Imagino que muchos de nuestros lectores han visto a este reflejo en acción: Una persona pasa de un lugar oscuro a la luz del sol, y estornuda. ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué el brillo repentino provoca un estornudo? Las primeras teorías sobre el «estornudo fótico» se remontan a la época de Aristóteles, pero la interpretación moderna más aceptada involucra a un pequeño detalle genético, y una sobreestimulación nerviosa en el cráneo.
El estornudo puede estar asociado a cierto número de factores. Alergias, infecciones, irritación causada por sustancias químicas agresivas, un cambio brusco de temperatura o la simple necesidad de limpiar nuestras vías respiratorias aparecen al tope de la lista, sin embargo, hay otra razón bastante extraña: La luz brillante. La mejor forma de comprobar la relación entre las luces brillantes y los estornudos es salir de un lugar oscuro y mirar al sol. A la mayoría de las personas no le pasará nada, pero entre el 18 y el 35 por ciento va a estornudar. Bienvenidos al «reflejo de estornudo por luz brillante», también conocido como «estornudo fótico».
Uno de los primeros en preguntarse por qué el sol nos hace estornudar fue el mismísimo Aristóteles. Su teoría era que el calor del sol hacía sudar al interior de la nariz, y el estornudo liberaba el exceso de humedad. Un punto de vista interesante, pero finalmente incorrecto, porque Sir Francis Bacon reconoció que al cerrar los ojos, el estornudo fótico nunca sucedía. Como alternativa propuso un aumento en la humedad de los ojos, la cual se trasladaba en parte al interior de la nariz, provocando el estornudo. El problema es que la reacción se desarrolla con demasiada rapidez, por lo tanto, la acumulación de humedad no puede ser la causa.
Varios estudios en los años ’60 indicaron que el estornudo fótico se transmite por vía genética, y sólo necesita una copia del gen de uno de los padres. El bajo porcentaje de personas con el reflejo minimiza la posibilidad de una ventaja evolutiva, o de lo contrario su existencia sería mucho más amplia. El gen responsable se encuentra en el segundo cromosoma, apenas una letra en el ADN: Quienes estornudan tienen una C, y los que no una T. Esta información surgió en 2010 gracias a un estudio en línea del cual participaron diez mil personas, y el posterior análisis genético de aquellas con estornudo fótico. Así llegamos al nervio trigémino. El nervio oftálmico (V1) del nervio trigémino es sobreestimulado por las luces brillantes, causando una especie de «salto» al nervio maxilar (V2), lo que lleva al estornudo.
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