Dentro del ecosistema de startups y emprendedores, las aceleradoras siempre han sido una pieza interesante porque influyen en el desarrollo de una empresa y la conectan con clientes e inversores. En el caso de España, el boom de aceleradoras de startups lo vivimos durante la crisis económica. Un contexto que vio nacer a Plug&Play Spain en 2012 con una potente propuesta de conexión de las startups aceleradas con Silicon Valley.
Tras 5 años de trabajo, Plug&Play anunció la semana pasada la finalización de sus programas de aceleración; un hecho que nos hace reflexionar sobre el futuro de las aceleradoras de startups y si, realmente, llegamos a vivir en una burbuja que empieza a reorganizarse.
Como en todo boom, habrá una crisis y se regulará el mercado. Sobra un alto porcentaje de aceleradoras e incubadoras. Cada vez los emprendedores están aprendiendo más y se dan cuenta de dónde no deben acudir y estoy seguro que muchas cerrarán. Afortundamente, se está generando ecosistema y va tirando siempre que haya iniciativas que aporten valor – Rubén Colomer, cofundador de Plug&Play Spain
¿Qué es una aceleradora?
Desde que la primera aceleradora de startups, Y Combinator, vio la luz en el año 2005, el modelo se fue replicando en Estados Unidos y en el resto del mundo con programas impulsados por distintas entidades, corporaciones y gobiernos.
Una aceleradora es una entidad pública y/o privada que, a través de un programa periódico, trabaja con negocios de rápido crecimiento para acercarlos al mercado, captar clientes y hacerlos crecer en un período de tiempo acotado (unos 4 a 8 meses). En este sentido, la aceleradora ofrece contactos comerciales, inversión, mentorización y tutorización para hacer crecer el negocio.
Rubén Colomer, cofundador de Plug&Play Spain, planteaba la duración del programa de aceleración de la siguiente forma:
Durante el programa de aceleración intentamos ver los puntos débiles y los fuertes de cada startup e intentamos potenciar los buenos y mitigar los malos con formación y mentores que puedan darles consejo. El programa está estructurando en unas fases concretas para que puedan ir creciendo poco a poco a medida que adquieren más conocimientos. Todo está estructurado y no se deja nada al azar.
Las aceleradoras en España
Fivelab, la primera aceleradora de empresas aterrizó en España en 2007, precisamente, de la mano de los responsables de Plug&Play Spain (Rubén Colomer y Juan Luis Hortelano) junto a Marino Amartino (ex responsable de Wayra y ahora responsable de startups de Microsoft en Latinoamérica), Ismael Elqudsi, Albert Armengol, y Rogelio Bernal.
En el año 2010 llegaría Business Booster. La siguiente iniciativa en llegar fue Wayra en 2011 por parte de Telefónica y luego le seguiría Plug&Play en 2012 con una propuesta de conexión con Silicon Valley.
A partir de ahí, vivimos un gran boom de iniciativas tanto públicas como privadas y hemos visto el nacimiento de iniciativas como Lanzadera, Orizont, Conector, Berriup, Impact Growth o SeedRocket y también hemos visto aceleradoras efímeras que no han pasado más allá de una o dos ediciones.
Desde que empezó el boom de las aceleradoras en 2010-2011 ha habido de todo. Con el paso del tiempo las primeras que se crearon han sido las mejores porque las hicieron emprendedores con una finalidad muy clara y un compromiso de servicio que contagiaron a otros emprendedores para que actuaran de mentores – José Luis Antúnez
Si consultamos en la plataforma StartupXplore, podemos encontrar catalogadas como aceleradoras 273 iniciativas en España. Por tanto, ante estos números, uno puede llegar a plantearse preguntas: ¿Hay exceso de aceleradoras? ¿Se ven perjudicadas las buenas aceleradoras por este exceso de iniciativas?
Sobre el exceso, Enrique Penichet, fundador de Business Booster (la aceleradora más veterana en seguir en funcionamiento), nos señalaba el dilema de la «calidad» frente a la «cantidad»:
Se ha pasado de calidad a cantidad, aunque debido a este creciente número de iniciativas y de número de startups también pueda surgir alguna con calidad.
En mi opinión, es más sano un ecosistema a la americana, sin dinero público en aceleradoras, donde para subsistir has de generar valor y ser bueno, y no se pervierte el mercado con competencia con fondos públicos independientemente de la calidad de los programas, sino que depende de como eres o no de experto en acudir a licitaciones.
El exceso sin control es malo. Dentro del saco de aceleradora entran muchas cosas, y se lo ponemos difícil al emprendedor para que distinga unas cosas de otras
¿Públicas o privadas? ¿RSC o innovación abierta? ¿Cómo son las aceleradoras en España?
Una buena manera de analizar las aceleradoras es mediante cuatro atributos o criterios:
- qué modelo de negocio tiene
- quién está detrás de la iniciativa
- qué valor aporta a la startup
- en qué sectores o verticales trabaja
El modelo de negocio de una aceleradora
Si atendemos al modelo de negocio, una aceleradora puede ser 100% gratuita, puede tomar una participación en la empresa a cambio de los servicios prestados (y puede que también inyección de capital en la empresa) o, incluso, pueden tomar comisión de las inversiones que consigamos, por ejemplo, en su demo day.
Si una aceleradora se queda con una parte de la propiedad de la startup, los servicios prestados y el dinero que inyecta en la empresa son una inversión a futuro que se espera rentabilizar (caso de Plug&Play, por ejemplo). Es decir, aumentar el valor de la compañía y conseguir una venta (exit) como fue el caso de Ducksboard.
Si no se toma participación en la empresa, entonces hay alguien que está sufragando el programa sabiendo que no le va a generar retorno económico. Aquí entran iniciativas privadas con foco en la responsabilidad social corporativa (RSC) y las iniciativas públicas.
En el primer caso, la rentabilidad generada permite reinvertir en nuevos programas y, por tanto, en ampliar la cartera de startups aceleradas (y participadas). En el segundo caso, cuando los fondos se agoten (dado que no suelen ser infinitos), los programas tienden a finalizar.
Los promotores de la aceleradora
Si miramos quién está detrás de la iniciativa encontraremos a emprendedores con un perfil inversor (SeedRocket, Business Booster o Plug&Play), grandes empresas que buscan innovación (Bankia Fintech o Wayra), altruismo (Lanzadera), colaboraciones público-privadas que buscan desarrollo regional e innovación (Orizont) o únicamente el desarrollo regional o local (Startups Alcobendas).
Quién está detrás y su motivación es importante porque tiene impacto directo en los resultados de los programas y en lo que se puede aportar a las compañías que se aceleran, tal y como nos comentaba José Luis Antúnez, emprendedor con experiencia en la selección de startups en fases tempranas:
Cuando vino el peor momento de la crisis se apuntaron las instituciones públicas, las educativas y las grandes multinacionales con la esperanza de ayudar y que la mayoría de veces escondía la necesidad de ocupar espacios vacíos y el postureo de que la relacionasen con estar contribuyendo a la innovación. Ahí es cuando empezó el cachondeo:
-Personas de los gobiernos y profesionales de prestigio contrastado en su barrio seleccionando proyectos (equipos) de escasa calidad
-Consultores que ahora ya eran mentores y cobraban al organismo o multinacional de turno pervirtiendo esa ayuda original y desinteresada al que empieza
Algo parecido nos señalaba Javier Megías de StartupXplore a este respecto:
Creo que han hecho mucho daño los programas que decían que aceleraban o incubaban porque daban al emprendedor una mesa y ponían a mentorizar a gente que no había tocado una startup en su vida… pero como he dicho creo que el mercado es muy listo, y esas aceleradoras/incubadoras sólo recibirán a los incautos o a los proyectos de peor calidad, lo que en la práctica es hacerlas irrelevantes, ya que son más bien «des-aceleradoras»
Como en todas las modas, hay mucha gente dispuesta a subirse al carro. Ya sabes, en la época de los buscadores de oro los que se forraron no eran los buscadores sino los que vendían las palas. Y no hay nada malo en beneficiarse mientras aporte más valor de lo que cuesta.
El valor que aporta una aceleradora a la startup
Que una startup pase por una aceleradora, en teoría, debería aportar valor.
Y digo en teoría porque la explosión de aceleradoras ha generado una «liga de campeones» con aceleradoras de prestigio que ayudan a las empresas y tienen altas tasas de éxito y también una «segunda división» de aceleradoras sin un fin o programa claro que parecen más vinculadas al volumen que a la aportación de valor a las startups que aceleran.
Javier Megías, que conoce bien el ecosistema nacional, definía un programa de aceleración ideal de la siguiente forma:
Un buen programa formativo que no se quede simplemente en unas cuantas clases de pitching, mentores con experiencia real y que puedan ayudar a las compañías, así como un network muy bueno de inversores y alumni (que a menudo se olvida pero es igual o más importante que el network de mentores).
Para mi, lo ideal, es un balance sano entre el apoyo y mentorización del emprendedor y el dejar que experimente y busque su propio camino… y todo ello, a cambio de un nivel razonable de equity y con cierto apoyo en cash, idealmente.
Los «mentores» que nunca han «tocado balón» y todo lo que saben de startups es porque se han leído el libro «Lean Startup» son rápidamente desenmascarados por los nuevos emprendedores, que ya se saben mucha parte de la teoría pero quieren a gente que de verdad les ayude con su negocio.
La aportación de valor provoca una necesaria selección natural en las aceleradoras y es algo en lo que coincide gran parte del sector, incluyendo a Javier Megías:
Los proyectos buenos son muy exigentes… y se irá abriendo cada vez más el balance entre las aceleradoras que aportan valor, que cada vez trabajarán mejor y tendrán mejores proyectos y las que no, que cada vez irán desposicionándose más.
La especialización y la búsqueda de la excelencia
Los programas siempre se han caracterizado por ser generalistas, buscando que la tecnología estuviese presente en el negocio.
Sin embargo, con el aumento de oferta, se ha ido tendiendo hacia la especialización como característica diferenciadora. ¿El motivo? Permite establecer alianzas con empresas que pueden ser clientes de las startups, sobre todo, en ubicaciones geográficas con tejidos productivos claros.
Según nos comentaba Javier Megías, el reto no estaba tanto en la especialización como en la búsqueda de la excelencia en las propias aceleradoras:
No se trata tanto de que no tengan más sentido los programas de aceleración generales u horizontales, sino que deben mejorar y mucho. Ahora tienen que competir con aceleradoras cada vez mejores y ayudar a escalar a emprendedores que ya «se las saben todas».
José Luis Antúnez sí que veía en la especialización una manera de conectar con los motores económicos de cada ciudad o región:
En ciudades de 2-3 millones de habitantes como Madrid y Barcelona que hay talento, dinero y formación tiene sentido que haya 1 o 2 aceleradoras generalistas muy buenas. No creo que haya espacio ni capacidad para que haya más de calidad, aunque también sería recomendable una especialización. En este aspecto, a Barcelona se le relaciona más con e-commerce y a Madrid cuesta relacionarla claramente con un sector.
Valencia, Sevilla, Bilbao… para competir con las dos grandes ciudades e internacionalmente creo que sería más inteligente y realista que apostaran por una verticalización acorde al tejido industrial de cada una.
¿Las aceleradoras son un modelo sostenible de apoyo a las empresas?
En España hemos visto iniciativas sustentadas sobre fondos públicos que, al agotarse dichos fondos, han terminado desapareciendo.
Por ejemplo, 4 aceleradoras nacieron en Málaga en 2013 sustentadas sobre financiación de Europa y, en 2015, se cesó la actividad de las mismas al consumirse el presupuesto. En defintiiva, sin objetivos concretos de impacto o modelos sostenibles, las aceleradoras pueden llegar a ser efímeras.
Una aceleradora que invierte en startups y luego obtiene rentabilidad de dicha inversión, sí que presenta un modelo sostenible en el tiempo porque puede reinvertir en nuevos programas.
Otro factor a tener en cuenta es el de la generación de valor. Es decir, si se impulsan compañías que, por ejemplo, pueden aportar nuevos productos o servicios a grandes corporaciones que no tienen la agilidad de una startup para innovar. Aquí es donde debería entrar un cambio de paradigma importante, cambiar la RSC que impulsa muchas iniciativas para transformarla en procesos de innovación abierta.
Este cambio de paradigma nos lo señalaba Javier Megías de StartupXplore:
Creo que la gran asignatura pendiente en España son los corporate… y no sólo como iniciativa de marketing sino por un entendimiento claro del tremendo valor que aportan las startups a una gran empresa: no sólo como inversión o compra, sino sobretodo como proveedores. Aunque parece que sea «dogma», los emprendedores no necesitan inversión, lo que necesitan son clientes que paguen y crezcan con ellos.
Impact Growth, que es de gestión privada, está financiada por fondos europeos y ofrece 100.000 euros a fondo perdido a las compañías aceleradas.
A priori, podría dar la impresión que el programa tendrá de vigencia lo que duren los fondos; sin embargo, hay compañías que también se han sumado buscando innovación y, quizás, podrían convertir el programa en algo sostenible si les aportase valor (pero es algo que habrá que comprobar con el tiempo).
Rubén Colomer, cofundador de Plug&Play Spain, señalaba también la importancia del objetivo de una aceleradora de entorno corporativo:
Hay corporates que buscan repercusión en medios y no piensan tanto en la innovación. Que está muy bien si es tu objetivo, pero creo que el potencial está en ver qué hace gente muy innovadora que puede que ya esté desarrollando soluciones para los problemas que tú, como gran empresa, ya tienes.
Poder encontrar ese encaje, es lo que se busca. Que el corporate se beneficie de ello y la startup pueda arrancar rápidamente con un piloto y, si funciona, tener una gran cartera de clientes, que le reportará un beneficio.
Las aceleradoras no siempre provienen de los corporates directamente. Puede ser que, como hicimos nosotros con Banco Santander, una aceleradora externa que le monte el programa usando la metodología que ya ha utilizado y probando con startups.
Otros ejemplos que han surgido desde el lado corporativo son el BarLab de Mahou, The Chivas Venture, Pascual Startup, Cuatrecasas Acelera o CorreosLabs; iniciativas que parece que comienzan a dejar de lado la RSC pero que, para parte del sector, están más cercanas al marketing que a la búsqueda de innovación como señalaba Enrique Penichet:
Hay muchas aceleradoras que se limitan a los impactos en Marketing. Es decir, el fin de la aceleradora no es es acelerar el proceso de creación de empresas, sino el impacto mediático y aparecer en la foto porque da buenos resultados en prensa y para el branding…
Sin embargo, en algunos casos ya se está volviendo en su contra, pues los malos resultados de las empresas aceleradas genera un efecto boomerang negativo.
De hecho, esta unión entre privados y también con lo público puede ser una vía de futuro pero, evidentemente, debe haber unión. ¿Tiene sentido que Bankia, Banco Santander y BBVA compitan por las startups de fintech? La realidad es que cada banco ofrece su programa de aceleración propio cuando, quizás, deberían unirse porque puede que no haya tantas startups para acelerar tal y como nos señalaba Javier Megías:
El mercado limpiará progresivamente a las aceleradoras que no aporten valor… y habrás muchas se especializarán por sectores de actividad (fintech, health, agro) e integrando a los corporates… Pero, ¿hay espacio para X aceleradoras con programas fintech en España? ¿Cuántas nuevas startups fintech con auténtica capacidad y ambición para escalar nacen anualmente en España?
El futuro de las aceleradoras en España
Aunque haya algunos piratas (con las patas cortas, como las mentiras), creo que tenemos algunas aceleradoras magníficas en España con programas de primera y que realmente son capaces de llevar a la compañía al siguiente nivel – Javier Megías, fundador de StartupXplore
Tras tres años trabajando con startups, siempre he tenido claro que acelerar es un «trabajo de sastre»; es decir, es un trabajo personalizado y de calidad, no de volumen.
Por tanto, igual que vivimos un boom de aceleradoras, asistiremos a una reducción de las mismas.
¿Los motivos? En cierta medida algunos los hemos ido desgranando:
- Modelos no sostenibles económicamente o sin objetivos claros de impacto
- Baja aportación de valor para las startups y emprendedores
- Ausencia de una especialización con conexión con los motores de desarrollo económico de su contexto geográfico
- Ausencia de conexión con las grandes empresas que necesitan innovación
Ahora mismo en Europa y particularmente en España se están consolidando las aceleradoras que dependen de fondos públicos, ya sean municipales, de universidades o de otras entidades públicas, mientras las de iniciativa inversora o incluso corporativa han iniciado su cierre.
Ahora, existe una saturación de programas de aceleración en los que una vez vencido el plazo de aceleración la vinculación o seguimiento es residual.
Esto hace que las nuevas que llegan al mercado para distinguirse deban focalizarse en un sector o segmento, para así llamar la atención de ese público y a la vez especializarse para agregar valor. Enrique Penichet – Fundador de Business Booster
El futuro de las aceleradoras pasará por una brecha cada vez mayor entre las aceleradoras que juegan en «liga de campeones» y las de «segunda división».
Las que queden en la «zona media de la clasificación» deberán tender hacia la excelencia si no quieren terminar desapareciendo porque si las startups con potencial no quieren pasar por ellas, entonces, tendrán un problema en sus procesos de selección y terminarán admitiendo compañías mediocres que convertirán el track-record de la aceleradora en mediocre (y la acercarán a su fin).
Rubén Colomer de Plug&Play Spain nos resumía la decisión que han tomado de «hacerse a un lado» de la siguiente forma:
Llevamos ya 5 años y medios acelerando startups. Durante este tiempo, año tras año, los emprendedores saben más, son emprendedores que emprenden por segunda vez o que ya han fracasado. Tienen además un ecosistema que les es propicio, hay mucho capital, público y privado y los inversores son muy accesibles. Lo que aportábamos al principio, ahora tiene menos valor. Además hemos invertido y/o acelerado más de 75 startups, invirtiendo más de 3 millones de euros.
Si encima hay iniciativas que lo único que hacen es aprovecharse de los emprendedores y más que acelerar, frenan o desaceleran, lo que ocurre es que se crea una mala reputación en general de las aceleradoras, algo que no es justo. Hay muchas aceleradoras haciendo muy bien las cosas, y hay otras que ensucian el trabajo del resto.
Si unimos que cada vez aportamos menos de lo que nos gustaría al ecosistema, y que además, como todo fondo habrá que buscar el retorno. ¿Porque no hacerse a un lado y dejar pasar a otras iniciativas?, creo que es lo más sensato.
El futuro debería llevarnos a un número moderado de aceleradoras de alto potencial, con buen capital relacional (alumni, inversores, mentores, grandes empresas…), especializadas en verticales o industrias cercanas a su ubicación geográfica (potencial de desarrollo de negocio), tomando equity a cambio de inversión (rentabilidad de la aceleradora y valoración de los servicios prestados) y con una gran vinculación a empresas que necesitan innovar y necesitan a las startups (haciendo que la aceleradora sea sostenible).
Imágenes | US Embassy Canada (Flickr), Heisenberg Media (Flickr), Steven Zwerink
(Flickr), adam berk, JD Lasica (Flickr), Plug&Play Spain (Flickr)
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La noticia
¿El principio del fin de la burbuja de las aceleradoras de startups en España?
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Juan Jesús Velasco
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