La centenaria técnica del stop-motion —consistente, a grandes rasgos, en generar sensación de movimiento mediante una sucesión de imágenes estáticas—, ha estado vinculada al séptimo arte desde sus inicios. Desde que empezase a utilizarse a finales del siglo XIX y principios del XX por genios como J. Stuart Blackton, el eterno George Meliès o el español Segundo de Chomón, la práctica ha sido refinada con el paso del tiempo gracias a los avances de la tecnología.
A pesar de los tentadores avances y facilidades que la era digital ha traído al mundo de la animación, aún nos queda un buen puñado de profesionales de la vieja escuela que, haciendo gala de oficio y vocación artesanal, continúan concibiendo sus piezas —salvando las distancias— como antaño; siendo uno de ellos el cuatro veces oscarizado Nick Park.
Después de triunfar de la mano de Wallace y Gromit, y de la entrañable oveja Shaun, el británico retrocede unos cuantos miles de años atrás con esta ‘Cavernícola’, una fantástica y simpática comedia que, pese a estar un pequeño escalón por debajo de los anteriores trabajos de Park, logra cautivar gracias a su sentido del humor y a su peculiar versión de ‘Evasión o victoria’ en clave prehistórica.
Por supuesto, desde que arranca su divertida secuencia introductoria, ‘Cavernícola’ te roba el corazón a través de los ojos gracias a su hermosa e imperfecta animación y a su divertido diseño de personajes. Resulta casi mágico ver como Dug, Lord Nooth y compañía se mueven a través de los escenarios y modulan sus expresiones faciales fotograma a fotograma mediante una labor manual reflejada en las huellas dactilares de los animadores, visibles sobre la piel de plastilina de sus creaciones.
Si bien la técnica del largometraje es completamente impecable, no puede decirse lo mismo de su previsible narrativa. Desde que se plantea el conflicto principal del filme, puede intuirse a la perfección los derroteros que tomará su historia; algo que queda completamente camuflado entre su tono, amable, y aún así cien por cien disfrutable para el público adulto.
Una de las principales virtudes de ‘Cavernícola’ radica en su capacidad para ofrecer un producto óptimo para los espectadores de todas las edades. Donde los más pequeños encontrarán simpatía, mensajes didácticos repletos de valores positivos y una retahíla de gags fáciles de procesar, los más crecidos del patio de butacas se toparán con pasajes de lo más delirantes y una ligera voluntad satírica especialmente agradable.
Todas las alabanzas que puedan verterse sobre lo último de Nick Park se antojan escasas. Dejando a un lado su incapacidad para sorprender en cuanto a trama se refiere, ‘Cavernícola’ brilla gracias a su belleza visual, su delicioso humor y unas geniales interpretaciones de, entre otros, Eddie Redmayne, Tom Hiddlestone y Maisie Williams, a los que algún iluminado ha decidido sustituir por Hugo Silva, Mario Vaquerizo y Chenoa en nuestro país.
Una bonita forma de destruir a golpe de —horrendo— doblaje una de las mejores producciones animadas de los últimos años.
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La noticia
‘Cavernícola’: una divertidísima versión prehistórica de ‘Evasión o victoria’ en clave stop-motion
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Espinof
por
Víctor López G.
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