Kristen Stewart mola. Nunca pensé que diría algo parecido hace unos años, pero es que de un tiempo a esta parte, la que fuera la lánguida y sosa estrella de la saga ‘Crepúsculo’, ha enlazado trabajos admirables en películas dirigidas por autores de renombre, se ha convertido en todo un icono de la lucha feminista y reivindicativa y ha dado hecho sus primeros pinitos como directora de cine.
Precisamente por esa última razón, Kristen Stewart, ya habitual del certamen, ha visitado el 70º Festival de Cine de Cannes, para presentar su primer escarceo detrás de las cámaras: un cortometraje titulado ‘Come Swim’, que casi roza lo experimental, y que podría asentar las bases del futuro estilo de la actriz como directora. Y que, ojo, tuvo su premiere internacional en el Festival de Sundance. Un estreno que coincide con su presencia en la cartelera española con ‘Personal Shopper’ de Olivier Assayas.
El cambio de la actriz es significativo y brutal, y tras analizar su evolución, estoy convencida de que en el fondo su objetivo era llegar donde está ahora, aunque ello significara hacerse pasar por ídolo adolescente. Ahora, por fin, Stewart se siente bien en su propia piel, con sus decisiones creativas y se percibe su seguridad a la hora de enfrentarse a personajes alejados de lo que se hubiera esperado de ella hace años. Y sí, por todo ello, se merece este post.
Sus comienzos
Kristen Stewart debutó en cine con tan sólo 9 años en el cine y tras participar en títulos menores y sin importancia, con 12 años llegaría el que muchos consideran su verdadero primer trabajo serio. Y es que daba vida a la hija de diábetica de Jodie Foster en ‘La habitación del pánico’ (‘Panic Room’, David Fincher, 2002) y donde recibió excelentes críticas.
Una serie de títulos menores y una película de director consagrado, sería un esquema que seguiría la actriz en los próximos años. Un esquema que del que se desprende la necesidad de conseguir personajes interesantes de la actriz, aunque eso supusiera tener que pasar por el aro más de una vez.
Y es que desde su trabajo con Fincher y hasta que la actriz consiguiera otro papel a la altura -y con esto me refiero a recordable- pasarían 5 años, aunque ese papel fuera realmente pequeño. Fue en ‘Hacia rutas salvajes’ (‘Into the Wild’, 2007), la aclamadísima película de Sean Penn y que, seguro fue el responsable -aunque parezca raro-, de que consiguiera el papel más popular de su carrera, el de Bella, en la saga ‘Crespúsculo’. Y así comenzaría otra serie de títulos menores en su carrera -de interés menor, se entiende-.
¿Enamorada de un vampiro?
La pobre Kristen Stewart consiguió la fama mundial y se convirtió en ídolo teen con la saga ‘Crepúsculo’, adaptación de las pésimas novelas escritas por Stephanie Meyer. De 2008 a 2012, Stewart estuvo comprometida con la saga y era el principal objetivo de paparazzi y objeto de deseo de adolescentes.
Así, Stewart pasó de convertirse en una prometedora estrella del cine indie y de autor, a una odiosa joven que copaba revistas para adolescentes que aireaban su supuesta relación sentimental con su compañero de reparto Robert Pattinson. Y digo supuesta, porque ninguno de los dos llegó a confirmar la relación. Y hace bien poco la actriz confirmó que su relación fue «un producto» y ahora, declarada abiertamente lesbiana, habla sin tapujos de su orientación sexual y es una de las grandes abanderadas de la lucha por los derechos del colectivo LGTB.
Ya hacia el final de la saga, en 2011, Kristen Stewart dio vida a una Blancanieves guerrera en ‘Blancanieves y la leyenda del cazador’ (‘Snow White and the Huntsman’) de Rupert Sanders -con quien mantuvo una relación y provocó su ruptura con su ficticio novio -o eso nos hicieron creer-. Aquí, se atisbaba una buena oportunidad de haberse mantenido ocupada algunos años, pero la actriz rechazó todas las continuaciones que leyó porque los guiones «no eran buenos».
De hecho, ninguna de esas películas llegó a hacerse y finalmente, en 2016 se estrenó ‘Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina de hielo’ (‘The Huntsman: Winter’s War’), donde, a pesar de que se le ofreció un cameo, no quiso participar. Sin duda, imaginamos que Stewart, al ver que el final de la saga que hizo que fuera demasiado famosa se acababa, se sintió ciertamente aliviada, deseando aceptar retos más arriesgados y poder ser ella misma.
La vida después de los vampiros
Por suerte, durante los cinco años de sequía creativa que le proporcionaba ‘Crepúsculo’, Kristen Stewart pudo hacerse algún que otro homenaje entre rodaje y rodaje y falsos posados. Así, entre las películas que hizo fuera de la saga de vampiros nos topamos con cosas bastante interesantes y con las que la actriz gritaba a los cuatro vientos: «¡Eh! ¡Estoy aquí, tomadme en serio!».
Esas cintas no son otras que ‘Adventureland’ (‘The Huntsman: Winter’s War’, Gego Mottola, 2009), una alocada comedia de corte indie; ‘The Runaways’ (Floria Sigismondi, 2010), donde daba vida a uno de los dos miembros de la famosa banda de rock que da título a la película o ‘En la carretera’ (‘On the Road’, Walter Salles), adaptación de la aclamada novela de Jack Kerouac y que llevaría por primera vez a Stewart a la competición de Cannes.
…y llegó el reconocimiento
Tras el final de la saga de vampiros y su primera vez en Cannes, no supimos de Kristen Stewart en dos años. Dos años de silencio que sirvieron para que volviera renovada y para que sorprendiera con su siguiente paso laboral: ‘Viaje a Sils Maria’ (‘Clouds of Sils Maria’, 2014). Una especie de ‘Eva al desnudo’ moderna, donde la actriz, entonces de 24 años, conseguía las mejores críticas de su vida al dar vida a la asistente de una veterana actriz interpretada por Juliette Binoche.
Tras su pasó por la competición de Cannes, fue tanta la fascinación que levantó su trabajo en la película de Assayas, que Kristen Stewart se convirtió en la primera actriz estadounidense en alzarse con el Premio César. Ganó el premio a la Mejor Actriz Secundaria en el 2015, en un año en el que competía con nombres como Izïa Higelin o Charlotte Le Bon.
A la cinta de Assayas, le siguieron otros títulos algo menores, aunque no tardarían en llegarle otros títulos que la situara en el punto de mira del mundo festivalero. En septiembre del 2015 presentaba en la sección oficial de Venecia, ‘Equals’ la cinta de ciencia-ficción dirigida por Drake Doremus. Sólo unos meses después, en mayo de 2016, Kristen Stewart volvía a Cannes convertida, oficialmente en miembro de la familia Woody Allen, con ‘Café Society’.
Y ya el año pasado, Kristen Stewart volvía a la Sección Oficial con el último trabajo de Assayas, ‘Personal Shopper’ -ahora en cines en España-, y aunque fue abucheada en la Croissette, el trabajo de la actriz obtuvo un gran reconocimiento. Donde no la veremos en pantalla grande es en otra película del año pasado, la interesante ‘Certain Women’ de Kelly Reichardt, y es que en nuestro país se estrenará directamente en DVD.
En los últimos meses, además de en ‘Personal Shopper‘, Kristen Stewart ha estado muy ocupada. Ha protagonizado el gamberro videoclip ‘Ride ‘Em on Down’ de los Rolling Stones; tiene pendiente de estreno ‘Lizzie’, junto a Chloë Seviginy, un thriller sobre los asesinatos de la familia Borden en 1892; rueda ‘Underwater’ de William Eubank y pronto se pondrá a las órdenes de Justin Kelly en ‘JT Leroy’, donde compartirá cartel con Diane Kruger y Laura Dern.
Kristen Stewart, directora
Y aún así, la actriz ha tenido tiempo de dirigir su primer cortometraje como directora y presentarlo en el Festival de Sundance y ahora, en Cannes. Se titula ‘Come Swim’ y se ha proyectado en la 70º edición del Festival de Cannes a modo de proyección especial. Un hecho que sorprendió enormemente a la actriz que admitió que piensa que sólo lo hacen porque «están siendo majos porque vengo mucho».
Puede que así sea, pero tamibién es cierto que su debut en la dirección -que también ha escrito- por lo que hemos podido leer es un interesantísimo y bizarro cortometraje sobre la desesperación de un hombre que trata por todos los medios de saciar su inexplicable y exagerada sed. Visualmente sugerente, uso de cámaras lentas y secuencias con toques de género de terror en el que se vislumbran referencias al mismísimo Cronenberg.
El corto, muy abstracto y experimental, nace de una imagen que vio Stewart en la que se veía a un hombre acostado en el fondo del oceáno, disfrutando de ese profundo aislamiento. La imagen de estar hundido en el fondo del oceáno es lo que resume la idea que quería transmitir: «ese primer golpe de dolor en el que piensas que nadie ha sufrido nunca tanto, y en realidad, todos lo hemos hecho».
¿Volveremos a ver a Stewart tras las cámaras? Probablemente sí. Hija de miembros de la industria, ya en 2002, David Fincher dijo de ella que era «la directora más joven que existe». Y el deseo de hacerlo sigue ahí y admite que se siente afortunada por tener un nombre y los medios necesarios para hacerlo, y que «gente mucho más talentosa e inspirada nunca tendrán la oportunidad de hacer un corto con el dinero» del que ella ha dispuesto.
Su paso por Cannes como directora novel ha servido para que Kristen Stewart hable sobre la situación de la mujer en el mundo del cine. Y es que de hecho, ‘Come Swim’ forma parte del proyecto ‘Shatterbox Anthology’ organizado por la web Refinery29 con el objetivo de destacar la disparidad entre hombres y mujeres directoras. Algo que, según ella, hay que combatir con mucha intensidad y fuerza de voluntad:
«Las mejores directoras con las que he trabajado son monstruos compulsivos. Si le preguntas a Kelly Reichardt -directora de ‘Certain Women’- cómo es ser directora de cine, ella contesta: ‘No tengo una respuesta porque no podría hacer otra cosa en la vida’.»
«Las artistas que hacen el mejor trabajo, están totalmente convencidas de que nada se va a interponer en su camino. Kelly, Patti Smith, son mujeres que trabajan duro. Es díficil hablar sobre el tema, pero es necesario hablar sobre él para cambiarlo y a la vez, piensas: ‘Simplemente hazlo’. Y sin embargo suena rídiculo porque, por supuesto, si la gente pudiera hacerlo, lo haría. Y yo estoy en una posición privilegiada».
«Tacones sí… pero si me da la gana»
Si con los párrafos anteriores no ha quedado claro que Kristen Stewart es una de las estrellas de Hollywood que más se pronuncia en lo que respecta a la lucha de la igualdad de género -estuvo en la famosa Women’s March-, puedo seguir dando pistas. Desde que la actriz terminó la saga ‘Crepúsculo’ su cambio radical ha sido más que evidente no sólo a la hora de elegir sus proyectos, sino en todos los aspectos, desprendiendo una sensación de libertad total y de sentirse, por primera vez, segura en sus decisiones.
Para empezar, dejó de lado su imagen de ‘niña modosita de Hollywood’. Sus looks comenzaron a ser más arriesgados y rompedores -en su última aparición en Cannes la hemos visto con el pelo rapado y platino-; declaró abiertamente su homosexualidad; protestó abiertamente sobre el trato desigual de los medios a hombres y mujeres; y defiende la total libertad de identidad sexual, así como de forma de vida.
Por poner un ejemplo, volvemos al Festival de Cannes. El año pasado una imagen de Julia Roberts subiendo las famosas escaleras del Palais des Festivals de Cannes descalza se hizo viral y volvió a abrir la todavía viva polémica del estricto dress code del certamen que ha impedido en más de una ocasión, que mujeres entraran en la proyección oficial por culpa de su atuendo.
Roberts no fue la única en descalzarse. Kristen Stewart es conocida por quitarse los imposibles tacones siempre que ha terminado el paripé fotográfico -como vemos en la foto de arriba- y en Cannes también hizo lo propio al terminar el famoso photocall. Un gesto que provocó varios comentarios a lo que la actriz comentó:
“Las cosas tienen que cambiar de inmediato. Es bastante obvio que si llego a una alfombra roja con un acompañante hombre y alguien me detiene y dice: ‘Disculpe, jovencita, no está usando tacones y no puede entrar’, yo diré: ‘Tampoco mi amigo. ¿Él tiene que usar tacones? Podría ser para todos”.
Como era de esperar, a su regreso al certamen este año, su opinión al respecto volvía a dar que hablar y la pregunta volvió a aparecer, sobre todo, cuando se hacía referencia a sus altísimos tacones, a lo que ella respondió con un acertado argumento que se resume en un: «llevo tacones porque me da la gana, no porque me obligan».
“Definitivamente hay una norma de vestimenta. La gente se enfada mucho si no llevas tacones, pero creo que ya no puedes pedir eso hoy en día. Simplemente, no está bien. Si no pides a los hombres que lleven vestido y tacones, tampoco me lo puedes pedir a mí. Incluso hace cuatro años, no había discusión posible: había que llevar un vestido»
Contra Trump
Y si después de todo lo que os he contado, seguís sin estar muy convencidos de mi afirmación inicial de «Kristen Stewart mola», sólo hace falta que veáis el vídeo de ahí arriba. En febrero de 2017, con Donald Trump acabado de aterrizar a la Casa Blanca, la actriz fue la invitada del famoso Saturday Night Live y como marca la tradición, hizo el monólogo inicial.
En él, la actriz, por un lado, hace referencia a la manía del actual Presidente de los Estados Unidos de insultar y criticar a la gente a través de su cuenta de Twitter -¿recuerdan lo que dijo de Meryl Streep?-. Y es que, como cuenta la actriz, hace 4 años, Trump escribió ONCE tweets sobre la actriz y lo ‘mal’ que se había portado con Robert Pattinson. Y por otro, declaró publicamente, por primera vez, que era gay, asegurando que «si antes me odiaba, ahora me vas a odiar más porque soy tan gay, tío».
Así que sí, la nueva faceta de Kristen Stewart de elegir excelentes papeles y defenderlos con nota, atreverse a dirigir sabiendo que las críticas serán más duras por ser ‘una actriz que tiene el capricho de dirigir’ y su libertad y defensa por lo que cree correcto y la forma de utilizar su fama para hacerlo, se merecía un artículo en toda regla. Una oda a Kristen Stewart, de la que estaremos muy atentos en lo próximo que haga.