En el mundo de la fotografía digital, los sensores más comunes de las cámaras de objetivos intercambiables son los de formato APS-C y los llamados de “formato completo” (24×36 mm), si bien también existen captores de formato medio hasta un tamaño de 53 x 40 mm –equivalentes a los 6 x 4,5″ en fotografía analógica–, como los que encontramos en las onerosas Hasselblad H6D-100c o Phase One IQ3, reservadas al sector más profesional.
El informático Bill Charbonnet, ubicado en Santa Clara (Estados Unidos), se embarcó hace algo más de cuatro años en un proyecto que pretendía sobrepasar este límite de tamaño en los captores digitales. Creó la compañía LargeSense LLC, y hace apenas unos días anunciaba la que es la primera cámara digital de gran formato del mercado de tipo single shot, es decir, que toda la información de su superficie es leída en una sola vez; la lectura por secciones del mismo –ya existieron respaldos de barrido, tipo escáner– habría dificultado fotografiar objetos en movimiento, así como el uso de flashes, en palabras de la propia firma.
Bajo la denominación de LS911, el “artefacto” equipa un sensor CMOS de 9 x 11″, es decir, de aproximadamente 23 x 28 cm. Si comparamos su superficie, estamos hablando de un tamaño casi 50 veces superior al de un captor de formato medio como el que encontramos en las Fujifilm GXF 50S o la Hasselblad X1D-50c, tal como hace constar la compañía en sus comparativas.
Pero seguramente el aspecto más sorprendente es su resolución de solo 12 Mpx –entendemos que debido a las dificultades técnicas de conseguir una densidad mayor en un captor de esta superficie–, pero que se traduce, por otro lado, en un gigantesco tamaño de píxel de 75 µm. La comparativa en este aspecto es todavía más significativa.
Se trata de un sensor de tipo monocromo, sin filtro de color asociado; sin embargo, mediante el uso de filtros de color, es posible crear una imagen en color a partir de la combinación de tres capturas. El formato de las imágenes puede ser JPEG, TIFF, DNG o RAW, y dispone de una memoria interna de 900 GB así como de puertos USB 3.1 y lector de tarjetas SD y CompactFlash. Además, la cámara está equipada con un módulo Wi-Fi para facilitar su operación, que se gestionará a través de una interfaz web HTML mediante cualquier dispositivo compatible –ordenador, tablet o smartphone–.
En cuanto a su sensibilidad, es posible escoger entre dos niveles nativos, ISO 2.100 e ISO 6.400. Asimismo, es capaz de grabar vídeo 4K –3.840 x 2.160 píxeles– con una cadencia de 26 fps –progresivos– gracias a su obturador electrónico, tal como podemos apreciar en la siguiente muestra oficial. Mediante pixel binning 2×2 es posible alcanzar los 70 fps.
Este obturador electrónico permite el uso de ópticas sin obturador central, así como de cualquier óptica clásica cuyo círculo de imagen sea lo suficiente grande.
Habrá que tener en cuenta también aspectos como la limpieza del sensor, sobre todo para un captor de tal tamaño. Según LargeSense, el respaldo es fácilmente desmontable para proceder a su limpieza, y además incorpora un fotograma en blanco de referencia en su software para detectar el polvo y la suciedad en el sensor antes de iniciar una sesión fotográfica, ello al estilo de cámaras de Leica o Pentax por poner solo dos ejemplos. Otro punto en el que hacer hincapié son los efectos del rolling shutter, aunque según los tests de la compañía los resultados de este son satisfactorios.
En definitiva, una cámara singular, tanto por su tamaño de sensor como por su resolución, por la que habrá que pagar un precio en consonancia, que está estimado en 106.000 $ –sin impuestos–.
Más información en la nota de prensa oficial y en la página de producto del LargeSense LS911.