Muchos han comenzado a fijarse en el nombre de James Gunn después de que sorprendiera con su ácida visión de lo que debe de ser una película Marvel con ‘Guardianes de la Galaxia’ (Guardians of the Galaxy, 2014), otros lo conocerán por algunos de su trabajos como guionista, e incluso quien le haya seguido desde el principio de su carrera, en la factoría Troma, tiene una idea bastante buena del estilo ecléctico y afiliado a lo extraño del autor.
Basculando entre el amor por el horror y lo extraño, la filmografía de Gunn está llena de historias grimosas con simpatía por el mundo de los marginados. Claro que no es el primer director que se inclina hacia ese lado, pero la marca de fábrica de autor de Gunn es única en su humor cáustico, fruto de su fortaleza como guionista y su gusto por los comics underground. Sin embargo, aunque es más conocido por su faceta como director, vamos a dar un repaso también por su implicación en los libretos de algunos éxitos de su carrera.
El nuevo rey del terror
‘Tromaville Café’ (1997) fue la única serie de televisión en su currículum. Junto a episodios para ‘Humanzee!’ (2008), y otros proyectos de Troma TV. ‘Lollipop Chainsaw’, un videojuego, también adorna su heterogénea primera etapa, en la que destaca, por encima de sus proyectos televisivos y de cortos una tremenda novela de culto, ‘El coleccionista de Juguetes’ (The Toy Collector, 2000) en la que se reveló como un híbrido literario entre Nick Hornby y Chuck Palahniuk en versión geek. Su obra clave en esta etapa es ‘Tromeo y Julieta’ (Tromeo and Juliet, 1996) una gamberrada épica escrita mano a mano con Lloyd Kaufman.
Su papel en las adaptaciones de Scooby-Doo son quizá lo menos reseñable de su carrera, pese al potencial de crear un producto infantil subversivo (como la saga ‘Spy Kids’) se queda en un formulaico blockbuster sin mordiente. Otra cosa fue su guion para ‘Amanecer de los muertos’ (Dawn of the Dead, 2004) un tremendo remake de ‘Zombie‘ (Dawn of the Dead, 1978) de Romero que, aún hoy, sigue siendo la mejor película de Zack Snyder, por lo que podemos (y debemos) darle, al menos, la mitad del crédito a James Gunn.
Su primera película como director fue ‘Slither’ (2006), precisamente, posible por ser consecuencia del éxito de su trabajo anterior. En su primer trabajo trató de incluir todo lo que le obsesiona. Cómics de Dave Cooper, Zombies, cine de Brian Yuzna y nostalgia ochentera diez años antes de su invasión mainstram. Sus parásitos extraterrestres eran una revisión no confesa de ‘El terror llama a su puerta’ (Night of the Creeps, 1986) que a su vez era un homenaje a ‘Vinieron de dentro de’ (Shivers, 1975) y se ha convertido en un título de culto.
El mundo de los superhéroes
Su guión de ‘The Specials’ (2000) fue su primer contacto con los superhéroes, en forma de comedia desmitificadora que ponía de relieve la importancia de la familia y amigos en una especie de ‘Vengadores’ de segunda división. Ya se elucubraba la lengua mordaz de su Star-Lord 14 años antes en el Minute Man que interpretaba el mismo, que incluso se molesta cuando nadie consigue decir bien su nombre ¿Os suena? Un proyecto que resultaba una versión pervertida de los ‘Mistery Men’ (1999) y resulta todo un ensayo de ‘Guardianes de la Galaxia’.
Pero la película que realmente le puso en el ojo del huracán, sin embargo, fue un proyecto mucho más pequeño que ‘Slither’, la cual acabó en fracaso más o menos caro para Universal. Se reconcilió con el underground puro con una violenta comedia de superhéroes urbanos, que tuvo la mala suerte de coincidir con ‘Kick-Ass’ (2010). Lejos de desviar la atención sobre su potencial, ‘Super’ (2010) es un ejemplo de la gran capacidad de James Gunn para aunar su espíritu inconformista y subversivo con un cuidado por los personajes poco corriente, llegando a poner bastante más corazón el ellos de lo esperable en una cinta que tiende a la caricatura.
‘Super’ le abrió las puertas de Marvel, en donde tuvo su primer gran éxito tras la cámara con la archiconocida ‘Guardianes de la Galaxia’ un trabajo de infiltrado en el que pudo implantar las semillas de su visión rockanrolera del cine en un artefacto de presupuesto elevado. Una apuesta que abrió la puerta a otro tipo de cine de superhéroes, incluído ‘Deadpool’ (2016). Pero sobre todo, logró demostrar que para llevar a unos personajes de cómic casi desconocidos a protagonizar un gran éxito de crítica y público hacía falta alma.
Y mientras esperamos por la nueva entrega, no podemos olvidar que acaba de estrenar ‘The Belko Experiment’ (2017), donde repite como guionista (y productor) de cine de terror apadrinando a uno de los nombres más interesantes del género, Greg McLean, en una historia de premisa demencial. Un grupo de trabajadores encerrados en su edificio de oficinas con una orden que deben acatar: matar a sus compañeros de trabajo o morir. Una premisa derivativa que parece una mezcla de ‘Battle Royale’ (Batoru Rowaiaru, 2000) y ‘Trabajo basura’ (Office Space, 1999).
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