Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las redes sociales son las noticias falsas y los rumores, que circulan a través de ella de una forma casi brutal y que llegan a audiencias masivas. El impacto que estas han tenido en decisiones de cariz político han hecho que las noticias falsas se hayan convertido en una suerte de gran preocupación en el entorno de quienes toman decisiones, aunque en realidad el efecto que estas pueden tener llega a muchas más áreas y debería preocupar a muchos más terrenos. Para las marcas y para las empresas, las noticias falsas y la velocidad a la que se comparten los rumores y las especulaciones son también un gran trastorno, ya que pueden llevar a que se establezcan datos erróneos sobre ellas y que atacan a su propia identidad.
Pero ¿cómo se comparten las noticias falsas y sobre todo cómo se comparten en relación con aquellas que no lo son? Esta es la gran pregunta que se han hecho los responsables de un estudio elaborado por expertos del MIT, que se han sentado a analizar cómo se comparten y se distribuyen las noticias falsas.
El estudio ha partido de lo que ocurre en Twitter, en el que siguieron la distribución de todas las grandes noticias que se distribuyeron en inglés. En total, fueron unas 126.000 historias tuiteadas por 3 millones de usuarios en 10 años. El estudio se ha centrado en lo que ha ocurrido en Twitter porque la compañía les ha dado acceso a los datos, pero sus conclusiones se pueden aplicar a cualquier red social.
Y esas conclusiones son muy preocupantes: según lo que han descubierto los data scientists responsables, las noticias falsas se comparten mucho más rápido que las de verdad. «Parece bastante claro que la información falsa tiene mejores resultados que la información real», explica Soroush Vosoughi, líder del estudio.
No es culpa de los bots
Este boom de la información falsa no está, además, ligado al boom de los bots en redes sociales (y cuyo ‘silenciamiento’ ha arrancado Twitter para luchar contra las noticias falsas), sino más bien – según los expertos – con la «naturaleza humana».
De hecho, los expertos creen que las noticias falsas funcionan tan bien por dos razones. La primera es que parecen más novedosas que las verdaderas, porque habitualmente rompen con la tónica dominante del mensaje. Son diferentes a lo que el usuario ha estado viendo en su timeline en los 60 días previos.
Por otra parte, las noticias falsas establecen una conexión emocional diferente. Según los analistas, evocan mucha más carga emocional que un tuit medio, lo que lleva a que generen más sorpresa y más disgusto de lo que puede generar un tuit ‘de verdad’.
Los números del estudio
Las noticias falsas se difunden más rápido, llegan a más gente, penetran más profundo y se distribuyen con mucha mayor agilidad que las que no lo son. Esas son las conclusiones del análisis. Una historia falsa llega a 1.500 personas seis veces más rápido de lo que lo hace una historia verdadera y las noticias falsas tiene un 70% más de probabilidades de ser retuiteadas de las que tienen las noticias reales.
Las noticias de verdad no logran llegar a superar las cadenas de 10 retuits, mientras que las falsas alcanzan a los 19 (y lo hacen además 10 veces más rápido de lo que a la noticia de verdad le llevó llegar a sus 10 retuits). Las cadenas de retuits son una de las maneras en la información se distribuye en Twitter. Es el alguien tuitea algo, otro lo retuitea y de ese otro se va llegando a más audiencia.
Los datos también demuestran que las mentiras políticas se comparten a velocidades mucho ‘mejor’. Las noticias falsas obtienen mejores resultados que las verdaderas en todos los temas y disciplinas, desde ciencia y tecnología a entretenimiento, pero logran sus mejores resultados en política.