajar en varios proyectos simultáneamente, y también enfatiza que es muy interesante en la era de internet ver un renacer del fotolibro y que además España es uno de los países que más aporta.
También habla de la fotografía vernácula y que no tiene ningún problema en usar fotografías de otras personas y hacer con ello un proyecto. En el descanso Martin Parr se deja fotografiar sonriente por todo mundo, acepta selfies graciosos e incluso una mujer retrata a su marido junto a Parr sujetando un muñequito en la mano.
En la segunda parte, Parr comenta que no sabía que había tantos fotógrafos de bodas presentes en la charla. Parr habla de todos los cambios, los grandes fotógrafos y muchos estilos de fotografías de bodas que existen actualmente. “Las fotos de boda están evolucionando mucho en los últimos 15 años, pero igualmente siempre está el cliché de lo romántico”.
Se produce entonces un pequeño debate, donde fotógrafas y fotógrafos de boda explican las nuevas complejidades y que la calidad no solo ha aumentado, sino que además es algo distinto.
Martin Parr habla de la perfección, “no me gusta pues no existe en la realidad, para mi es mucho más interesante ver la imperfección“. Dice que para Magnum es muy importante interactuar con el mundo, “no sólo se puede hacer fotos de boda, eso sólo te da dinero“.
Y acaba la charla con sus referentes, Robert Frank, Garry Winogrand, los fotógrafos holandeses o incluso Cristina de Middel, “tengo muchos referentes”.
A Martin Parr no se le quitan las ganas de seguir haciendo fotos, “vivimos en un mundo loco y cuanto más loco, más quiero fotografiarlo. Yo quiero registrarlo y fotografiarlo de la mejor manera posible“.