Es bien conocido el afán de Leica por presentar múltiples versiones de sus cámaras, a veces “simples” ediciones limitadas con nuevos acabados exteriores pero que mantienen intactas las características internas de estas. En este caso, la nueva Leica Q-P se enmarca en la familia de cámaras “P”, un distintivo usado por la firma alemana para identificar sus modelos más profesionales y discretos.
Exceptuando la M4-P, las versiones “P” de la era digital se caracterizan por la eliminación del distintivo logo circular rojo de Leica, que deja paso al grabado en cursiva de la marca en el panel superior, más discreto. Es el caso de la M-P o de la más reciente M10-P, que presume además de disponer del disparo más silencioso entre todas las Leica M jamás fabricadas. Una “discreción” que incluye un sobrecoste de unos 500 €.
El mismo incremento de precio habrá que pagar por la recién anunciada Leica Q-P, que sigue los mismos pasos que sus hermanas, pero tomando como base la Leica Q original anunciada hace ya más de tres años. La nueva versión “P” incluye también un acabado exterior en negro mate más discreto, para hacer honor a su nombre.
Al igual que sus homónimas, la Leica Q-P es idéntica a la Leica Q en cuanto a especificaciones técnicas se refiere. Afortunadamente, esta última incorporaba ya, en el momento de su presentación, unas características de alto nivel –poco menos se podía esperar por el precio, por otro lado–. Destacaba, por ejemplo, el visor electrónico de alta resolución –3,68 millones de puntos– o la pantalla táctil de 3″.
En su interior, encontramos el ya conocido sensor CMOS de “formato completo” (24×36 mm) de 24 Mpx acompañado de un procesador de imagen MAESTRO II, capaz de ofrecer un rango de sensibilidades nativo de ISO 100 a ISO 50.000. A nivel de óptica, dispone de un objetivo angular de focal fija no intercambiable, el luminoso Leica Summilux 28 mm f/1.7 Asph., con sistema de obturación central.
El barrilete cuenta con un anillo de aperturas y un sofisticado aro de enfoque que, a diferencia de muchos otros, no se trata de un sistema “sin fin” o by wire al activar el modo manual, sino uno clásico con tacto mecánico al estilo de Leica.
Entre sus puntos débiles, encontramos un desfasado sistema de autoenfoque por contraste de 49 zonas, pues el sensor no dispone de píxeles de detección de fase. El tiempo mínimo de obturación mecánica es de solo 1/2.000 s –recordemos que no se dispone de obturador planofocal– pero gracias al obturador electrónico podemos llegar a los 1/16.000 s.
Por otro lado, la Leica Q-P –al igual que el modelo original– incorpora conexión Wi-Fi, que permite conectarse inalámbricamente a la app móvil FOTOS. El vídeo, por su lado, sigue estando limitado a una resolución FHD.
La Leica Q-P ya se puede reservar a un precio de 4.600 €.
Más información en la nota de prensa oficial y en la web de Leica.