Finalmente, Apple ha decidido actualizar sus MacBook Pro con los últimos procesadores Intel de octava generación, que desde hace meses se encuentra ya disponibles en muchos de los ordenadores portátiles de la competencia.
A diferencia de la séptima generación –Kaby Lake– que equipaban hasta la fecha todos los portátiles de Apple, la octava y última generación de procesadores comercializada por Intel –Coffee Lake– disponen de una mayor eficiencia energética y, sobre todo, de un mayor número de cores o núcleos físicos por procesador. Mientras que anteriormente los Core i5 e i7 usados tenían un máximo de 2 y 4 cores, los actuales modelos pasan a tener 4 y 6 cores, respectivamente. Además, dispone de una nueva versión también con 6 núcleos pero todavía más potente, el Core i9.
Ello permite, tal como señala Apple, aumentar considerablemente el rendimiento de sus portátiles más profesionales pero, sobre todo, equipararlos a los ofertados por otras marcas. La pantalla también ha sido también mejorada –ahora podemos optar a las de tipo True Trone, como en los últimos iPad Pro–, así como el teclado, de tercera generación, que permite una operación más silenciosa según la firma californiana. Asimismo, seguimos encontrando la conocida Touch Bar táctil que sustituye las teclas de función, aunque todavía está disponible un modelo de entrada de gama con las teclas físicas convencionales.
Otra importante mejora es la posibilidad de configurar los equipos con hasta 32 GB de memoria RAM y 4 TB de almacenamiento SSD, aunque solo en el modelo de 15″. Para el modelo de 13″, la ampliación máxima está limitada a 16 GB de RAM –igual que en la generación anterior–, y el almacenamiento SSD a 2 TB –el doble que anteriormente–.
De una forma un tanto inexplicable, Apple sigue limitando las opciones en su modelo de 13″, relegando al modelo de 15″ las opciones más avanzadas, aún cuando muchos competidores no realizan distinciones tan marcadas entre versiones equivalente, sobre todo cuando el tamaño de 13″/14″ se está convirtiendo en uno de los más populares entre usuarios profesionales que buscan un compromiso entre prestaciones y movilidad.
Así pues, en el modelo más pequeño seguimos sin poder optar por una tarjeta gráfica dedicada, y deberemos conformarnos con las integradas –Iris Plus Graphics 640 o Iris Plus Graphics 655–. En el modelo de 15″, en cambio, podemos optar por las tarjetas Radeon Pro 555X/560X con 4 GB de memoria GDDR5.
Pero para aquellos usuarios que necesitan de todavía más potencia gráfica, Apple ha aprovechado la actualización de sus MacBook Pro para lanzar al mercado una nueva tarjeta gráfica externa (eGPU), realizada en colaboración con Blackmagic design. El pasado mes de junio, durante la conferencia anual de desarrolladores WWDC 2018, Apple ya anunció el soporte para este tipo de tarjetas externas.
Fabricada en aluminio con una estética minimalista en línea con los productos de Apple, esta eGPU incluye en su interior una tarjeta gráfica Radeon Pro 580 con 8 GB de memoria GDDR5, y se conecta al MacBook Pro aprovechando las capacidades de sus puertos Thunderbolt 3. Además, esta eGPU permite alimentar el portátil con hasta 85 W de potencia, y dispone asimismo de 2 puertos Thunderbolt 3, cuatro puertos USB 3 y un puerto HDMI 2.0.
Los MacBook Pro ya están disponibles –con envíos previstos para las próximos 2 semanas– a partir de 1.505 € para el modelo más básico –13″, Core i5, 8 GB RAM, 128 GB SSD–, llegando hasta los 7.960 € para el modelo más avanzado –15″, Core i9, 32 GB RAM, 4 TB SSD–. La eGPU Blackmagic ya está disponible a un precio de 695 €.
Más información en la nota de prensa oficial y en la web del MacBook Pro.