Tras emplear extensamente una unidad final de la Fujifilm GFX 50S, junto con su objetivo estándar Fujinon GF 63 mm f/2,8 R WR, bajo una amplia serie de situaciones, toca reflexionar sobre lo que –desde nuestro punto de vista– supone este nuevo sistema mirrorless de formato medio.
Si no desde su irrupción, sí al menos desde la consolidación del concepto de las cámaras sin espejo o mirrorless, parecía “de cajón” que se presentase pronto un sistema basado en ese concepto, pero en formato medio (1). Sin entrar a discutir en este momento los pros y contras de los visores ópticos frente a los digitales y viceversa –esa es otra discusión– estaba claro que, si la complicación de gestionar mecánicamente un espejo en movimiento era grande, lo era aún mayor conforme aumentaba el tamaño y masa del mismo, parámetros directamente relacionados con el formato de película o sensor de la cámara. Y, sin embargo, la percepción que tenemos es que los fabricantes de cámaras de formato medio se han tomado mucho tiempo –quizá excesivo– en “tirar espejos fuera”, siendo los primeros Hasselblad con su X1D y Fujifilm con su GFX 50S (2).
El visor electrónico intercambiable
Desde nuestro punto de vista, no se ha otorgado la relevancia que merece al hecho de estamos ante una cámara dotada de un sofisticado sistema modular de visores electrónicos intercambiables (3). Por el momento se dispone del modelo estándar pero también de uno articulado, así como de opciones de pantalla, muy grande, sin ocular, lo que permite, todo ello, configurar de forma muy flexible a la GFX 50S, por ejemplo, para aplicaciones científicas e industriales.
Por su parte, si observamos la prolija interfaz entre el visor y la cámara, podemos imaginar que la capacidad de comunicación no “se habrá quedado corta” y que, por tanto, conforme evolucionen los “chips” para visor electrónico, se dispondrá de mayores resoluciones, sin que la actual esté sea insuficiente, ni mucho menos.
El visor estándar es luminoso, limpio, claro y muestra todo lo que podamos desear; lástima que no resulte fácil visionar todo el cuadro si se llevan gafas, y de momento no hay –ni habrá– corrección de astigmatismo en los ajustes de dioptrías de las cámaras. Por cierto: 1 mm o 1,5 mm menos de “concha” de goma para el ocular lo resolvería.
Pero, bien, de algo nos teníamos que quejar hasta haber sabido encontrar –en el menú– el modo de visionado de la profundidad de campo. Para comenzar, hay que dejar un tema claro: al menos con la tecnología actual para objetivos, no se puede gozar a un tiempo de un AF rápido y de una escala de profundidad de campo sobre su barrilete que resulte lo suficientemente amplia como para que resulte de alguna utilidad. Lo primero requiere enfoque interno, y ello supone recorridos muy cortos de una lente o grupo de lentes, lo que resulta incompatible con lo segundo.
Y, sin embargo, en una cámara como esta, que se presta no solo a fotografía a mano alzada, sino a toma pausada, sobre trípode, se hubiese echado un poco en falta ese control sobre la profundidad de campo. Así, “tirando” de la experiencia anterior basada en modelos de sus Serie X, se nos ofrece en esta GFX 50S un sistema… al que habrá que saber sacar todo su potencial.
Sensor y formato
Pero somos conscientes de que lo que han venido a “escuchar” ustedes es algo sobre el sensor y su formato… medio. Y ello es algo bien sencillo. Para su Serie X, presentada por Fujifilm en Las Vegas en 2012, la firma apostó por un formato APS-C de tecnología X-Trans, libre de filtro de paso bajo, que demostró ser capaz de alcanzar finalmente el desiderátum: ofrecer en ese formato una calidad equivalente a la del 24×36 mm, con la consiguiente reducción de volumen y peso de cámaras y objetivos.
Tras generar un sistema completo de cámaras, ópticas y accesorios para ese sistema, desde este medio siempre tuvimos claro que el paso siguiente de la firma no sería caer en la fullframemanía, un formato original Leica de la era fotoquímica, sino que crearía un sistema con un formato mayor, quizá del estilo del 30 x 45 mm de las Leica S. Finalmente ha sido un 33 x 44 mm.
¿Y, por qué no un formato 43,4 x 53,7 mm, casi equivalente al “6 x 4,5 cm” analógico (5,5 x 4,35 cm reales) y disponible ya en el mercado como sensor digital? Pues, en principio –siempre desde nuestro particular punto de vista– las razones serían varias:
- Emplear un sensor de tamaño mayor al elegido habría obligado a hacer todo el sistema –cámara, objetivos y accesorios– más voluminoso y pesado.
- El objetivo de Fujifilm no ha sido crear “una cámara de formato medio más” –aun sin espejo– sino crear un sistema que represente un nuevo paradigma de compacidad y ligereza en esa categoría de formato.
- Por un matiz de economía de escala: aunque se supone que el sensor –de pauta Bayer clásica, no X-Trans– ha sido “tuneado” bajo especificaciones de Fujifilm, en su base es el sensor CMOS de Sony utilizado en cámaras Hasselblad y Pentax de formato medio. Solo de esa forma se podía afinar el precio de la cámara hasta hacerlo solo no muy superior al de una DSLR de gama alta en 24×36 mm.
- El sistema no debería estar limitado por hardware –objetivos, accesorios, sistema de obturador, etc.– en lo que se refiere a posibles aplicaciones profesionales, y de ahí que se haya optado por un obturador planofocal, que brinda muchas opciones en lo que respecta a variedad de ópticas y equipos utilizables. Siempre queda, como refuerzo, la opción de disparo por obturación totalmente electrónica.
Así pues, a los GF 63 mm f/2,8 R WR (equivalente a un 50 mm), GF 32-64 mm f/4 LM WR (eq. 24-50 mm) y GF 120 mm f/4 Macro estabilizado (eq. 95 mm) se sumarán las tres ópticas de la izquierda del panel, y también podrán utilizarse –mediante adaptador– las ópticas Fujinon preexistentes para su réflex de formato medio –compatible con Hasselblad– y por supuesto literalmente miles de objetivos a través de adaptadores de firmas independientes.
Con la flexibilidad que le brinda el citado obturador planofocal, una de las opciones que nos parece más provocadora es la del adaptador para cámaras técnicas, que se dice dispondrá de una cierta capacidad de desplazamiento horizontal propia.
¿Es la GFX 50S una cámara manejable?
Ya a través de nuestra más reciente y detallada prueba de campo, hemos podido conocer las prestaciones de la cámara, con especial énfasis en el rendimiento del sensor a los diferentes ajustes de sensibilidad, pero ahora podemos aportar estas reflexiones, tratando de contestar la pregunta enunciada, pues al fin y al cabo parte de lo que pretende la “sin espejo” de formato medio de Fujifilm es crear un nuevo “espacio de juego” en el que una cámara de este formato sea más rápida, ligera y manejable que las clásicas réflex de formato medio. Veamos algunas imágenes de prueba.
En este caso, la luz era muy brillante y el sujeto plano, por lo que elegimos f/5,6 como valor a priori de buena calidad óptica, e ISO 200. Podíamos haber utilizado ISO 100 perfectamente –a 1/550 s– pero la luz se escapaba y teníamos ajustado 200 ISO…
Para esta toma, queríamos algo de profundidad de campo para el viejo vagón de tren y el grafiti del fondo, pero dejando un poco más de protagonismo al primero, y de ahí la abertura de f/11. Como nuestro pulso ya no es lo que era, y menos para tomas verticales, “subimos” sin miedo a ISO 800 en base a los buenos resultados que ya sabíamos ofrece este sensor a ese índice… y más. Esto hubiera sido impensable con los sensores CCD anteriores de las DSLR de formato medio.
A unos 30 cm de distancia, este grafiti se nos hacía casi irresistible para la opción Velvia, por sus colores e interesantes texturas. De haber optado por 100 ISO –base de este sensor– hubiésemos entrado en territorio peligroso para una cámara de alta resolución: 1/80s. Quizá todavía un valor seguro, pero con ese magnífico rendimiento a 400 ISO, ¿para qué jugárnosla?
Para llegar al punto de esta toma, ya tuvimos que poner a prueba nuestra poco galante capacidad de equilibrio, pero para entonces ya manejábamos la GFX 50S como si fuese una DSLR más de formato 24×36 mm o incluso APS-C. Tal como comentamos más arriba, a 1/140 s no tuvimos mayor problema y sin embargo estábamos a punto de pagar nuestra osadía: algunas de las tomas siguientes, a 1/40 s… acusaban trepidación. Nos habíamos saltado la regla de “la inversa de la focal” para el tiempo de obturación.
Para la toma anterior, el trípode vino impuesto por el tiempo de obturación seleccionado para alcanzar el efecto de movimiento del agua. A observar que, tanto en el monitor, como en el visor, se puede disponer de nivel horizontal… pero no vertical, y por eso no debe extrañar que en las tomas de “making of” la GFX luzca uno tradicional.
Fujifilm GFX 50S, conclusiones
Ya habíamos constatado las buenas prestaciones de este sensor CMOS de formato medio ahora tuneado para Fujifilm a fin de hacer sinergia con sus ópticas de nuevo diseño para su mirrorless de formato medio. Según nuestra experiencia con la GFX 50S, sí que puede resultar ser lo que se pretende por parte de la firma, que es –perdón por el anglicismo– una “game changer”, una propuesta nueva en el terreno del formato medio, y ello basándose en algo en principio muy sencillo: entender que el futuro es “sin espejo”, no ya también para el formato medio, sino especialmente para el mismo.
Con un peso de 836 g el cuerpo y 434 g el 63 mm f/2,8, la GFX 50S no es más pesada ni voluminosa que una DSLR de alta gama al uso (4), y nos ofrece una calidad de imagen mayor pixel por pixel. Podrá quizá decirse que no es especialmente bella, pero tampoco lo es un Warthog, pero… ¡ay si te pone en su punto de mira! Es tremendamente eficaz. ¿Es perfecta la GFX 50S? ¿Acaso hay algo que lo sea? Quizá en primera instancia algunos pulsadores “no te caigan bien”, pero se pueden configurar ampliamente, y otras pequeñeces que encontramos a nivel personal –como un blackout de visor más largo de lo deseado– entendemos que según la larga tradición de Fujifilm se abordarán vía actualización de firmware; de hecho, se habla de que ya está lista la primera actualización, basada en retroalimentación de usuarios.
Algunos quizá todavía no hayan reaccionado y otros sean reticentes a hacerlo, pero las “sin espejo” de sistema están finalmente aquí, también en formato medio. Pensamos que la carrera por ocupar cuota de mercado va a ser no solo rápida –parece ser que se oye la respiración de Sony– sino también dura. “Camarón que se duerme”…
(1) Podríamos decir que las ALPA fueron las primeras, pero hablamos de sistemas integrales, con AF y visor electrónico, aspectos que no incorporan esas joyas suizas.
(2) En la apretada carrera particular entre los dos sistemas, la Hasselblad X1D fue la primera –por poco– de las sin espejo de formato medio en ser anunciada, pero la Fujifilm GFX 50S ha sido la primera en estar disponible para su evaluación por los medios.
(3) Cámaras como las del protocolo Micro Cuatro Tercios de Olympus han ofrecido versiones en dos resoluciones y con o sin basculamiento.
(4) El cuerpo de una Canon EOS 5D Mark IV pesa 890 g.