El Último de su Tribu es el nombre que ha recibido el último superviviente de una tribu amazónica que fue masacrada por pistoleros contratados por colonos y ganaderos que invadieron sus tierras ancestrales desde los años 70 del siglo XX y en adelante. La región, en el estado de Rondonia, en el oeste de Brasil, es una de las más deforestadas de la Amazonia y una de las más violentas del país. "Este hombre, al que nadie conoce y quien lo ha perdido casi todo, incluyendo el resto de su gente, demuestra que es posible sobrevivir y resistir al contacto. Creo que es mejor que siga como está, alejado del contacto humano", expresa Altair Algayer, el responsable del equipo de FUNAI (Fundación Nacional del Indio) que supervisa el territorio del indígena, en un comunicado del 20 de julio de 2018. El Último de su Tribu sobrevive en un territorio rodeado de fincas ganaderas y de plantaciones de soja. "Se sabe muy poco sobre él", afirma Survival, una organización que lucha contra la aniquilación de los pueblos indígenas y tribales y que defiende sus derechos. "Los ayudamos a defender sus vidas, proteger sus tierras y decidir su propio futuro", destaca la organización.
Las últimas fotos difundidas por FUNAI muestran los campamentos abandonados por el Último de su Tribu. Los investigadores saben que hace cabañas con vegetación seca, con techos de palma a dos aguas, y en el interior de estas cabañas cava un hoyo, probablemente para protegerse en caso de ataque. También planta maíz, mandioca, papaya y bananas, se dedica a cazar y cava otros hoyos de unos 2 metros de profundidad con unos palos afilados en el fondo, para cazar animales y comérselos. "Está constantemente amenazado, pero es extremadamente hábil para evitar el contacto y tiene un profundo conocimiento de la selva y de sus recursos naturales. En 2009, FUNAI encontró cartuchos de armas de fuego en la selva y puede que alguien intentara asesinarlo, alguien que codiciaba sus tierras: colonos, ganaderos o leñadores", explica Fiona Watson, la directora de Investigación y Defensa en Survival International, a National Geographic España.
"Sabemos que está vivo. FUNAI supervisa constantemente su territorio en busca de signos recientes de su presencia: sabemos dónde ha cortado lianas en busca de agua, dónde ha talado árboles, dónde ha cuidado sus jardines y dónde ha recogido fruta y vegetales", añade Watson. El Último de su Tribu no quiere saber nada de nadie (en 2004 le disparó una flecha a Tunio, un trabajador de FUNAI para Brasil, quien se recuperó satisfactoriamente), el hombre ha dejado claro que no quiere mantener contacto con la sociedad predominante. FUNAI continuará defendiendo su territorio.