Un grupo de islas jalonan el flanco occidental de Grecia, alineadas de norte a sur por el mar Jónico. Desde Corfú, casi encajada en el litoral albanés –del que solo dista un par de kilómetros– hasta Zante, frente al Peloponeso, nos encontramos con una insularidad que se ha relacionado desde antiguo con Italia y ha recibido pasajeras ocupaciones francesas y británicas. De ahí que, aun con un carácter griego muy marcado, reconozcamos tantas influencias, ya sean en la arquitectura, la comida o incluso algún giro lingüístico.