En este artículo hablamos de filtros internos y posteriores, así como de cables y alimentación de cámaras cinematográficas.
Filtrado interno en cámara y filtrado posterior
Muchas de las cámaras de cinematografía digital actuales cuentan con ruedas de filtros internos –configurables por menú o por medio de interruptores en el cuerpo– o con la posibilidad de incorporar filtros posteriores –entre las ópticas y el sensor– de forma manual.
Por regla general se trata de una serie de filtros de densidad neutra (ND) y, en ocasiones, también de filtros de color para una gama concreta de corrección tanto para luz día como para tungsteno. Todas estas soluciones incorporan uno o varios filtros neutros (clear) sin ningún efecto sobre la imagen final. Son necesarios ópticamente para ocupar el espacio que deja libre cualquiera de los restantes filtros cuando no se usa.
A pesar de que los filtros -que los fabricantes incluyen por defecto- se escogen cuidadosamente para satisfacer las necesidades de la mayoría de las producciones, en algunos modelos se pueden sustituir de forma manual. Por ejemplo, en las ALEXA XT y SXT es posible cambiar los filtros dentro de un rango –proporcionado por ARRI– cuya transmisión espectral no tiene ningún impacto en el color ni en la resolución –aunque en el caso del ND 2.1, creemos que esa afirmación es, como mínimo, matizable–.
Mención aparte merece el sistema de filtros ópticos de paso bajo (OLPF) intercambiables de RED para sus EPIC con sensores Dragon o Weapon (incluido el Helium), ya que -en rigor- no nos referimos al mismo concepto de filtrado. Se trata de la suma de un filtro de paso bajo tradicional más la de un complemento extra al filtro infrarrojo (IR) –incorporado al sensor de estas cámaras– con un revestimiento para la minimización de los reflejos internos. La combinación resultante facilita el trabajo en diferentes condiciones lumínicas.
Dejemos claro desde el principio –para evitar confusiones terminológicas, debidas al lenguaje propio de los departamentos de marketing– que ningún filtro de paso bajo tiene como propósito la corrección de color per se. No obstante, su respuesta a la hora de limitar la posible contaminación infrarroja afecta de manera notable a la respuesta del sensor a la hora de reproducir el color. La aparición de este sistema de filtrado intercambiable mejoró mucho la consistencia en la reproducción de color en las cámaras de este fabricante.
En particular, reduciendo sobremanera las enormes diferencias que encontrábamos en sus antiguos sensores entre escenas iluminadas con tungsteno y con luz día y en las constantes –y desagradables– dominantes en los tonos de piel, que -por fortuna- han pasado a ser un problema del pasado. Entre las opciones que ofrece RED por defecto, contamos con un filtro de paso bajo estándar –apto para la mayoría de situaciones de filmación posibles–, otro optimizado para situaciones con escasez de luz y un tercero específico para mantener los tonos de piel en situaciones de alta intensidad lumínica. Además, el sistema está abierto a la colaboración de terceros –que también fabrican filtros de paso bajo, menos genéricos y más destinados a situaciones muy específicas, para estas cámaras–.
Sea cual sea el dispositivo de captación con el que trabajemos, es conveniente recordar dos advertencias básicas:
La primera es que, en aquellas cámaras con rueda o ruedas de filtros internos, nunca debemos intentar acceder a ellas por nuestra cuenta. Esa labor es propia de profesionales entrenados para ello.
La segunda es que, en aquellas cámaras que permiten introducir filtros de forma manual, existe la posibilidad de elegir nuestra propia gama de filtros en lugar de los que ofrece el fabricante. Si se da el caso, hay que probar, probar y volver a probar cada uno de ellos de manera concienzuda de cara a obtener un enfoque correcto y a asegurarse de que estamos consiguiendo el efecto que queríamos conseguir en teoría.
Cables, la pesadilla incesante pero necesaria
El lector podrá preguntarse si hay algún error en la fecha de publicación de este artículo. Tenemos malas noticias al respecto: la fecha es correcta. Somos conscientes de que llevamos años oyendo la promesa de que los cables son un resquicio del Pleistoceno y que van a desaparecer de un día para otro. La tozuda realidad es que, por el momento, tal afirmación es inexacta en el mercado de consumo y absolutamente utópica en el profesional –aunque no deje de haber ciertos avances al respecto–.
Algunas cámaras están bien diseñadas, concebidas y adecuadas para un traslado rápido y eficiente dentro de espacios reducidos. Otras no. Un ejemplo claro es lo difícil que resulta rodar de forma cómoda dentro de un vehículo en movimiento cuando la cámara que utilizamos está rodeada de cables, soportes y accesorios de toda clase colgando en todas las direcciones. El desorden en un sistema de cámara es una invitación al desastre.
Como ya hemos mencionado en el anterior artículo de la presente serie, cuando no conseguimos obtener imagen de la cámara lo primero que hay que hacer es chequear los cables, porque casi siempre son los cables los que fallan. Citando una de las brillantes acepciones incluidas en el “Diccionario del Diablo” del escritor y periodista Ambrose Bierce, la paciencia es “una forma menor de desesperación, disfrazada de virtud“. A veces, no queda más remedio que el de atesorarla.
Alimentación de la cámara
La alimentación de la cámara también es un problema que tenemos que afrontar cuando se realiza la preparación de cada proyecto. Las baterías de cámara pueden fallar –no es nada extraño que lo hagan– y precisan atención constante por parte del equipo de rodaje.
Esta no es una parte del equipamiento en la que debamos buscar un ahorro en costes. Hay que ser muy preciso a la hora de determinar todas y cada una de las baterías que serán imprescindibles para cada trabajo. Una vez que sepamos el número exacto, multipliquémoslo por dos. Y siempre debemos contar con una fuente de alimentación de corriente alterna disponible para cada cámara.
Resulta primordial chequear el nivel de carga de las baterías durante la preparación de una secuencia y estar pendientes de su rendimiento durante el rodaje. Si nos parece que una batería está fallando en lo más mínimo, es perfectamente normal devolverla a la empresa de alquiler para que la reemplacen de inmediato.
Ninguna empresa de alquiler cuestionará la decisión de cambiar una batería de cámara. De modo que, en caso de fallo, pongamos una gran “X” con cinta roja en la parte superior de la batería, escribamos una descripción detallada del problema y pidamos que sea reemplazada.