La Era Atómica tuvo su inicio con la explosión de Trinity en el desierto de Nuevo México en julio de 1945, seguida por los ataques a Hiroshima y Nagasaki menos de un mes después. Pero fue durante la Guerra Fría que el gobierno estadounidense aumentó drásticamente la cantidad de pruebas nucleares. Entre 1945 y 1962 se llevaron a cabo más de 200 detonaciones bajo diferentes «operaciones», y casi todas ellas fueron documentadas en unas 10 mil cintas. Con el objetivo de preservar su contenido, el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore comenzó el proceso de desclasificación y digitalización.
Las pruebas nucleares de los Estados Unidos tras el fin de la Segunda Guerra Mundial se reanudaron con la Operación Crossroads en el Atolón Bikini a mediados de 1946. Solamente se llevaron a cabo dos detonaciones, Able y Baker, pero había una tercera explosión programada (Charlie), que fue cancelada. La actividad siguió en 1948 con Sandstone, las operaciones Ranger, Greenhouse y Buster-Jangle en 1951, Tumbler-Snapper en 1952, y Ivy ese mismo año, que dio lugar a la detonación de Mike, la primera bomba termonuclear. Entre 1945 y 1962, Estados Unidos realizó 210 pruebas nucleares. Las explosiones fueron registradas con la mejor tecnología disponible de la época, y su desclasificación no fue del todo uniforme. Se calcula que unas diez mil cintas siguen con el sello de «Top Secret» en sus latas, pero el tiempo está ganando la partida (el acetato de celulosa se descompone), y corren el riesgo de perderse para siempre.
En el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, con el físico Greg Spriggs a la cabeza, esperan poder rescatar la mayor cantidad posible de cintas, digitalizar el contenido y lograr su posterior desclasificación. Por el momento, este proyecto ya procesó unos 4.200 filmes, de los cuales 750 fueron liberados, y ya es posible ver 63 en YouTube. Los vídeos provienen principalmente de las operaciones Dominic (1962-63), Hardtack 1 (1958), Plumbbob (1957), Upshot-Knothole (1953), Castle (1954) y Teapot (1955). Además del valor histórico, el doctor Spriggs explica que no se poseen datos sobre armas nucleares modernas porque el CTBT prohíbe las pruebas de altitud, y todo lo que tienen los científicos para trabajar son esos viejos cortos que se caen a pedazos.
Aún así, digitalizar y restaurar los filmes es apenas la mitad de la ecuación. La otra mitad es devorada por el proceso burocrático de desclasificación. Cada solicitud debe pasar primero por el Departamento de Energía a pesar de que todas las pruebas ya son ampliamente conocidas y se encuentran bien documentadas…
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