Fujifilm GFX 50R – ¿El formato medio digital asequible?

En una era dominada por la full-frame-manía, y dónde sensor de “formato completo” es sinónimo de “profesional”, no es fácil convencer a los usuarios de que otro tipo de sensores pueden ser opciones igual de convenientes. O incluso más.

Si no haber apostado por una familia de cámara con sensores del susodicho formato pasará factura algún día a Fujifilm, es algo que seguramente muchos de sus responsables habrán pensado más de una vez. Y, sin embargo, estos mismos parecen muy convencidos de que su estrategia actual sigue siendo la más acertada: sensores de formato APS-C para su Serie X y sensores de formato medio para su Serie GFX.

Quizá si están de acuerdo –como nos han confirmado más de una vez– que hace falta dar una vuelta de tuerca más a su estrategia de marketing, especialmente a la hora de comunicar sobre las “virtudes” de sus sistemas, para hacer frente a un formato, el de 24×36 mm, que se “vende solo”.

No es casualidad, pues, que en una Photokina –y pre-Photokina– marcada por los anuncios de cámaras con sensores full frame, Fujifilm aprovechara el lanzamiento oficial de su Fujifilm GFX 50R para bautizar al sensor de super full frame. Quizá un detalle sin importancia para muchos, pero un claro indicador de la nueva estrategia de la compañía.

Después del anuncio de la primera Fujifilm GFX 50S, con la que la firma japonesa inauguró su línea de cámaras de formato medio digital dos años atrás, la nueva GFX 50R es una nueva e importante apuesta que pretende acercar este formato a un público todavía más grande.

Para ello, Fujifilm ha recurrido a un cuerpo de estilo “telemétrico” –en la que la compañía tiene ya mucha experiencia dentro del formato medio analógico–, que permite realizar una importante reducción de peso y dimensiones con respecto la primera generación. Y también de precio, pues esta segunda generación consigue bajar de la barrera de los 5.000 €, y situarte en una atractiva cifra de 4.500 € –solo cuerpo–.

Un diseño que, efectivamente, puede recordar a las conocidas X-Pro de la marca, con las que Fujifilm ha conseguido hacerse un hueco dentro del mundo de la street photography. Seguramente es este tipo de fotografía el primero que viene a la cabeza al hablar de las cámaras de la compañía, por lo que sacar una cámara de formato medio de estas características parece una estrategia acertada.

Sin embargo, los dos años –el tiempo entre dos de las ya “antiguas” Photokinas– que separan la 50S de la 50R no se reflejan en sus especificaciones técnicas, pues ambos modelos comparten el mismo sensor de 51 Mpx y el mismo procesador X-Processor Pro, así como todas las características que se derivan –rango de sensibilidad, velocidad de ráfaga, etc.–.

Así pues, no hay sorpresas en cuanto a la calidad de imagen o el rendimiento de la nueva 50R, pues en este sentido estamos al mismo nivel que la 50S. Tampoco nos parece motivo de queja, pues en apenas dos años podemos acceder a la potencia de esta última con un precio reducido casi a la mitad. Y para aquellos que ya tienen la mente puesta en una GFX de mayores prestaciones, la futura Fujifilm GFX 100 verá la luz el año que viene.

Ello no quiere decir, sin embargo, que Fujifilm no hay aprovechado para introducir algunas mejoras en su nueva 50R, como la función de borrado simultáneo de RAW+JPEG, una respuesta más rápida del EVF –Quick Eye Sensor– o el modo de formato 35 mm para ópticas Fujinon GF y HC. Todas ellas novedades que estarán también disponibles para los usuarios de las actual GFX 50S mediante una futura actualización de firmware.

A destacar, además, la adición de la conectividad Bluetooth en la nueva 50R, que permitirá actualizar el FW de la cámara descargándolo directamente desde un dispositivo móvil conectado.

No obstante, lo cambios más significativos vienen claramente del nuevo diseño del cuerpo, que conlleva a una nueva disposición del visor electrónico, situado ahora en el extremo izquierdo del cuerpo. Este cambio implica también una reducción del factor de ampliación del EVF, que pasa de los 0,85x de la 50S a 0,77x –o, en equivalente para formato 35 mm, de 1,08x a 0,97x–. Una diferencia que se deje notar cuando se comparan ambos visores a la vez, pero que deja de apreciarse a medida que usamos solo la 50R.

La disposición de botones y controles también ha sido alterada, como era de esperar. La 50R prescinde, por ejemplo, del panel LCD monocromo que encontramos en el panel superior de la 50S. Otra diferencia la encontramos en los diales, cuyo diseño ya no presenta esa ligera curvatura convexa como en la 50S, pues al estar situada ahora alejado del visor, ya no es necesaria. Además, se busca mantener así un panel superior lo más plano posible acorde al estilo telemétrico del cuerpo, tal como nos comentaron los responsables de la compañía.

En mano, la diferencia de tamaño es notable. De hecho, nos parece sorprendentemente liviana, acostumbrados como estamos a cámaras más densas. Fujifilm anunció su GFX 50R como la cámara digital de formato medio más compacta del mercado, pero no la más ligera, pues la Hasselblad X1D pesa menos todavía, tal como podemos ver en la siguiente tabla comparativa.

Por otro lado, para poder disfrutar de esta reducción de dimensiones era necesario que Fujifilm lanzará al mercado alguna óptica para el sistema GFX acorde al nuevo estilo “telemétrico” de la 50R.

En este sentido, el nuevo Fujinon GF 50 mm f/3,5 se combina perfectamente con el cuerpo de la nueva cámara de la compañía, para obtener un conjunto realmente manejable –por momentos olvidamos que estamos disparando con una cámara de formato medio–.

Además, está particularmente indicado para la fotografía callejera, gracias a su distancia focal equivalente de aproximadamente 40 mm en paso universal. Una óptica que no llegará, sin embargo, hasta 2019, tal como se indica en el último roadmap actualizado de Fujifilm para sus ópticas Fujinon GF.

¿Conseguirá Fujifilm dar un nuevo impulso a su sistema de formato medio digital GFX? Está claro que la nueva GFX 50R –especialmente en combinación con el Fujinon GF 50 mm– dispone de buenos argumentos para atraer a nuevos usuarios al ecosistema de la marca, más aún si se consigue mantener una política de precios ajustada.

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