El director Matt Reeves cierra la trilogía de precuelas de ‘El planeta de los simios’ con una magistral muestra de cine fantástico digna de premios de la academia. Una aproximación de género de alto concepto en la que no sobra nada y todo está colocado en el lugar que corresponde. Nos adentramos en las influencias de las que bebe, incluyendo alguna muestra extra con la que tiene más de un elemento en común.
Se ha evitado plantar Spoilers o detalles importantes de la trama, pero puede que la asociación con las películas que se detallan revele algún detalle argumental que alguien prefiera no saber.
‘Los Diez mandamientos’ (1956)
Una de las principales fijaciones del combo creativo de la película ha sido el cine bíblico. Puede que la referencia más obvia sea esta pieza del éxodo que trata, igual que esta tercera parte, de un pueblo oprimido, de un líder liberador, e incluso de plagas de castigo divino (recordemos la razón de la extinción de los humanos) y la figura de César, en definitiva, se muestra como un Moisés simiesco, que nació entre humanos para comandar la rebelión de los suyos al igual que el hebreo que fue criado entre egipcios para rebelarse contra Ramsés.
El arco total es tan épico que, efectivamente, tiene connotaciones casi bíblicas, pero otra conexión oculta es que el Moisés de la película de Cecil B. DeMille fue interpretado por Charlton Heston, el humano en ‘El planeta de los simios’ clásico. El actor también parece influir en la actuación de Andy Serkis, que dota al protagonista de un carácter rudo, poco simpático pero noble en el que encajaría perfectamente el Heston de los setenta.
‘El puente sobre el río Kwai’ (1957)
Cuando hablamos de cine bélico, hay una tendencia inmediata pensar en batallones armados en el campo de batalla, pero lo cierto es que hay otro tipo de películas de guerra que se desarrollan en emplazamientos alejados del campo de batalla. Como por ejemplo, los campos de trabajo del enemigo. Prisioneros construyendo un puente y su representante negociando con el mando enemigo resuenan con fuerza en el argumento de la nueva película de Matt Reeves. Además la perspectiva de grandes panorámicas conecta con David Lean a nivel de autor e incluso cambia el formato de la segunda entrega para alcanzar esa majestuosidad de horizontes inalcanzables.
‘Espartaco’ (1960)
Puede resultar bastante obvio, pero este péplum de Stanley Kubrick resulta fundamental para entender el cine sobre revoluciones en Hollywood. La figura idealizada de César por los suyos, su posición firme contra los humanos opresores y figura de líder de esclavos ha sido tomada por Reeves expresamente de aquí. La imaginería de la cruz de este clásico recuerda al trato que da el deleznable grupo de humanos a algunos simios prisioneros. La curiosidad: Espartaco coincidió en el tiempo con Julio César, el político romano que inspiró el nombre del guerrero jefe simio.
‘La gran evasión’ (1963)
Como hemos comentado antes, no todas las películas de guerra suceden en el campo de batalla, por lo que, antes que esperarse un ‘Platoon’ (1986) con monitos, conviene volver la vista atrás, cuando el cine ofrecía clásicos bélicos en los que apenas se cogía una ametralladora. El cine de encierro y huida fue una excitante variable temática de la segunda guerra mundial y en este tercer capítulo tiene un papel relevante. Reeves la ha citado como influencia junto a la francesa ‘La gran ilusión’ (La grande illusion, 1937).
La saga ‘El planeta de los simios’ (1968-1973)
El hecho de estar más cercana al supuesto punto de arranque de la película original da pie a un puñado de inevitables guiños y referencias a esta que están desperdigadas por todo el metraje. La más característica, ese plano de una playa con los simios a caballo, a contraluz en un atardecer anaranjado. Las obvias referencias argumentales a ‘Batalla por el planeta de los simios’ (Battle for the Planet of the Apes, 1973) son ineludibles, pero también hay escondidas algunas referencias a ‘Regreso al planeta de los simios’ (Beneath the Planet of the Apes, 1970) como el Leit motiv de los soldados humanos.
‘Valor de Ley’ (1969) / ‘Centauros del desierto’ (1956)
El viaje hacia la venganza. Un motivo del western que sigue resonando tanto en ejemplos actuales como en películas como ‘La guerra del planeta de los simios’ en el que César se mueve por una emoción primaria, tan humana (para mal) como es el ojo por ojo. Para ello, se forma una pequeña camarilla de compadres primates para marchar por diferentes paisajes como en una cinta de John Ford. Más señas cuando recogen a una niña por el camino, completándose una comunidad digna de alguna de las películas señaladas.
‘El fuera de la ley’ (1976)
Reeves afirma que además de las de John Ford, también vio un puñado de películas de Clint Eastwood y eso se nota en el aire de cine setentero más sucio. En concreto, el pack de westerns post-Leone que protagonizó, incluido ‘Sin Perdón’ (Unforgiven, 1992) tienen como nexos en común la búsqueda de venganza y la travesía en búsqueda de esta. La iconografía de César a caballo tiene un aire muy similar y el ambiente casi postapocalíptico del oeste post-guerra civil de esta película se replica dentro de un tono áspero y lírico por igual en el que el director se ha especializado.
‘Apocalipsis Now’ (1979)
Resulta casi imposible no seguir la pista de ‘El corazón de las tinieblas’ en el cine de aventuras contemporáneo. Sólo este año hemos tenido tres películas de gran estreno que le hacen una reverencia La primera, ‘Z, la ciudad perdida’ (The lost city of Z, 2017) recoge el espíritu aventurero y místico de la travesía por un río pero en el caso de ‘La guerra del planeta de los simios’ hace guiños a la versión cinematográfica más popular, la de Coppola. Tanto el personaje de Woody Harrelson emulando a Kurtz como al plano de las Valkirias.
No por casualidad, hay una pintada en las inmediaciones de la base militar de la película que reza “Ape-calipsis Now”, lo que también serviría como eslogan perfecto para definir ‘Kong: La isla calavera’ (Kong: Skull Island, 2017), otra fusión de gorilas y choppers al sol del atardecer que confirman que lo Conradiano y lo primate hacen un gran maridaje.
‘Amanecer Rojo’ (1984)
La alucinada película bélica de John Millius, en la que unos adolescentes se atrincheran contra una invasión de rusos en los Estados Unidos tiene algún detalle en común que puede destacarse, como el emplazamiento nevado, de bosques que sirven como perfecto escenario de escaramuzas y estrategias de comando. Aunque la situación de los simios prisioneros no se diferencia demasiado de la situación de las pobres víctimas de los gulags siberianos de ‘Ilsa, la tigresa de Siberia’ (Ilsa, The Tigress of Siberia, 1977).
‘La tierra de los muertos vivientes’ (2005)
Ya ‘El origen del planeta de los simios’ (2011) tenía claras convergencias con ‘El día de los muertos’ (1985), desde los experimentos al mono evolucionado a la plaga que acaba con la población, y en la segunda se hacía un resumen de la infección igual que en ‘Land of the Dead’. No sorprende que esta tercera parte de la trilogía enlace con la cuarta de la saga de George A. Romero en la que zombies que han aprendido y evolucionado son invadidos por humanos y deciden tomar las armas.
El hecho de que haya un muerto viviente “revolucionario” que enseña a los demás a tomar las armas guarda un paralelismo obvio. Además, escenas como la del zombie líder encontrándose a sus congéneres colgados sádicamente son recreadas aquí de forma casi literal. Su capacidad de sátira de la américa post 11-S en la era Irak tiene su respuesta en ‘La guerra del planeta de los simios’ con una nada sutil referencia a la américa de Trump y su deseo de que los mexicanos construyan el muro que les separe de Norteamérica.
- Crítica en Espinof | ‘La guerra del planeta de los simios’ es alucinante, el cierre perfecto para la trilogía (crítica sin spoilers)
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‘La guerra del planeta de los simios’ no habría sido posible sin estas diez películas
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Jorge Loser
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