China está planeando uno de esos proyectos inverosímiles que darían vida al que se convertiría en el túnel más largo del mundo, que sería fabricado para llevar agua desde el Tíbet hasta Xinjiang, una enorme zona donde apenas el 10% de la superficie cuenta con las características para ser habitada. Vamos, el objetivo es que el desierto de Xinjiang sea una especie de California.
Con dicho túnel buscarían desviar el río Yarlung Tsangpo, en el sur del Tíbet, hacia el desierto de Taklimakan en Xinjiang. Un proyecto que perforaría la meseta tibetana, que se conoce como la torre de agua de Asia, por lo que ya se han ganado todo tipo de críticas por el posible impacto ambiental.
Cada kilómetro de túnel costaría al menos mil millones de yuanes
Para tener un poco de contexto, el túnel más largo de China es el de Dahuofang con 85 kilómetros de largo, mientras que el más largo del mundo es el que suministra agua a la ciudad de Nueva York, que está ubicado por debajo de la ciudad y tiene una longitud de 137 kilómetros.
Como el túnel Tíbet-Xinjiang será todo un reto, China ha arrancado con algo que han llamado un «ensayo» de nuevas tecnologías, ingeniería y técnicas de construcción, el cual dará vida a un túnel de 600 kilómetros que estará ubicado en Yunnan.
La construcción del túnel de Yunnan arrancó el pasado mes de agosto y estiman que tardarán ocho años en construirlo. Tendrá un coste de poco más de 78.000 millones de yuanes (11.700 millones de dólares). Su objetivo será transportar más de tres mil millones de toneladas de agua cada año desde el noroeste de Yunnan hasta el centro seco de la provincia. Según el gobierno, este proyecto beneficiará directamente a más de 11 millones de personas.
Lo importante del túnel de Yunnan es que busca ser un ejemplo de las capacidades del país. Zhang Chuanqing, investigador del Instituto de Mecánica de Roca y Suelos de la Academia China de Ciencias, mencionó que este túnel será para «demostrar que tenemos el cerebro, el músculo y las herramientas para construir túneles super largos en terrenos peligrosos, y a un coste que no nos llevará a la quiebra».
La meseta de Yunnan-Guizhou en el suroeste de China es muy similar a la meseta tibetana, siendo una zona propensa a los terremotos y con terreno irregular. Por lo que los desafíos de ingeniería, impacto ambiental, costes y el rechazo de los países vecinos han provocado todo tipo de protestas. De hecho la idea del túnel Tíbet-Xinjiang no es nueva, lleva en la mesa desde el siglo XIX con decenas de proyectos que han ido desde enormes represas, bombas, hasta, por supuesto, túneles.
Por lo anterior, China ha adoptado un perfil discreto que va paso a paso sin hacer mucho ruido, ya que el túnel Tíbet-Xinjiang no ha sido aprobado, ya que en caso de que se autorice, su coste sería astronómico debido a lo complicado del terreno y la imponente altitud de la meseta tibetana. Las primeras estimaciones hablan de aproximadamente 1.000 millones de yuanes por cada kilometro de túnel. Por ello primero buscarán concluir el del Yunnan para permitir que la tecnología avance, los costes disminuyan, pero sobre todo se ganen el respeto internacional al demostrar que son capaces de hacer este tipo de obras casi imposibles.
Zhang asegura que entre cinco y diez años la tecnología estará lista para arrancar con este ambicioso proyecto, y que China seguirá adelante con él a pesar de las protestas de India y Bangladesh, quienes están río abajo.
Una obra faraónica… y a día de hoy imposible
Hoy día no existe ninguna estructura hecha por el hombre capaz de bombear agua a 3.000 o 4.000 de altura, pero el gobierno chino ha planteado una serie de características que resolverían este tema y harían que Xinjiang sea una nueva región lista para la cosecha y para recibir asentamientos humanos.
Se buscaría crear una isla artificial en medio del río para filtrar sedimentos y dirigir el agua hacia un pozo. Desde dicho pozo se controlaría la cantidad de agua que fluye hacia el túnel. Quieren que el túnel sea en su mayoría subterráneo, donde enormes máquinas con cabezales de perforación de 15 metros serían bajadas para perforar. Algunas zonas contarían con turbinas hidroeléctricas para ralentizar el flujo de agua y evitar daños a las secciones inferiores.
Se estima que el enorme túnel tendría la capacidad de transportar de 10.000 a 15.000 millones de toneladas de agua cada año, que es la cuarta parte del flujo anual del río Amarillo, el segundo río más largo de China. Pero lo más importante de esto, es que a pesar de la tecnología y obra que plantea China, aseguran que dejarán intacto el paisaje natural del Tíbet.
Sin duda un proyecto que tendremos que seguir de cerca, no sólo por la tecnología involucrada, sino por toda la serie de protestas y debates que ocasionará.
En Xataka | China quiere construir un ‘tren volador’ que dejaría en pañales a Hyperloop: 4.000 Km/h
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China quiere construir un colosal túnel de 1000 kilómetros que transformaría el desierto de Xinjiang en California
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Xataka
por
Raúl Álvarez
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