Aquí tenemos un amor especial a lo espacial, no lo podemos negar, y nos empeñamos en recordar casi cada vez lo que es capaz de conseguir nuestro empeño y sed de conocimiento. Pero entonces viene una noticia y nos hace la del cuento de la lechera (o más bien de la Vía Láctea): la NASA cancela el desarrollo del único rover destinado a la Luna.
Y decimos la NASA porque esta vez no se debe a ninguno de los recortes del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que ya nos han hecho hablar previamente de recortes e incluso del ocaso de la Estación Espacial Internacional. ¿Qué ha pasado desde aquel gran paso para la humanidad? ¿No era la Luna el objetivo de moda entre las agencia espaciales? Veamos qué ha pasado con el astro selénico y la agencia estadonidense.
Lo que estamos haciendo
Sí, hace un tiempo hablábamos de que nuestro satélite vecino se estaba convirtiendo en una moda entre las agencias espaciales y en Magnet lo dijeron así de claro ya en 2017: hay una nueva carrera espacial hacia la Luna. No sólo de NASA entiende la exploración espacial y las agencias de países como Japón, India, Rusia y China también han mostrado interés en reconquistarla revisitarla.
Las principales razones: los descubrimientos que siempre aporta cada misión, la cercanía y que se percibe ya como los gobiernos huelen la posible explotación de recursos en el satélite. ¿Qué recursos? Pues aunque parezca yermo, el caso es que el helio-3 (un isótopo del helio) abunda la Luna (y todo lo contrario en nuestro planeta) y es una fuente de energía casi ilimitada y no contaminante al ser un combustible potencial para la fusión nuclear.
No obstante, de momento no se han plantado las excavadoras en ella. Lo que sí se puso en marcha es el Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), que a vista de satélite nos permite conocer mejor la superficie de la Luna gracias a sus cámaras de alta resolución. Hace poco de hecho os mostrábamos aquí un espectacular vídeo en 4K hecho a partir de sus recursos.
Lo que no haremos
No, Estados Unidos no va a ignorar a la Luna (no podríamos por mucho que lo intentásemos, aunque nunca se sabe habiendo terraplanistas), pero parece que por parte de la NASA no es prioritario que el primer rover pise la Luna o que ponga el pie en ella de nuevo en ella tras más de 35 años (desde el Apollo 17 en 1972). No hubo mucha explicación sobre el motivo, pero el hecho es que la misión Resource Prospector (RP) fue cancelada para nuestra sorpresa y la de los propios científicos, como apuntaron en Phys.org.
El propósito de RP era llegar donde otras naves no llegan: a la superficie lunar y a conocer bien su composición. La misión se centraba en examinar el agua en forma de hielo que se forma en el satélite durante un periodo de tiempo para aprender más sobre su consistencia y en qué cantidad se encuentra, dado que no se sabe demasiado acerca del hielo lunar.
Esto es importante sobre todo de cara a todo lo que se ha planteado en el satélite: ir hasta él sin billete de vuelta. Vimos que aún no estamos preparados para algo así, pero eso no mengua las ganas y los proyectos de establecerse permanentemente en la Luna, intención que han manifestado otras agencias además de la NASA como comentábamos en el punto anterior.
Pese a ello, de momento la misión de la NASA está parada, pese a que el propio Trump incluyó en la nueva directiva para la agencia espacial el objetivo de que se volviese a pisar la Luna (y con los pies, los de astronauta, no con las ruedas especializadas de un rover). Y también pese a que un grupo de científicos, entre los que se encuentra el Lunar Exploration Analysis Group (LEAG), que asesora a la mismísima NASA en exploración lunar, escribió a James Bridenstine (administrador de la NASA) para que se revocara la decisión sobre la misión.
De esto se hicieron eco en The Verge, quienes contaron con la opinión del Phil Metzger, físico planetario que forma parte del equipo del proyecto (y confirmó la cancelación al medio). Para éste los problema empezaron cuando el proyecto cambió de directiva y con ello de fuente de fondos, disminuyendo en prioridad, recalcando pues que parece un tema económico.
Por qué lo deberíamos hacer
Explica Metzger que la misión habría acompañado la exploración humana informando sobre todo lo que aconteciese en la misma. Exploración que se plantea(ba) en torno al estudio geológico del satélite, así como el desarrollo de nuevas tecnologías para aprovechar sus recursos, de modo que puedan crearse depósitos de agua o hielo aprovechables para lanzamientos y futuras misiones.
De ahí que el RP sea un posible motor para esa economía lunar que ya hemos visto planteada incluso a nivel de publicidad en el satélite, pero a nivel de minería y energía. En The Verge leíamos que hay numerosas empresas interesadas en explotar de este modo el satélite con la idea de poder suplir de combustible a cohetes y naves (con el helio-3), reduciendo costes y facilitando los viajes a Marte, pero para eso primero hay que conocerla bien de cerca, y no rover, no party.
También interesa conocer bien la geología para esas posibles bases lunares que comentábamos antes, y también teniendo en cuenta que «el spin-off de la ISS» será en la Luna, con una nueva estación espacial Lunar que orbitará el satélite desde 2025 (si no pasa nada). Sea por conocimiento o sea para llevar eso que tan bien sabemos hacer a nuestro astro vecino (la explotación de recursos naturales), parece que será la JAXA la que ponga primero su vehículo explorador en la Luna (en 2019), así que en un año saldremos de dudas de quien se lleva el rover al agua.
Imagen | NASA
En Xataka | Publicidad en la Luna: así es como tiene previsto iniciar la «economía lunar» una empresa aeroespacial japonesa
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Xataka
por
Anna Martí
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