Cannes, volvemos a encontrarnos. En 2018 también pasearemos por la Croisette durante las casi dos semanas que dura el festival para poder traeros de primera mano las opiniones sobre las películas más importantes que se estrenan en el certamen francés. Tanto las que concurran a concurso como las que estén fuera de la sección principal.
A lo largo de los próximos días este post irá creciendo con nuestras impresiones de la gran prueba anual del cine de autor, si es que esa etiqueta significa algo en el septuagésimo primer aniversario de la cita. Un año de renovación, dicen desde la organización. Toca comprobarlo.
‘Todos lo saben’, de Asgar Farhadi
La plana mayor actoral española se sienta a la mesa. Por la ventana asoman los campos de Castilla. Parece que todos tienen mucho que decirse y, por sorprendente que parezca, va a ser un iraní el que mueva los hilos de esta larga reunión en la que la perfidia acumulada durante tantos años se desenquista mediante una violenta terapia de choque.
Asgar Farhadi hace los honores de abrir la 71ª edición del Festival de Cannes con ‘Todos lo saben’, una producción hispano-italo-francesa con un casting y ambientación plenamente ibérica. Hasta el tema tratado parece profundamente nuestro, pero sólo si no conocemos la anterior filmografía del director, que es el mismo que nos dio ‘Nader y Simin, una separación’ o ‘El pasado’. Es decir, alguien interesadísimo en la complejidad e intensidad emotiva que permiten desplegar ante la cámara las relaciones maduras cuando tienen que enfrentarse a unos escenarios de adversidad y que terminan revelándonos a todos como víctimas de nuestras circunstancias.
Farhadi vuelve a hacer que el guión eclipse el resto de facetas del filme (que ni están ni se las espera), pero crea una ligera variación dentro de su esquema añadiendo unas gotas de aroma a cine de género. ‘Todos lo saben’, drama moral catastrofista y grandilocuente, tiene una grata dimensión de thriller procedimental gracias al cual el espectador andará estimando quién ha sido el miembro del clan que ha secuestrado a la hija de la mujer que se casó con un forastero rico y a la que alguno de ellos intenta sonsacar 300.000 euros vía rescate.
Penélope Cruz, Javier Bardem, Eduard Fernández, Bárbara Lennie, Inma Cuesta, Elena Anaya… hasta Ricardo Darín participa de este teatro que hará las delicias de los próximos Goya. En el fondo, y dado que el dispositivo narrativo permite que vayamos apostando a distintos culpables, buena parte del placer que el espectador extraiga del visionado dependerá de cuánto se crea sus actuaciones. Nuestras impresiones a este respecto no han sido muy buenas.
‘Pájaros de verano’, de Cirro Guerra y Cristina Gallego
También los colombianos Cirro Guerra y Cristina Gallego se apuntan al cine de género, en este caso al relato mítico por el que las pequeñas sociedades (en este caso la wayú) acaban corrompidas y condenadas a su extinción en cuanto se dejan doblegar por insensatas disputas por el poder.
Una comunidad indígena pobre en dinero pero rica en costumbres cae en la tentación de prosperar gracias al comercio negro de marihuana vendida a los gringos, la conocida como época de Bonanza Marimbera. Dos grandes familias acabaran enemistadas, perdiendo poco a poco sus señas mientras el mercado devora sus lazos a velocidad de vértigo. Como diría el hippie estadounidense empleado en los Cuerpos de Paz y que hace de enlace contrabandista: “Di no al comunismo”.
El cine de gánsteres encuentra así un inesperado territorio haciendo algo tan sencillo como trasladar el popular esquema de organización de las mafias y sus tropos cinematográficos al exótico mundo de los wayú. El espectador tendrá que aprender a decodificar protocolos aborígenes para comprender cómo muta el conflicto entre clanes.
Muchos se habrán sentido decepcionados al ver como Guerra, el cineasta que se ganó aquí el cariño de la prensa especializada gracias al festival lisérgico y etnográfico de ‘El Abrazo de la Serpiente’ (premio a Mejor película de la Quincena de Realizadores en 2015), ha decidido prescindir de casi cualquier lucimiento que pudiera permitirse en favor de una funcionalidad para todos los públicos. Como si en este caso no le importase entregar una versión comercial con tal de que este cuento trágico conecte a toda costa con la actualidad colombiana en pleno proceso de paz.
A ‘Pájaros de Verano’ la salva, quizá, su sutil evolución estilística, que a medida que los miembros de las tribus van incorporando parafernalia narco a su hábitat se va asemejando más y más a la homónima producción de Netflix.
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Cannes 2018: así están siendo las películas más importantes del festival
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Espinof
por
Esther Miguel Trula
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