Benjamín Franklin solía explicar que la vida está hecha de momentos. Por eso, cuando uno ama la vida, decía, no puede malgastar el tiempo. Tal vez por ello, el reloj nos ha acompañado desde muy temprano en la Historia de la Humanidad. Ya Vitruvio describió el reloj del agua y en la Edad Media se inventó el reloj mecánico. Poco a poco, la técnica se fue perfeccionando con verdadera pasión y se lograron auténticas obras de arte que han llegado hasta nuestros días. Hoy nos sigue obsesionando medir el paso del tiempo, solo que los relojes han pasado al ámbito privado, basta un teléfono móvil en nuestro bolsillo, y tendremos el reloj más moderno del mundo.