La última vez que exploramos la posibilidad de que un animal o un objeto posea derechos legales especiales terminamos perdidos en un laberinto lleno de macacos Sulawesi y demandas por copyright. Sin embargo, hoy nos cruzamos con algo aún más extraño: El Árbol Que Se Pertenece A Sí Mismo. ¿De dónde salió? Básicamente tenemos que viajar casi 200 años al pasado, conocer la historia de una famosa familia de políticos en el estado de Georgia, y una escritura que nadie vio, pero de la que todo el mundo habla…
Si lo pensamos por un momento no parece tan descabellado, ¿verdad? Después de todo, algunas personas han declarado a sus mascotas como únicas herederas, dejando en el banco millones de dólares a su disposición, y si la memoria no me falla, un gato fue alcalde de un pequeño pueblo en Alaska. Eso significa que el Árbol Que Se Pertenece A Sí Mismo merece nuestra atención. Lamentablemente es imposible saber con precisión quién lo plantó o qué tan antiguo era, y los mejores cálculos al respecto cargan con un margen de error de 200 años (entre mediados del siglo XVI y fines del siglo XVIII), sin embargo, existen detalles muy bien documentados. Por un lado, sabemos que el árbol es un roble blanco ubicado en la ciudad de Athens (estado de Georgia), y por el otro, que la historia gira alrededor de un tal William Henry Jackson.
La referencia más antigua del Árbol Que Se Pertenece A Sí Mismo pertenece a un artículo publicado en el Athens Weekly Banner del 12 de agosto de 1890. El texto explica que el árbol se encontraba en la propiedad del coronel William Henry Jackson (también conocido como doctor por su profesorado en la Universidad de Georgia), hijo del soldado, congresista, senador y más tarde gobernador de Georgia James Jackson. Al parecer, W.H. Jackson tenía muy buenas memorias de su infancia junto a ese árbol, y con la intención de protegerlo, creó una supuesta escritura en la que registra al árbol como dueño de sí mismo, y de la tierra cercana (8 pies, 2.4 metros) a su alrededor. Varias fuentes, incluyendo una placa colocada junto al árbol, sugieren que la transacción se llevó a cabo en algún punto entre 1820 y 1832.
El resto es una nebulosa de puras dudas. Aunque el coronel Jackson vivía efectivamente al otro lado de la calle donde estaba el árbol, la vieja división de lotes no coincide del todo (él vivía en el Lote 14, y el árbol se encontraba en el Lote 15), y se dice que pasó su infancia en el condado de Jefferson y no en Athens, por lo que tal vez ni siquiera era el árbol que recordaba. De hecho, el árbol que podemos encontrar allí no es el original, que cayó el 9 de octubre de 1942 tras un largo deterioro. Por suerte, varios de los residentes habían plantado nuevos árboles con sus bellotas. El proceso de trasplante (después de escoger al candidato más apto) fue organizado por el Junior Ladies Garden Club, el Colegio de Agricultura y el Departamento de Horticultura de la Universidad de Georgia el 4 de diciembre de 1946, y hoy se lo conoce como el Hijo del Árbol Que Se Pertenece A Sí Mismo. Técnicamente, la escritura original de Jackson no tiene valor alguno (el destinatario debe tener la capacidad legal para recibir la propiedad «y» aceptarla), y las autoridades lo conservan del mismo modo que a cualquier otro árbol público, pero más allá de ese conflicto, la gente reconoce al árbol como dueño de sí mismo.
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