Uno de los temas recurrentes en los análisis en los últimos tiempos es el de intentar responder a la duda de si la tecnología y todo su desarrollo está o no poniendo en peligro el trabajo del marketero. Al fin y al cabo, muchas de las cosas que están empezando a demostrar que saben hacer los robots son algunas de las que están haciendo ahora mismo los trabajadores de marketing.
Incluso, en los últimos tiempos, se ha cruzado cierta línea que parecía imposible de ser cruzada unos pocos años atrás. Antes se tenía muy claro que cuando un trabajo requería acción creativa, el robot no iba a poder hacerlo, se enfocase la cuestión como se enfocase. Y, sin embargo, en los últimos tiempos los robots han empezado a crear anuncios para la red y a tener éxito con ello o a escribir noticias para grandes agencias de noticias.
Si a eso se suma que otros trabajos que se consideran sagrados en lo que a posición de marca en atención al cliente toca (pero que generan mucho desgaste en los equipos humanos) están quedando en mano de herramientas tech, se tiene la foto completa. La atención al cliente, pieza clave en cómo la empresa se presenta al mundo, está cada vez más en manos de bots.
¿Tenemos entonces que dar por sentado que el trabajo del marketero está en peligro? ¿Se avecina un futuro en el que el trabajador de marketing será cambiado por la inteligencia artificial?
Ni uno ni otro
Quizás una respuesta de sí o no sea demasiado simplista. Dar por hecho que el trabajo más creativo es imposible que acabe en manos de un robot es quizás demasiado optimista teniendo en cuenta los últimos movimientos de la tecnología. Pensar que nada va a cambiar resulta muy irreal. Pero pensar que el futuro no implicará trabajadores humanos y que todo será hecho por un robot con gran eficiencia tampoco parece muy acertado. Quizás la respuesta más adecuada está a medio camino entre un punto y otro.
Como recuerdan en un análisis en AdWeek, las mejoras tecnológicas que han impuesto los gigantes del sector en los últimos tiempos han hecho que muchas cosas estén ya en manos de la tecnología. Usando el machine learning para mejorar sus ofertas, las plataformas publicitarias de los grandes gigantes (en resumidas cuentas, Google y Facebook) ya dejan que sus herramientas hagan de forma automatizada muchas de las cosas que antes tenía que hacer un trabajador de marketing.
No está obsoleto, está ‘a otras cosas’
Pero esto, puntualizan también, no debería verse simple y llanamente como una amenaza. Todas estas mejoras no hacen que el responsable de marketing empiece a estar obsoleto, sino que más bien cambia el equilibrio de lo que se debe hacer – y de cuándo y cómo se debe hacer – y libera al trabajador de marketing de ciertas cuestiones.
En lugar de tener que encargarse de todo o de muchas cosas, la tecnología empieza ahora a hacer una parte de su trabajo dejando que el marketero se centre más en otras. Ahora mismo, el responsable de marketing tiene más de estratega que nunca. Ha dejado de hacerlo todo para pasar a centrarse en lo importante y a tener que estar mucho más centrado en las decisiones que – por decirlo de algún modo – importan.
Las herramientas que aportan las plataformas, por ejemplo, se encargan de encontrar las audiencias más adecuadas para el mensaje o de adecuar lo que se está haciendo a las fluctuaciones del mercado. Estas eran cuestiones que consumían tiempo y recursos y que ahora se han simplificado, dejando que el trabajador de marketing pueda trabajar en otras cuestiones. Ahora, ese tiempo se puede destinar a establecer estrategias para ganar en valor a largo plazo, en optimizar presupuestos o establecer mejores objetivos, cosas que la inteligencia artificial y los robots no pueden hacer por el marketero.
Un trabajo más de estrategia
Al final, lo que se debe concluir de todo esto es que la tecnología está haciendo que el trabajo de los responsables de marketing pivote. Las herramientas tecnológicas han asumido diferentes funciones y han liberado a estos profesionales para que ellos se centren en la estrategia y para que asuman posiciones mucho más estratégicas.