Es uno de los materiales de los que se hacen gifs y memes, que posiblemente muchos hemos compartido en redes sociales o en alguna conversación en mensajería en algún momento. El café es el fuel que nos hace ‘revivir’ cada mañana y el elemento que nos ayuda no solo a estar despiertos sino también a estar activos. Nada mejor que una taza de café a primera hora, nos decimos muchos, soñando con el olor del café recién hecho. Esta pasión por el café y esta consideración del mismo como casi un elemento para la supervivencia han servido a las marcas en no pocos mensajes, campañas y contenidos, en los que juegan con ellas para conectar con los consumidores.
Pero ¿podría tener el café otra aplicación para las compañías? ¿Podría ser la sustancia mágica que no solo hace que estemos más despiertos sino que también es un elemento que activa nuestra relación con las empresas, sus productos y sus mensajes?
Podría serlo. Al menos si se tiene en cuenta el resultado obtenido en un estudio reciente científico en el que se analizaba cómo afectaba el café a la recepción de los anuncios. Sus conclusiones permitían concluir que a las marcas les interesa – y bastante – que sus consumidores se tomen una taza de café antes de enfrentarse a sus mensajes.
La actividad en la región de la memoria sube
Los datos son bastante claros. Un experto de la Universidad Médica de Innsbruck, en Austria, Florian Koppelstatter, analizó cómo era la respuesta del cerebro de los consumidores ante los mensajes y la información tras haber recibido un chute de cafeína. Partiendo de las prácticas de la neurociencia, estudió la reacción cerebral de los consumidores.
Los participantes en el estudio recibieron, antes de participar, 100 miligramos de cafeína. La cantidad es el equivalente a la cafeína que consumimos cuando nos tomamos dos tazas de café. Los participantes que estaban en el grupo de control recibían una sustancia placebo sin ningún efecto. Luego analizó qué áreas del cerebro se activaban tras haber recibido este chute de cafeína.
La actividad cerebral mostraba que las áreas más activas eran el lóbulo frontal y en el cingulum anterior, las áreas que se asocian con la memoria y la atención. En ellos, esas áreas mostraban más actividad de lo normal, mientras que entre quienes habían tomado el placebo no ocurría nada salientable. Por tanto, tomarse un café – o dos – hace que los consumidores estén más centrados y tengan una memoria mejor.
Neuromarketing y cafeína
Y esto podría tener muchas aplicaciones en el mundo del marketing y de la publicidad, como recuerdan en el blog NeuroScienceMarketing, ya que exponer a los consumidores a mensajes justo cuando se acaben de tomar una taza de café hará que el mensaje se quede mejor en la memoria.
En cierto modo, apuntan, es lo que ya están haciendo los gigantes del café, como Starbucks, cuando llenan sus tazas para llevar con sus logos. El recuerdo de ese tipo de tazas y de cómo son y qué muestran suelen ser muy elevado. La neurociencia ahora explica por qué es probable que ocurra esto. El hecho de que estén asociadas directamente a un proceso de tomar café hace que en realidad el cerebro se esté preparando para recordarlas mejor. Con cada sorbo que se da en la propia taza, se está asentando el camino para que su presentación sea más recordada.
Pero lo cierto es que las aplicaciones de este descubrimiento podrían ir mucho más allá y ser mucho mayores. Las marcas y las empresas no pueden obligar a sus consumidores a tomar cafeína para que recuerden mejor sus anuncios y para que presten mucha más atención a sus anuncios, pero sí pueden aprovecharse de los momentos en los que los consumidores ya lo están haciendo para posicionarse.