Todo lo que necesitas saber sobre las máscaras de capa.
Hoy en día es relativamente sencillo aplicar un filtro o efecto a una imagen. Las aplicaciones móviles permiten hacerlo pulsando un par de botones.
Pero detrás de todos estos efectos y retoques fotográficos, en la mayoría de ocasiones se escoden las capas y las máscaras de capa, a las que podemos acudir en herramientas profesionales como Photoshop o GIMP.
Gracias a las capas podemos oscurecer o aclarar parte de una imagen, resaltar un elemento, aplicar color a una figura para realzarla, etc.
Tras el artículo de Primeros pasos con GIMP, a continuación vamos a ver lo que dan de sí las máscaras de capa o layer masks en GIMP y cómo nos ayudarán a retocar fotografías como un profesional.
Añadir una máscara de capa
Partimos del hecho que tenemos GIMP con una imagen abierta y hemos creado una nueva capa.
Las capas se crean desde Capa > Capa nueva… o desde la columna lateral derecha Capas – Patrones pulsando en el icono de hoja en blanco. Una tercera manera es con la combinación de teclas Mayús + CTRL + N.
Una vez tenemos la capa creada, añadimos una máscara de capa haciendo clic derecho en la capa, desde la columna Capas – Patrones y seleccionando Añadir máscara de capa…
También se puede añadir una máscara de capa desde Capa > Máscara > Añadir máscara de capa…
La máscara de capa puede ser de distintas maneras, de ahí las opciones que ofrece la ventana que vemos a continuación.
Elegir una u otra dependerá de si queremos una capa opaca o transparente para aclarar u oscurecer la imagen original. En cualquier caso, siempre estamos a tiempo de eliminar la máscara y crearla otra vez siguiendo los mismos pasos.
Coloreando con máscaras de capa
Uno de los efectos más vistosos que podemos conseguir usando las máscaras de capa es colorear parte de una imagen, dejando el resto en blanco y negro.
La ventaja de usar la máscara de capa es que la transición entre color y grises es muy suave y relativamente rápido de hacer.
Para ponerlo en práctica sólo tenemos que abrir una imagen en GIMP y crear un duplicado en forma de capa: botón derecho encima de la capa (en la columna Capas) y Duplicar la capa. Opcionalmente podemos cambiarles el nombre a las capas para no confundirlas.
Luego tenemos que alterar la capa creada para que aparezca en blanco y negro o en el color que queramos. Desde Colores > Colorear… es posible darle un tono gris, por defecto, o en cambio aplicar un filtro en uno de los colores básicos disponibles.
Ahora que tenemos una imagen en color y su copia en otro color o en gris, ya podemos crear la máscara de capa en la copia como hemos visto antes. Lo habitual suele ser crear una máscara en blanco.
A partir de aquí, podemos aplicar el color a elementos de la imagen original de muchas maneras. Usando el pincel, por ejemplo, basta con pintar encima y veremos cómo va apareciendo el color.
Si tenemos mal pulso, podemos seleccionar parte de la imagen usando la herramienta Selección difusa. Así es posible pintar sin miedo a salirnos de los márgenes que hemos creado con esa herramienta.
Más ejemplos con las máscaras de capa
Las máscaras de capa también nos ayudan a aplicar distintas tonalidades a partes de la imagen combinando capas y máscaras junto con las opciones del menú Colores: Invertir, Tono y saturación, Brillo y contraste…
Por ejemplo, en la imagen de ejemplo es posible darle al cielo un tono más rojizo y al mar otro más amarillo para conseguir un contraste distinto al original jugando con la opacidad de las capas. También podemos invertir los colores para conseguir un resultado imprevisto.
En el siguiente ejemplo hemos combinado tres copias de una imagen para oscurecer la parte inferior y aclarar la posterior destacando los elementos centrales.