2018 no está siendo un gran año para Facebook. La red social se ha enfrentado en el primer semestre del año a una escalada de escándalos. El año arrancaba ya con críticas de marcas y medios, que acusaban a la compañía de limitar por completo el alcance de sus contenidos (había cambiado el algoritmo y había lastrado el alcance orgánico de estas páginas), y siguió con el gran escándalo en datos y en uso de información, nacido al calor del propio escándalo de Cambridge Analytica.
Los usuarios de la red social empezaron a preocuparse por lo que estaba ocurriendo con la información que compartían en Facebook. Aunque los movimientos como ‘delete Facebook’ no tuvieron el eco que podría haberse esperado (quienes borraron realmente su perfil en la red social no fueron al final tantos usuarios), Facebook sí se ha visto arrastrada por una caída de popularidad y por un desencanto entre sus usuarios. Facebook está empezando a pagar el precio de sus escándalos.
Pero los escándalos y el efecto que han tenido sobre la red social están haciendo olvidar – o alejando del foco del análisis – otra cuestión a la que Facebook lleva ya algún tiempo viéndose arrastrada y que se podría convertir en un problema igualmente muy serio para la compañía.
Facebook sigue, en números en bruto, creciendo en usuarios. Sin embargo, este crecimiento no está siendo generalizado. Si Facebook crece es porque está logrando posicionarse de un modo mejor entre los usuarios de más edad, pero lo mismo no le está ocurriendo con los usuarios más jóvenes. Para los adolescentes, Facebook ha dejado de ser atractivo.
Un retroceso de 20 puntos porcentuales
El último estudio sobre la materia está mostrando una caída dramática en el uso de Facebook entre los adolescentes. Según los datos del Pew Research Center – que se basan en una muestra estadounidense – los adolescentes usan cada vez menos Facebook, especialmente si se compara con las cifras de uso de otras redes sociales.
El 51% de los jóvenes entre 13 y 17 años usa esta red social, una cifra mucho más baja que el 71% que usaba Facebook en 2015. La cantidad también es inferior a quienes usan YouTube (85%), Instagram (72%) y hasta Snapchat (69%). Tanto Instagram como Snapchat tenían cifras mucho más bajas (52 y 41% respectivamente) en 2015.
Facebook ya no es un rito de paso
Además, no solo se ha perdido fuelle sino también cierto capital emocional de lo que supone entrar en Facebook. Como explica a The Guardian un analista de eMarketer, analizando lo que ocurrió con sus propias hijas, hace unos años abrirse una cuenta en Facebook en cuanto era posible era «un rito de paso». Sin embargo, ahora a la misma edad no hay mucho interés por Facebook.
Facebook ha dejado de ser cool y ha perdido tirón. El problema no es nuevo, pero los últimos números muestran que quizás está entrando en fases críticas. Los adolescentes han empezado a pasar de Facebook porque han dejado de considerarla un entorno atractivo, han visto cómo se llenaba de usuarios de mayor edad (y no solo sus padres sino hasta sus abuelos han aterrizado en la red social) y han dejado de encontrar en la red social lo que les gusta. Las funcionalidades de moda han arrancado o están presentes en las otras redes sociales, aquellas en las que los adolescentes sí empiezan a estar presentes.
Para la red social este es un problema serio, no solo porque ahora tenga un vacío de adolescentes sino también por cómo esto impactará en sus posiciones futuras. Facebook está perdiendo así relevo generacional y, sobre todo, está perdiendo a los que serán mañana los jóvenes adultos a los que todas las marcas y empresas quieran seducir con su publicidad.