Europa es quizá el continente que alberga mayor diversidad natural y cultural en menor espacio, lo que es toda una ventaja para amantes de los viajes. Hay quien recorre Europa persiguiendo lugares fotogénicos, quien hace del viaje en tren el fin en vez del medio e incluso quien se dedica a coleccionar fronteras.
Para amantes de la ciencia y la tecnología, Europa contiene docenas de lugares que nos permiten combinar esa pasión con el propio placer de viajar. Hoy os proponemos una lista de lugares europeos que todo geek que se precie debería conocer. Evidentemente no están todos los que son, pero sin duda son todos los que están: Europa no tiene nada que envidiar a Norteamérica o el Sureste asiático en cuando a destinos hi tech.
La ruta que proponemos está planificada para que cada etapa se pueda realizar en coche (incluyendo ferrys) en aproximadamente un mes, pero se puede completar casi totalmente con tren u otros medios de transporte público, ¡esa es otra de las grandes ventajas de viajar por Europa! Además, para adaptarnos a agendas y bolsillos, podemos recortar el giro completo por Europa y centrarnos en Europa central y occidental.
1ª Etapa: Toulouse y la Ciudad del Espacio
Toulouse, próxima a la frontera española, es la ciudad perfecta para iniciar este viaje. Se trata de la capital de la industria aeroespacial francesa y acoge la sede de Airbus así como de algunas de las más prestigiosas escuelas de ingenieros del país. Conocida como ‘la Ciudad Rosa‘, Toulouse tiene gran atractivo turístico por sí misma, y las 220 hectáreas de su centro histórico están consideradas patrimonio nacional, con el espectacular Capitolio al frente.
Pero lo más interesante de Toulouse en nuestra ruta es la Ciudad del Espacio (1), fantástico parque temático sobre el mundo aeroespacial que incluye cosas que harían las delicias de cualquier aficionado, como réplicas a tamaño real de un cohete Ariane 5, el módulo soviético Soyuz e incluso la antigua estación espacial MIR. El complejo cuenta además con exhibiciones interactivas, un cine IMAX o un planetario con una pantalla de 600 metros cuadrados.
De camino a nuestra siguiente parada, a mitad de camino podemos visitar La Aventura Michelín (2), el parque temático de la famosa marca de neumáticos situado en Clermont-Ferrand
2ª Etapa: los museos científicos de París
Desde el sur de Francia viajaremos a su capital. En París encontramos el museo científico más grande de Europa, la Ciudad de las Ciencias y la Industria (3), en el distrito de La Villette. Su principal hito es la Géode, espectacular edificio esférico que contiene un cine IMAX. Dentro del complejo se localiza también la ‘ciudad de los niños’, por tanto es un destino para disfrute de toda la familia.
La visita a la Ciudad de las Ciencias bien merece un día entero, si tenemos más tiempo podemos disfrutar también del Museo de Artes y Oficios, localizado en pleno centro (tercer distrito). Fue fundado en 1794 para preservar las innovaciones tecnológicas y contiene probablemente la mejor colección histórica de diseño industrial del mundo. Aquí podemos encontrar, entre otras cosas, ejemplares originales del péndulo de Foucault o de la Pascaline (la primera calculadora automática, diseñada por Blaise Pascal), así como el modelo original de la Estatua de la Libertad.
3ª Etapa: bombillas, diques y otras innovaciones holandesas
De París nos dirigimos a los Países Bajos con paradas opcionales en Amiens (4) (que acoge la casa-museo de Julio Verne) y en Bruselas, donde se encuentra el gran icono ‘geek-kitsch’ de Europa: el Atomium (5). Dentro de Holanda, una de las paradas obligadas para todo tecnófilo es Eindhoven (6), ciudad ligada históricamente a la producción de bombillas, donde también se inventaron los aparatos médicos de rayos X o el compact disc (el tamaño del agujero de estos discos corresponde exactamente al diámetro de las antiguas monedas holandesas de 10 céntimos). Estos descubrimientos están directamente relacionados con Philips, compañía fundada en Eindhoven cuya fábrica original es hoy un museo tecnológico.
No muy lejos de Eindhoven, en la región de Zelanda, encontramos el Deltapark Neeltje Jans, un parque temático que combina aquáriums con exhibiciones sobre el sistema de diques que mantiene libre de inundaciones la gran parte de los Países Bajos que se encuentra bajo nivel del mar. Muy cerca se encuentra la espectacular Maeslantkering (7), barrera formada por dos compuertas de 210 metros de ancho y 22 de alto pensada para cerrar el complejo portuario de Róterdam en casos de extremo riesgo de inundación. Se hace una prueba de cerrado anual, que atrae numerosos visitantes.
La etapa holandesa concluye en Leiden (8), ciudad universitaria donde se han realizado muy importantes descubrimientos como la superconductividad o el electrocardiograma. Tras la iniciativa particular de un profesor, hoy existe en Leiden una Ruta de los Descubrimientos que nos permite recorrer esta bonita ciudad mientras visitando los lugares donde se han producido estos avances técnicos y científicos. Junto a Leiden, en Noordwijk, se encuentra la Agencia Espacial Europea y su centro de visitantes, el Space Expo.
4ª Etapa: minas de diseño Bauhaus en Alemania
Saliendo del sur de Holanda hacia el este, enseguida llegamos a la región del Ruhr, durante décadas corazón industrial de Europa. Aquí, en la ciudad de Essen, se encuentra la ‘meca’ del turismo industrial: el complejo minero y siderúrgico de Zollverein (9), patrimonio mundial de la UNESCO. Además de un importantísimo patrimonio industrial (por ejemplo, el pozo de extracción número 12, construido en estilo Bauhaus), el complejo alberga el museo regional del Ruhr.
Pero las minas de la Zollverein no son ni mucho menos lo único que ha quedado de aquella época. La Ruta del Patrimonio Industrial del Ruhr tiene más de 50 localizaciones, incluyendo espacios hoy reconvertidos en museos o bares. Están interconectados por una telaraña de más de 700 kilómetros de carril bici, y la gran mayoría son también accesibles por transporte público.
Dependiendo de nuestro tiempo y presupuesto, podemos continuar el grand tour hacia el norte, visitando Escandinavia y cerrando el bucle por Europa del este, o seguir nuestra ruta en Europa occidental reenganchándonos en las últimas etapas.
5ª Etapa: buscando órbitas en Copenhague
Desde Alemania realizaremos un largo traslado hasta la capital danesa, Copenhague. Una parada opcional en el camino es la pista de pruebas del tren alemán de levitación magnética Transrapid (10), en Emsland (hoy en desuso). Copenhague es la ciudad de Niels Bohr, quien propuso que los electrones de los átomos se mueven en órbitas alrededor del núcleo, base esencial de nuestro conocimiento actual sobre la materia. Si bien no es un destino turístico al uso, el instituto Niels Bohr es ‘suelo sagrado’ para los amantes de la física.
Mucho antes que Bohr, en la Universidad de Copenhague (11) estudiaron Tycho Brahe y Ole Rømer. Mientras que Brahe está considerado el primer astrónomo moderno, Rømer fue quien descubrió la velocidad finita de la luz. El planetario de Copenhague está bautizado en honor del primero. La ciudad danesa cuenta también con un interesante museo científico, el Experimentarium (recientemente reabierto), y guarda un secreto para los amantes del motor (en el sentido más literal de la palabra): la Casa del Diésel. Alberga el que durante décadas fue el motor diésel más grande del mundo (25 por 12 metros), que aún hoy se enciende mensualmente.
6ª Etapa: de Alfred Nobel a Spotify en Estocolmo
Tras cruzar desde Copenhague a Malmö por el puente-túnel de Oresund (12), una de las maravillas de la ingeniería civil europea, continuamos a nuestro próximo destino, Estocolmo. La capital de Suecia es la ciudad que acoge uno de los acontecimientos científicos de cada año: los premios Nobel. Además de visitar el Ayuntamiento, donde se produce la ceremonia, en Estocolmo también se encuentra el propio Museo Nobel.
La conexión de Estocolmo con la ciencia y la tecnología se ha mantenido viva con los años, y hoy lo está mucho más que nunca. La Ciudad de la Ciencia de Kista (13) es un moderno campus que acoge facultades tecnológicas y empresas tecnológicas, como por ejemplo Ericsson, una de las empresas pioneras en telefonía móvil. Estocolmo también es la sede de un vibrante ecosistema start-up del que surgió Spotify, con sus modernas oficinas en plena ciudad.
7ª Etapa: Helsinki y Tallinn, modernidad a ambas orillas del báltico
Desde Suecia la ruta continúa en ferry hacia Helsinki (14), o directamente hasta Tallinn. Ambas ciudades están separadas por apenas 80 kilómetros y hay abundantes conexiones por mar, a la espera de que se lleve a cabo el futurista proyecto de construir entre ambas el que sería el túnel submarino más largo del mundo. Helsinki es una ciudad vanguardista que aspira a eliminar el vehículo privado en una década y alberga interesantes museos científicos y tecnológicos.
Para muchos de nosotros, además, Helsinki está ligada a Nokia y sus míticos teléfonos irrompibles. Aunque la ciudad de Nokia existe (está a 200 km de Helsinki), en ella la empresa nunca fabricó otra cosa que papel y recubrimientos de goma (razón de ser original de la compañía). La división de telefonía siempre estuvo en Espoo (15), a las afueras de la capital, donde la icónica Nokia House se ha convertido hoy en sede de Microsoft y otras empresas.
Al otro lado del Báltico, Tallinn (16) mezcla sabor medieval con alta tecnología. Siempre fue una ciudad avanzada a su tiempo, inesperadamente dado su pasado soviético. En cualquier bar de Tallinn ya era normal encontrar wifi gratis hace 10 años, hoy en día sigue siendo un país que sorprende con su desarrollo en el voto por internet o la ciudadanía digital abierta a personas de todo el mundo. Todas estas innovaciones se pueden repasar en el centro de visitantes de ‘e-Estonia‘, a las afueras de la ciudad. También se encuentra en uno de los barrios residenciales de la ciudad el mayor centro de desarrollo de Skype. No es casualidad: Skype nació precisamente aquí.
Con la comodidad del wifi gratis, la posibilidad universal de pago con tarjeta o móvil, o las apps para pedir taxi como ‘Taxify’ (una app local que ya estaba a pleno rendimiento antes de la llegada de Uber a Europa), Tallinn se puede recorrer cómodamente en pocas horas. Al margen de los típicos destinos turísticos, la ciudad reserva más sorpresas para amantes de la tecnología como el antiguo puerto de hidroaviones de la época soviética, hoy museo naval.
8ª Etapa: siguiendo los pasos de los astrónomos polacos
De Estonia a Polonia tenemos un largo trayecto que seguramente tendremos que dividir en dos días. Una buena idea es detenerse en Kaunas (17), la segunda ciudad de Lituania y sede de una importante universidad politécnica. Es posible que en un futuro próximo Kaunas merezca una etapa dedicada en esta lista, ya que está planificando la transformación de la isla de Nemunas (en plena ciudad) en la Isla de la Ciencia, combinando exposiciones y laboratorios de investigación.
De allí llegamos a Gdańsk (18), siguiente hito en la ruta. En esta bella ciudad donde se vivieron los primeros escarceos de la II Guerra Mundial se encuentra un sorprendente museo, el Centrum Hewelianum, nombrado en honor al astrónomo local Johannes Hevelius. Lo sorprendente es su localización: los subterráneos del antiguo fuerte de Gradowa Góra, de la época napoleónica. En el antiguo puerto de Gdańsk también se puede admirar una importante curiosidad tecnológica: la Grúa (con mayúscula) – construida en el siglo XV para cargar mercancías pesadas o enderezar mástiles de barcos y que atestigua el importante pasado comercial de la ciudad.
No podemos abandonar la zona sin pasar por Toruń (19), ciudad natal de Copérnico y en la que encontramos su casa-museo. Toruń también alberga un moderno espacio científico con exhibiciones y laboratorios situado en una antigua fábrica textil. Cada mes de abril, la ciudad celebra un festival de la ciencia, con docenas de eventos.
9ª Etapa: el patrimonio industrial de Silesia y Eslovaquia
Al sur de Polonia se halla Silesia, histórica región minera que hasta la II Guerra Mundial perteneció a Alemania. Tras la depresión asociada a la decadencia de la minería, la región está recuperando su energía gracias, por ejemplo, a la pujante industria de servicios informáticos. Silesia ha logrado salvar buena parte de su patrimonio industrial de la destrucción, y lo exhibe con orgullo en su Ruta de Monumentos Industriales, similar a la del Ruhr, con más de 40 hitos.
El epicentro de la ruta es el Museo de Silesia, situado en una antigua mina de carbón de la capital regional: Katowice (20). En esta ciudad se encuentran también otros vestigios de increíble valor como la fábrica de zinc, con su maquinaria original. La ruta ofrece una parada vital para refrescar la sed después de tan largo viaje: la fábrica museo de Tyskie (21), una de las mayores cerveceras polacas, con sus artefactos originales y visitas guiadas.
De camino hacia la siguiente etapa visitaremos la pequeña localidad eslovaca de Banská Štiavnica (22). Este pueblo medieval merece una visita tanto por su arquitectura como por su localización (en medio de la caldera de un antiguo volcán), no en vano es patrimonio mundial de la UNESCO. Pero además, para amantes del turismo tecnológico ofrece un atractivo extra: sus históricas minas del siglo XVII, con 1,5 kilómetros de recorridos subterráneos con cascos y linternas. También se puede visitar la red de estanques y canales que alimentaba el complejo minero, una maravilla para su época.
10ª Etapa: siguiendo los pasos de Tesla en Croacia
Desde Eslovaquia seguimos hacia Croacia tras los pasos de Tesla por partida doble: tanto el científico Nikola Tesla como la marca de coches homónima. En la capital, Zagreb (23), encontramos el sorprendente Museo Tecnológico Nikola Tesla. Si bien el científico era de origen serbio, nació en la actual Croacia, cosa que sus paisanos llevan a gala. Además de una interesante colección de vehículos y cacharrería de todo tipo, el museo dispone del llamado Laboratorio de Tesla, donde se realizan experimentos en directo para los visitantes.
Irónicamente, la empresa Tesla tiene un duro competidor en Croacia: Rimac Automobili, fabricante del vehículo eléctrico comercial más rápido del mundo, el Concept_One. Su fábrica, a las afueras de Zagreb (24), admite visitas guiadas en inglés. Además de poder ver la exhibición de vehículos y la cadena de montaje, existen tours ‘premium’ que permiten visitar el departamento de diseño y darse una vuelta en una Greyp.
Para completar la ruta croata de Tesla, podemos desviarnos 200 km al sur por la autopista que lleva a la costa dálmata hasta llegar a Smiljan (25), ciudad natal del científico. La casa donde pasó su infancia es hoy un museo dedicado a su memoria.
11ª Etapa: el Valle del Motor en Italia
Quizá ningún lugar del mundo concentra tantos lugares de peregrinación para amantes del motor como el centro de la región italiana de Emilia-Romaña, conocido como Valle del Motor. Marcas tan emblemáticas como Ferrari, Maserati, Lamborghini o Ducati nacieron (y se siguen produciendo) en los apenas 40 kilómetros que separan Módena de Bolonia.
Podemos comenzar en Maranello (26), hogar de Ferrari. El Museo Ferrari de Maranello acoge una fantástica exhibición de modelos y permite sentarse en un simulador de Fórmula 1. La visita se puede complementar con una visita guiada en bus por la zona de producción. La experiencia Ferrari se completa con la visita al Museo Enzo Ferrari, en la cercana ciudad de Módena (27).
También en Módena se encuentra Maserati, aunque no es posible visitar su fábrica. Sí se puede visitar la colección histórica de Maseratis de Umberto Panini (sí, el de los cromos). El empresario italiano adquirió la colección (iniciada originalmente por los hermanos Maserati) ante la amenaza de su subasta y traslado fuera de Módena.
Seguimos en Sant’Agata Bolognese (28), pequeña localidad que acoge otra fábrica mítica, la de Lamborghini. En este caso, la visita al Museo Lamborghini sí incluye un tour guiado en la fábrica. Se puede completar la experiencia con el Museo Ferruccio Lamborghini, abierto por el hijo del fundador en la vecina localidad de Funo di Argelato. Su colección repasa las creaciones de Ferruccio, desde el tractor ‘Carioca’ con el que comenzó su carrera hasta barcos y helicópteros.
La siguiente parada está a las afueras de Bolonia y está especialmente indicada para amantes de las dos ruedas: la fábrica de Ducati (29) (que admite visitas guiadas) y el museo situado junto a ella. Y para cerrar esta etapa, qué mejor que un lugar de peregrinación para aficionados tanto de las motos como de los coches: el circuito de velocidad de Imola (30). No solo acoge carreras sino eventos de todo tipo, y existen días de acceso libre al público.
12ª Etapa: descifrando el origen de la materia en el CERN
Desde Italia nos dirigimos a Suiza para nuestra última parada. De camino se encuentra Ivrea (31), la ciudad de Olivetti, donde llegaron a trabajar 90.000 personas pero cuyos futuristas edificios están hoy semivacíos. Ivrea también es, por cierto, el lugar de nacimiento de los microcontroladores Arduino.
Pero el objetivo de esta etapa final es la meca de la tecnología continental: el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear, conocido por sus siglas francesas, CERN (32). Se trata del mayor laboratorio de física de partículas en el mundo, y es un esfuerzo conjunto de 22 estados europeos. El CERN no solo ha protagonizado algunos de los momentos más importantes de la historia de la física (como el descubrimiento del bosón de Higgs), sino también de la informática. Fue precisamente la necesidad de acceso remoto a los ordenadores de los laboratorios lo que acabó propiciando el nacimiento de la World Wide Web en este centro.
El CERN admite visitas guiadas a algunas de sus instalaciones, como por ejemplo el sincrotrón o el taller de imanes superconductivos, y tiene dos instalaciones abiertas al público: el Globo de la Ciencia e Innovación (que combina una exposición permanente sobre partículas subatómicas con exhibiciones temporales) y el Microcosm, concebido como un viaje interactivo por los experimentos del CERN.
Cerrando el bucle
Inevitablemente, la ruta que hemos descrito se deja muchos lugares de interés tecnológico en el tintero. En Europa del este conviven añejos museos de antigua tecnología soviética con modernos hubs tecnológicos donde se programa buena parte del software que usamos a diario. En Alemania y Escandinavia tendríamos suficientes lugares de interés científico como para dedicarles un mes a ellos solos. Y además, no nos olvidemos de España. Nuestro país no está exento de lugares de interés para amantes de la tecnología.
Para desquitarnos, mientras retornamos de Suiza quizá es una buena idea programar el trayecto para deleitarnos con una de las mejores obras de ingeniería civil europea: el Viaducto de Millau (33).
Los lugares que hemos recorrido en esta ruta son solo una humilde sugerencia, pero las posibilidades que ofrece Europa para el turismo ‘geek’ son casi infinitas.
Mapa interactivo con los pines
En Magnet | Las tres mejores rutas para conocer Europa en coche en un mes
También te recomendamos
¿Cuánto se ahorra con un coche eléctrico?: 3 usuarios reales sacan la calculadora
Mil maneras de morir en el espacio: los retos médicos del sueño espacial
La mejor ruta para visitar Silicon Valley
–
La noticia
De la Ciudad del Espacio al CERN: la mejor ruta para conocer la Europa tecnológica
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Erlik
.