Disney ha encontrado un filón en las adaptaciones en imagen real de sus queridos clásicos animados. La mediocre ‘Alicia en el país de las maravillas’ (‘Alice in Wonderland’) demostró que el público estaba interesado en este tipo de propuestas y por ahora ya pudimos ver la disfrutable ‘Cenicienta’ (‘Cinderella’) y la notable ‘El libro de la selva’ (‘The Jungle Book’), estando además en marcha infinidad de proyectos siguiendo ese mismo modelo.
Ahora es el turno de ‘La Bella y la Bestia’ (‘Beauty and the Beast’), la actualización de la primera cinta animada que logró, con todo merecimiento, una nominación al Oscar de mejor película que finalmente fue a manos de la magistral ‘El silencio de los corderos’ (‘The Silence of the Lambs’). La curiosidad hacia ella es enorme y lo cierto es que no es una mala película, pero sí muy inferior a la original y que además carece de esa magia que hizo que muchos la adoremos.
Lo intenta pero no lo consigue
Agradecí que esta nueva ‘La Bella y la Bestia’ no sea una mera reproducción del título dirigido por Gary Trousdale y Kirk Wise en 1991, ya que seguro que la idea de hacerlo fue muy tentadora. Como era de esperar, las líneas maestras se mantienen y la fidelidad es especialmente notable en lo referente al tratamiento de las escenas más míticas del original animado, pero sí que hay cambios de todo tipo, desde pequeños detalles a alteraciones más sustanciales en ciertas subtramas.
Por desgracia, el guion Stephen Chbosky y Evan Spilitopoulos opta por una expansión notable que nunca termina de traer nada realmente interesante y que a cambio rompe la maravillosa fluidez de la cinta animada. Aparte de las nuevas canciones -todas ellas muy alejadas del nivel de las originales-, la mayoría de esos añadidos están pensados para definir mejor las motivaciones y forma de ser de Bella -a cambio se diluye la personalidad de Bestia-, uno de los puntos que se podrían discutir de la original, pero su adición no termina de dar los frutos deseados.
Ese intento sin lograr su objetivo es algo que se puede trasladar perfectamente a toda la película, donde se nota que existe una preocupación por ser algo más que un espectáculo visual -donde también hay sus problemas por el hecho de que algunos diseños resultan directamente ridículos-, pero también que Bill Condon no es capaz de terminar de plasmarlo en pantalla –muy colorido todo, sí, pero hace falta algo más-. Sí pero no.
Con todo, sería injusto situar todos los cambios al mismo nivel, ya que sí que hay un gran acierto a la hora de abordar el personaje de Lefou. En el original animado era un bufón que rozaba la caricatura, algo que allí funcionaba muy bien pero que aquí podría haberse vuelto muy en contra. Por ello, se mantiene su enfoque cómico -muy bien resuelto por Josh Gad-, pero a él sí se le sabe dar más entidad con muy poco, algo que también ayuda a que Gastón -eficiente Luke Evans– luzca mejor.
‘La Bella y la Bestia’ no aburre pero es innecesaria
Más allá de eso nos queda una combinación de nuevos elementos que oscilan entre lo mediocre y lo apenas correcto con un intento de reproducir la magia del original Ahí son varios los detalles que no terminan de encajar –Emma Watson no era la actriz idónea para hacer de Bella pero cumple algo mejor de lo esperado-, pero la verdadera clave está en el hecho de que como mucho logra recordarnos lo que hacía única a la producción animada y seguramente haya quien acabe conquistado más por el efecto contagio que por sus méritos reales.
Eso último es algo que me quedó muy claro tras salir del pase y ponerse a pensar en ella. Una de las primeras cosas que percibí es que estaba cantando las canciones de la cinta de 1991 en español cuando acababa de ver la versión de 2017 en versión original. Sí que nos trae a la cabeza esa magia, ese encanto único que hacía que uno se dejase llevar por la historia e incluso te pusiera la carne de gallina en varios momentos, pero aquí falta esa emoción, ese es su principal problema.
Por lo demás, es cierto que ‘La Bella y la Bestia’ nunca llega a aburrir y que tampoco tiene problemas de equilibrio -aunque su ritmo sí que es mejorable-, pero casi hubiera preferido que tuviera un puñado de escenas que me dejasen sin habla aunque a cambio tuviera otras que me hicieran llevarme las manos a la cabeza. Lo que hay es algo peligrosamente neutro, que ni ofende ni entusiasma y que encima tampoco aporta realmente nada jugoso para compensar su innecesaria existencia.
En definitiva, ‘La Bella y la Bestia’ no confirma nuestros peores presagios y tampoco se acerca ni de lejos al nivel de la maravillosa cinta animada -mi segundo Clásico Disney favorito-. Se queda un poco en tierra de nadie en todo lo que propone, tanto cuando intenta reproducir algo como cuando busca aportar su propia visión a la historia, y lo único que realmente consigue es dejarte con ganas de ver una vez más la película de 1991.