Una de las grandes víctimas de los algoritmos ha sido, en los últimos tiempos, las noticias y, con ellas, los medios de comunicación. Las noticias han caído víctimas de los algoritmos que controlan lo que se sirve y lo que no en los feeds de las redes sociales. El último cambio que ha puesto en marcha Facebook ha penalizado a las páginas de los medios, que perderán peso frente a las actualizaciones de amigos y familiares. Pero lo hecho es que este no es el único elemento que los algoritmos han introducido en el día a día informativo. Los algoritmos se han apropiado también de muchas más cosas, como por ejemplo la agenda haciendo que al final se hable de las mismas cosas.
Pero lo cierto es que los algoritmos, que se han convertido en la nueva gran pesadilla de los medios de comunicación, podrían usar los medios de comunicación para comprender qué es lo que deben hacer y lo que no, ya que muchos de los retos a los que tienen que enfrentarse en la gestión de la información son los que en su momento tuvieron que asumir los medios de comunicación. Las grandes preguntas que se hacen sobre cómo los algoritmos afectan al acceso a la información son las grandes preguntas que tradicionalmente se han hecho los medios, sus gestores y los organismos que se encargan de su gestión.
Por ello, y como recuerdan en una columna en AdWeek, los algoritmos y – sobre todo – el entorno en el que estos están sumidos deberían aprender unas cuantas lecciones de los medios de comunicación.
Verdad y exactitud
Es bastante difícil convertir la verdad en una fórmula matemática y por tanto se podría decir que es imposible (o al menos eso es lo que nos dejan entender en la columna) crear un algoritmo para la verdad. Esto supone que, en el estado actual de las cosas, los algoritmos necesitan también el trabajo humano. Necesitan al periodista o al gestor de información que se encargue de hacer un trabajo de filtrado y que ayude a definir qué fuentes son realmente valiosas, cuáles se ajustan realmente a esa idea de verdad y de exactitud.
Independencia
Quizás este es uno de los riesgos más problemáticos de este nuevo universo de los algoritmos. ¿Comprenden realmente las redes sociales, por ejemplo, el efecto que puede tener dejar la gestión de la información a los algoritmos? Los contenidos extremistas y polarizados y los que tienen titulares clicables han sido los que se han posicionado mejor en el entorno gestionado por algoritmos. Los últimos años han hecho daño a la independencia de la información, a la que han convertido en más esclava del clic que nunca.
Imparcialidad
O la regla básica del periodismo: las historias tienen que ser contadas con varios puntos de vista de por medio. Los algoritmos tienen que ser capaces de romper con las ‘burbujas de filtro’ y las cámaras de eco que crean.
Ser humano
Los algoritmos no son humanos, pero sus efectos sí lo son, por lo que es importante que alguien esté midiendo lo que ocurre para actuar cuando un error ocurre o cuando el algoritmo está causando daño.
Responsabilidad
Y es que, muy ligado al punto anterior, alguien tiene que ser responsable de lo que ocurre y alguien tiene que asumir lo que los algoritmos pasan. Los medios son responsables de lo que publican, pero ¿qué ocurre cuando son algoritmos los que ordenan la información? Ese es el gran tema de debate y, en la columna, se recuerda que quizás los dueños de los algoritmos deberían asumir responsabilidades por lo que estos hacen.