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martes, noviembre 5, 2024
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Marie Sordat, paréntesis de tiempo para vivir en ellos

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El filósofo de moda, el coreano afincado en Alemania, Byung-Chul Han, se ha dedicado a analizar las nuevas tecnologías de control y poder del capitalismo neoliberal. Un sistema de dominación que nombra psicopolítica y que ha surgido con el advenimiento de internet y las redes sociales.

“La psicopolítica es una política inteligente que busca agradar en lugar de someter”. Una nueva política del “me gusta”, un nuevo capitalismo de la emoción que ludifica todos los aspectos de la vida y que lleva a la optimación personal y a la autoexplotación.

Swan Song Part II de Marie Sordat

Los títulos de sus libros: En el enjambre, La sociedad del cansancio o La sociedad de la transparencia dan cuenta de la profunda transformación en los usos y costumbres tanto en la vida cotidiana como en el mundo del trabajo.

Sus reflexiones también tienen implicaciones en el mundo del arte y la estética, en especial, aquellas relacionadas con las nuevas rutinas sociales de la fotografía y con los dispositivos telefónicos de captación de imágenes.

Es en su estudio La salvación de lo bello donde se centra en estas cuestiones sobre la belleza. Según Han: “Lo bello digital constituye un espacio pulido y liso de lo igual, un espacio que no tolera ninguna extrañeza, ninguna alteridad, ninguna negatividad”.

Una falta de “negatividad” que contrapone al exceso de positividad, “un exceso de estímulos, informaciones e impulsos”. La sociedad positiva no admite ningún pensamiento negativo. Prefiere no enfrentarse al sufrimiento o al dolor.

El símil fotográfico le viene a la perfección. “En la fotografía digital está borrada toda negatividad, ya que no necesita ni la cámara oscura ni el revelado. No la precede ningún negativo. Es un puro positivo”… “la fotografía digital va unida a una forma de vida que se despoja de la negatividad”.

MotherLand de Marie Sordat

Parece que la fotógrafa francesa, residente en Bélgica, Marie Sordat, no podría estar más de acuerdo. “Mis imágenes, parten de negativos, necesito vivir con ellas”. “El laboratorio sigue siendo un lugar mágico, con su luz roja, los productos químicos. Las imágenes escapan de la virtualidad de la pantalla, tocan el papel”.

Sus palabras no se refieren tanto a un mero procedimiento técnico sino a su relación con el tiempo y su rechazo a la inmediatez. “No estoy en contra de lo digital, todo lo contrario, pero prefiero un pensamiento medido antes que un gesto automático. El botón con el icono de un cubo de basura en las cámaras, por ejemplo, es una herejía absoluta para mí. Las imágenes no tienen tiempo para respirar, para ser vistas con calma”.

Byung-Chul Han asentiría y contestaría: “Los sentimientos son narrativos. Las emociones son impulsivas.” “La aceleración y la hiperactividad no permiten una mirada reflexiva.”

Swan Song Part II de Marie Sordat

Después de estudiar en una escuela de cine y centrarse en el montaje, Marie Sordat descubrió que el proceso fotográfico era más afín con su personalidad, debido a su ligereza en comparación con la producción de una película. Al fin y al cabo, el proceso de edición de un trabajo fotográfico y el uso de película de 35mm no difieren tanto de las herramientas de un director de cine.

MotherLand by Marie Sordat

Profesora de fotografía en la escuela Insas de Bruselas, su obra forma parte de distintas colecciones francesas y belgas. En el 2012 recibió el Premio del Jurado del Virginia Price por su serie MotherLand.

Este trabajo marcó las pautas que Marie Sordat ha ido desarrollando a lo largo de estos años. En su página web podemos leer que las fotografías que conforman la serie MotherLand fueron tomadas en varios países: Bélgica, Bosnia-Herzegovina, Francia, Italia, Georgia y Estados Unidos, entre los años 2009 y 2012.

Marie Sordat abandona toda búsqueda documental, también toda intención autobiográfica. “Mi objetivo era retratar el silencio y la falta de comprensión”, subraya, y continua: “15 piezas que dicen lo que no me es posible expresar con palabras”.

Muchos fotógrafos contemporáneos parecen renunciar a la prescripción de Aristóteles y su Poética: unidad de tiempo, unidad de lugar y unidad de acción. El qué, dónde y cuándo del ámbito documental y fotoperiodístico. La lógica de las imágenes debe buscarse más en algún tipo de armazón conceptual o hilazón poética.

Motherland es un viaje al corazón del invierno. Un viaje más alegórico que geográfico. Un recorrido interior más que un paisaje externo y real. Un reencuentro con nuestra “matria”. El espacio helado de los intersticios del ser humano. Un refugio congelado en plena intemperie emocional. Sus trabajos posteriores ahondan en la misma dirección. Álbumes que se construyen sobre el ritmo musical de las fotografías, con un orden más poético que conceptual.

Walking after midnight de Marie Sordat

En Swan Song Part II continúa rehuyendo los espacios concretos para articular mejor un paisaje íntimo. Una búsqueda de unidad, de un cobijo contra el caos y la violencia de la realidad. Ella misma dirá: “estoy buscando un lugar en el mundo y espero encontrarlo a través de estas imágenes”.

Un lugar, un poema en el que habitar. Un círculo polar cuyo centro esté en todas partes. Es decir, una pura descentralización. Una descentralización del viaje y de la vida que la excelente poeta asturiana Laura Casielles describe en este poema recogido en su libro Los idiomas comunes.

Descentralizaciones (II)

No hacemos esto por ninguna cosa.
No tenemos hoja de ruta.
Si se fían de nosotros, deberán creer
que nadie lo hizo antes.

Simplemente,
arrancamos
paréntesis de tiempo para vivir en ellos
como quien arranca hojas que crecieran de nuevo al instante.

Los pasamos así,
en la ternura,
y a la hora de volver
intentamos ser fuertes.

No vamos a ninguna parte.
No pedimos nada.
No nos puede salir ni bien ni mal. 

En el año 2015 apareció su fotolibro Empire publicado por la editorial Yellow now. En él recupera y resignifica todo su trabajo anterior dentro de un marco mucho más amplio. El conjunto de imágenes parece en un primer momento presentarse de forma caótica para luego, lentamente, desvelar una estructura de sentido. Una construcción de esos “paréntesis de tiempo” de los que Laura Casielles habla en su poema, unos espacios en los que habitar.

Las fotografías se presentan como fotogramas de una película sin argumento claro, una película de misterio que nunca se resuelve. Imágenes cuadradas, imágenes en disposición vertical y disposición horizontal. Fotografías en blanco y negro de alto contraste y una profunda granulación pero también pequeños trazos de color. Un color tembloroso bañado por la luz artificial del tungsteno.

Un tratamiento de la imagen siempre coherente a pesar de la diversidad. Es a través de esta unidad formal con la que alcanza la cohesión de su mirada. La figura humana es muy importante en la fotografía de Sordat, pero parece que los hombres y mujeres retratados quieran ocultarse en su propia sombra. Cuerpos fantasmagóricos y caras nebulosas a punto de la desaparición, aunque siempre llenas de carnalidad. Una suerte de personajes alegóricos que se mueven en un mundo melancólico y trémulo, totalmente inestable.

Swan Song Part II de Marie Sordat

Las fotos son bellas y fascinantes. Dibujan un viaje oscuro que no desdeña los momentos de luz y ternura. Su trazo es duro en algunos momentos pero también hay lugar para la dulzura. Niños que corren, que sueñan, que miran a cámara protegidos por el abrazo de sus padres. Animales ovillados en su pereza, a veces con rostro triste, perdidos y desamparados en la calle.

El espectador puede sentir como corre el miedo por su espinazo para luego sentir un abrazo muy cálido. Un mundo negro y luminoso. Un mundo lleno de peligros y mágico a la vez. “Una buena fotografía no es solo un rectángulo donde una serie de elementos se colocan de una manera placentera al ojo, es, por el contrario, una suma inagotable de emociones, historias, información de sueños”, comenta Marie Sordat.

Le gusta jugar con la tensión narrativa a partir de la estructura clásica del cuento tradicional: presentación, nudo y desenlace. Como si se tratase de un cuento de hadas con sus personajes recurrentes, figuras infantiles, ogros, lobos y princesas.

Formas que remiten al miedo primordial de la pérdida. Miedo a la soledad y a la ausencia. Miedo a la muerte. Y por encima de todo, el amor a la vida. “Construyo todo mi trabajo después de los disparos […] Puedo ir a buscar negativos de quince años atrás y volver a insertar una imagen en una serie reciente”.

MotherLand de Marie Sordat

En sus fotografías podemos sentir el influjo de la obra de Anders Petersen, Antoine d’Agata o Michael Ackerman que tanto han marcado a la generación de Marie Sordat. A modo de ejemplo podríamos citar al fotógrafo turco Yusuf Sevincli o al fotógrafo de origen indio Sohrab Hura. Una tradición que empezaría mucho antes con Robert Frank y que continuaría con los experimentos formales del grupo japonés que se formó alrededor de la mítica revista Provoke: Moriyama, Takahima y Takanashi.

Marie Sordat ha comisariado una exposición que traza la evolución de esta línea estética que arranca de la de década de los 50 del siglo XX hasta la actualidad. La muestra Eyes Wild Open está programada para el 22 de febrero hasta el 22 de abril de 2018 en el Museo Botánico de Bruselas.

Se podrán ver fotografías de Anders Petersen, Paulo Nozolino, Robert Frank, Ackerman, Dolores Marat, etc. Un diálogo visual de 70 años de historia de la fotografía. Una historia de lo que ella denomina fotografía inestable o trémula. El catálogo de la exposición será editado por la editorial André Frère.

wan Song Part II de Marie Sordat

Antes de finalizar este artículo debemos enfrentarnos a la pregunta de por qué Empire. ¿De dónde surge el título del trabajo de Marie Sordat? ¿Por qué añadir más confusión a la confusión? ¿Qué sentido tiene este título? ¿Imperio?

Volvamos a Byung-Chul Han. El filósofo coreano nos diría: ¿no es la globalización una continuación del Imperio por otros medios? ¿Acaso no es la globalización una nueva dialéctica del amo y el esclavo? ¿Un nuevo sistema de dominación? ¿La lucha íntima de Marie Sordat contra sus miedos también habla de nuestros miedos como sociedad? ¿Hay una intención política en su trabajo?

Confía en tus imágenes” –contesta Marie Sordat– “dicen mucho sobre ti”.



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