Cada año, Google elimina de entre los anuncios que intentan posicionarse usando su plataforma publicitaria unas cuantas opciones. Esta cuestión es, en realidad y de entrada, una decisión de negocios de Google y una de esas cosas que atañen a la empresa, pero, de una forma más amplia, el número de anuncios bloqueados y las razones por las que los bloquea permiten ser mucho más eficientes a la hora de comprender lo que está ocurriendo en el mercado.
La última estadística de Google sobre cuántos anuncios ha tenido que eliminar de su red publicitaria en 2017 muestra un ascenso de la publicidad de mala calidad o engañosa. En 2017, Google penalizó 3.200 millones de ‘malos anuncios’, según los datos que la propia compañía ofrece a cierre de año. La cantidad es abrumadora y muy elevada, pero también en cierto modo preocupante, al menos si se compara con lo que se registró en el año anterior. La cantidad de anuncios que han sido baneados en 2017 es muy superior a los 1.700 millones de anuncios que Google prohibió en 2016.
Hay que tener en cuenta que estos anuncios son los que Google no dejó que empleasen su red de publicidad, pero esto no necesariamente quiere decir que desapareciesen de la red. Google tiene la red de publicidad online más amplia y más poderosa, pero no es la única existente y estos anuncios problemáticos pueden – en teoría (y en verdad, teniendo en cuenta las experiencias de navegación que se han vivido y las quejas de medios y anunciantes en los últimos tiempos) – encontrar otra manera para llegar al usuario.
A estas cifras hay que sumar el bloqueo de 79 millones de anuncios que enviaban de forma automática a los internautas a sites con malware y a la eliminación de 400.000 sites no seguros, en los números de Google.
Lo que lleva a ser bloqueado
¿Pero qué es exactamente lo que hace que un anuncio sea considerado malo y que por tanto no pase el control de acceso? Al fin y al cabo, todos nos hemos cruzado navegando con algún anuncio de una calidad no muy buena. De entrada, la primera razón para considerar algo malo es la que se apuntaba en el párrafo anterior. Si un anuncio va a redirigir al internauta a un site con malware, es un mal anuncio.
Pero esa no es la única práctica que Google considera mala. Los anuncios que utilizan estrategias de engaño para hacer clic son unos de los que entran dentro de la lista negra (y fueron 66 millones en 2017), como también aquellos que intentan que el internauta se instale algún tipo de software no deseado (48 millones). Estos anuncios engañan a los usuarios haciéndoles creer según que cosas para captar su clic o su descarga.
La lista de anuncios que también se han prohibido se completa con todos aquellos que se desactivaron mientras intentaban hacer creer a los internautas que eran información, cuando en realidad eran mensajes publicitarios. En el argot de la publicidad online, lo que estos mensajes publicitarios hacen se llama tabloid cloaking. Emplean palabras clave concretas para hacer pensar a los robots que son sites de noticias (y que por tanto los acepten) cuando en realidad una vez que el internauta está dentro les lleva a un espacio en el que se les intenta vender algo, como pueden ser productos milagro.
Los problemas y las violaciones no han sido solo de los anunciantes, sino también de los propios medios que intentan usar la red publicitaria para hacer caja. Google también ha bloqueado en su red a unos 12.000 sites por duplicar y copiar contenidos de otros medios o por emplear prácticas de web scraping.