A los Chromebooks les tocaba renovación y ha pasado mucho desde los últimos, y con esos aires de renovación Google nos presentó el Pixelbook. Y además de poder toquetear los nuevos Google Pixel 2 y 2 XL también pudimos realizar una toma de contacto con el Google Pixelbook y el Pixelbook Pen.
Así es como el apellido Pixel se posterga en otra gama de productos de Google, ampliando la familia con un stylus propio y marcando aún más los sellos de la casa: esa denominación, ciertas líneas de diseño y, por supuesto, el software de la casa. Aunque lo que llama la atención es lo fino y ligero que es, lo cual pudimos comprobar más allá de los números, y tiene otras características interesantes, pero también limitaciones.
Google Pixelbook, ficha técnica
Pantalla | 12,3 pulgadas táctil LCD con resolución QHD (2.400 x 1.600, 235 ppp) |
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Procesador | Intel Core i5 / i7 de 7ª Generación |
Memoria | 8 / 16 GB |
Gráficos | Intel HD Graphics 620 |
Almacenamiento | 128 / 256 / 512 GB SSD (NVMe en la unidad de 512 GB) |
Conectividad | WiFi 802.11ac (2×2), Bluetooth 4.2 |
Puertos | 2 x USB-C 3.0, jack de auriculares 3,5 milímetros |
Batería | 10 horas de autonomía |
Otros | Teclado retroiluminado, Pixelbook Pen opcional (99 dólares) |
Dimensiones | 289,6 x 221 x 10,2 milímetros |
Peso | 1,1 kg |
Sistema operativo | Chrome OS |
Precio | Según configuración de RAM y procesador: 999 / 1.199 / 1.649 dólares |
Operación bikini y sobredosis de ángulos rectos
El diseño nos es poco familiar si pensamos en aquel Pixel Chromebook, aunque en cierto modo sigue un patrón aproximado en proporción y ángulos de los bordes. No obstante el Pixelbook es algo más llamativo y con una estética distinta, quizás muy convenientemente por dos aspectos: recuerda más al de los teléfonos Pixel y recuerda menos a los MacBook Pro.
Así, parece que progresivamente la designación Pixel entierre nomenclaturas, materiales y opciones de bajo coste tanto en smartphones como en ordenadores, porque igual que vimos con los teléfonos el nuevo Pixelbook opta por aluminio y cristal, obteniendo así un resultado de mayor calidad (o mejor sensación) que un chasis de plástico.
El Pixelbook es ligerísimo, lo cual resulta imprescindible para esa versatilidad que quieren vender transmitir, al igual que su delgadez. Esto se observa muy bien si nos fijamos en el jack de audio (que lo tiene) y la finísima capa de material que queda entre el hueco y la superficie.
Así, como el antiguo Chromebook los bordes cortan en ángulo recto. Esto es lo que puede que no nos guste tanto, ya que especialmente con el metal suelen resultar más agradables al agarre los bordes con una ligera curva, sobre todo si vamos a estar jugando con las distintas posiciones que facilitan las bisagras de casi 360 grados (donde están los altavoces, por cierto).
No es molesto en exceso y parece guardar cierta armonía con las líneas de diseño que parecen tomar los dispositivos con pantalla de Google, pero si venimos de algún dispositivo como el ASUS ZenBook Flip S, el Samsung Notebook 9 o incluso una Surface (también con bordes en ángulo) no sea demasiado agradable al agarre al menos al principio.
Dejando esto a un lado, como comentábamos la construcción nos da una sensación de calidad en cuanto a los materiales y el acabado es minimalista y sobrio (y no se resbala). El paso de portátil a tablet se produce con naturalidad y sin que las bisagras opongan demasiada resistencia.
Que no sobresalga físicamente, que sobresalga en sensaciones
Algo que llama la atención con respecto a otras propuestas de convertibles o portátiles es un teclado que apenas sobresale del chasis. Aquí nos topamos con las preferencias de cada uno dado que no siempre se prefiere que sea así, pero la verdad es que está en la justa medida como para identificar las teclas a ciegas y que la presión sea la adecuada. Probamos a teclear y sin problemas, ni echamos en falta altura de las teclas ni sensibilidad a la presión.
El touchpad es algo menor en proporción que el que vemos en portátiles como el MacBook o el Flip S, y también transmite una sensación de calidad menor. Funciona bien tanto a la hora de los clicks como de los gestos, pero la sensibilidad táctil es algo inferior a otros ordenadores como los otros que también optan por aluminio (y no integra sensor de huellas).
La pantalla también es táctil y en este sentido tuvimos buena experiencia. Buena sensibilidad y buena respuesta en general en cuanto al ajuste de brillo automático, y cuando ponemos el modo tablet el teclado se desactiva inmediatamente evitando toques accidentales.
Una cuarta interacción la tenemos con el Pixelbook Pen (el cual recordamos no viene incluido con el Pixelbook). La experiencia con el es satisfactoria, siendo muy sensible a los distintos grados de presión y sin experimentar lags o una latencia exagerada, aunque lo llamativo es la «inteligencia» al interactuar con Google Assistant, por ejemplo identificando elementos de una fotografía.
¿Un todoterreno con correa?
Por desgracia una toma de contacto no da para probar a fondo el rendimiento y la autonomía, pero al menos podemos tener un aperitivo de esto primero. Partiendo de una gráfica sin memoria dedicada (y de que estamos en Chrome OS) tampoco esperamos poder probar juegos pesados, pero intentamos «hacerlo sufrir» un poco con el tiempo y recursos de lo que disponíamos.
El Pixelbook se portó bien, ya no sólo al abrir y mantener sin cierres, lags u otros problemas las apps que íbamos ejecutando, sino porque no notamos calentamiento en todo el rato. Ya fuese con juegos como el Asphalt 8 o ejecutando apps de edición fotográfica, todas ellas y Chrome OS se movían bien y sin apreciar estrés en el ordenador, con el plus de que (de estar en un ambiente sin tanto decibelio como aquél) no hay ruido proveniente de ventiladores (porque no los hay).
Eso sí, a tener en cuenta está el hecho de que como suele ocurrir con estos equipos tan livianos los puertos de entrada y salida están limitados. Sólo tenemos un par de USB tipo-C, por lo que según nuestro uso (lectura de tarjetas SD, etc.) quizás tengamos que tirar de algún adaptador (con lo que se pierde un poco la esencia de estos convertibles).
El Pixelbook va muy bien, pero la delgadez se paga y sólo tenemos un par de USB tipo-C
Y otro aspecto que no hemos de olvidar es que no todos los desarrolladores apuestan por Chrome OS para lanzar versiones de sus apps, y que según nuestras necesidades esto puede ser un cuello de botella aunque por parte de hardware ande probablemente sobrado. Algo que no sólo nos ocurre en este caso (por ejemplo, iOS en el iPad Pro también lo puede ser), pero que cabe recordar porque a medio e incluso corto plazo no todo es potencia y fluidez.
Una buena actualización, pero también para petit comité
A grandes rasgos tuvimos buena experiencia con el Pixelbook: es ligero, va muy bien, no se calienta y a Assistant se le veía tan atento como prometen. A falta de comprobar esa autonomía de 10 horas, la versatilidad en el día a día de un usuario algo más exigente, la potencia y calidad del audio o qué tal se porta la cámara y la pantalla en otros escenarios mejor iluminados, por el momento nos parece una propuesta interesante y atractiva para aquel que busque un equipo ligero sin renunciar a la potencia o a un teclado «real».
Nos sobran marcos en esa pantalla que nos ha parecido adecuada en resolución, contraste, brillo y color. Nos falla mucho a nivel estético en comparación con toda la actualización que ha tenido el resto del diseño, sobre todo cuando lo ponemos en modo tablet (aunque es una manera de curarse en salud con los toques accidentales en este modo).
Aunque el verdadero factor limitante es la distribución, dado que de momento los Pixelbook se venderán en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido sin saber si llegarán a algún país de Latinoamérica o Europa. El precio tampoco es ventajoso si vemos otros convertibles de la competencia, así que veremos si la experiencia Google en un solo kilogramo de peso logra seducir en los próximos meses.
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La noticia
Google Pixelbook, toma de contacto: el «look Pixel» y un Assistant muy atento sientan muy bien a Chrome OS
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Anna Martí
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