«Mucha de la carne que comemos está llena de antibióticos». No lo digo yo, ni ninguna oscura publicación de Facebook megusteada por decenas de miles de personas. Lo dice la «cuenta oficial de Naciones Unidas en español» y es mentira. No, «mucha de la carne» que comemos no está llena de antibióticos. Todo lo demás es cierto, pero incluir esa primera frase es muy problemático.
El tweet en cuestión intenta promocionar un artículo de la Organización Mundial de la Salud en el que, por supuesto, no se dice nada de carne de consumo llena de antibióticos.
El hecho es que, sea un malentendido o no, el perfil oficial de la Organización de Naciones Unidas está a estas horas contribuyendo a difundir uno de los bulos alimentarios más extendidos que la carne que tomamos es insegura. Y de paso, desvía el foco de atención de donde debería estar: en las verdaderas causas de las resistencias antibióticas.
El problema de las resistencias
Durante años, el uso de antibióticos en la ganadería ha sido un enorme problema. Aún hoy lo sigue siendo. Pero el problema no está en la alimentación como induce a pensar el tweet de la ONU: está en el uso veterinario de estos. Los antibióticos, administrados en cantidad subclínicas, tienen dos efectos especialmente atractivos para la industria: reducen las infecciones y aumenta el crecimiento.
En pocas palabras: usar los antibióticos de esta forma era rentable, hace las explotaciones más eficientes y productivas. Con eso bastó para que su uso se volviera indiscriminado en todo el mundo. El resultado (no tan) imprevisto es que lanzamos toneladas de antibióticos al medio: el caldo de cultivo perfecto para que, por mero azar, se generaran resistencias.
Cuando las autoridades sanitarias se dieron cuenta de la magnitud del problema, empezaron a prohibir el uso de antibióticos como promotores del crecimiento. La Unión Europea, por ejemplo, lo hizo en 2006 y desde entonces le han seguido muchos países.
El problema que denuncia la OMS es que se trata de una práctica que aún sigue usándose en muchas regiones del mundo. Ese es el problema que denuncia el texto que enlaza el tweet y sobre el que hemos hablado en numerosas ocasiones.
¿Tiene antibióticos la carne que consumimos?
Ahora nos adentramos en un problema radicalmente distinto. Independientemente del uso para crecimiento, no hay pruebas de que la carne «esté llena de antibióticos». Y no porque no se hayan buscado. En 2016, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria examinó 123.000 muestras de carne en busca de antibióticos.
Sólo 239 no cumplían los requisitos legales. Eso es el 0,18%. Y, eso, teniendo en cuenta que hay países que aún abusan del uso de antibióticos. España entre ellos. Un 0,18% puede parecernos mucho o poco, pero desde luego no da pie a decir que «mucha de la carne que comemos está llena de antibióticos». Sobre todo, porque los límites legales ya son, de por sí, muy muy bajos.
Hoy por hoy, la carne (y la leche) de consumo es segura y lo contrario no se puede sostener con pruebas en la mano.
También te recomendamos
Un par de chicos listos: smartphones y smart TVs, la revolución del ocio tecnológico mano a mano
La ley no hace evidencia: lo que diga un tribunal sobre Monsanto y el glifosato no cambia la ciencia
La dieta paleo: lo que dice la ciencia acerca de comer como lo hacían nuestros antepasados
–
La noticia
La carne que consumimos es segura diga lo que diga la cuenta de Twitter de la ONU. Y no, no tiene antibióticos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
.