En esta entrega hablamos de la creación, almacenamiento y recuperación de ajustes de cámara, así como de su peso y equilibrio, y de las grabaciones internas y externas.
Creación, almacenamiento y recuperación de ajustes de cámara
Una de las características comunes a la mayoría de las cámaras digitales de cinematografía disponibles en la actualidad es la posibilidad de crear, cargar y seleccionar fácilmente archivos de escena. Esta clase de archivos establece la configuración de muchos parámetros ajustables.
Por regla general, cada cámara cuenta con una ranura destinada a tarjetas de memoria que proporciona un puerto para guardar o cargar archivos de escena, así como aspectos de imagen para una multitud de situaciones de rodaje posibles. Con tales archivos de ajuste rápido de configuración, el usuario puede variar con celeridad entre una secuencia equilibrada para iluminación de tungsteno y una para fuentes de luz día u otra –con un aspecto más propio del territorio de la fantasía– en cuestión de segundos.
En aquellas cámaras con flujo de trabajo en RAW, cada uno de estos aspectos puede guardarse como CDL ASC o incrustarse como metadatos para su aplicación en el proceso de postproducción. Recordemos por mera precaución que, durante el uso de dispositivos de captación que permiten profundas manipulaciones del color y del contraste, la incrustación en la imagen supone que no se puedan deshacer estas modificaciones a posteriori.
Peso y equilibrio
Si elegimos una cámara para una producción en estudio, rodada en un plató en el que la cámara permanece en una dolly casi todo el tiempo, el peso y el centro de gravedad son consideraciones sin mayor importancia. Pero si el guion requiere trepar montañas escarpadas, vadear ríos o abrirse paso a machetazos a través de una jungla, las prioridades cambian.Una cámara más ligera y portátil implicará que el equipo llegue antes a la localización de una escena y que lo haga conservando el resuello. Para los fanáticos del sadomasoquismo extremo, siempre existe la posibilidad de que Inárritu les incluya en su próxima producción –e incluso la de que sobrevivan sin dimitir hasta el final del rodaje–.
Uno de los criterios por los que se juzga al director de fotografía es la cantidad de trabajo que puede realizar en una jornada de rodaje. Basar la elección de la cámara en la eficiencia y la velocidad con la que el equipo podrá trabajar con ella es una garantía de buen juicio y llega a resultar crucial para tener éxito a nivel profesional. De poco sirve tener la herramienta más capaz del mundo, si el flujo de trabajo con ella es tedioso e innecesariamente complejo.
Si la trama requiere gran cantidad de planos cámara en mano o con Steadycam, es importante que las cámaras se ajusten a ese propósito y que resulten cómodas en el hombro del operador. Si el guión precisa un estilo de rodaje documental, puede resultar idóneo contar con una cámara con grabación interna. Un buen director de fotografía permite que la historia que se va a contar dictamine la elección de cámara. No todos los guiones nos conducirán a la misma cámara cada vez.
Grabación interna vs. grabación externa
¿Cómo vamos a grabar el proyecto? ¿Se van a almacenar las imágenes en la propia cámara? La mayoría de las opciones actuales permiten esta solución. Ahora bien, la decisión de utilizarla o no depende del flujo de trabajo que hayamos desarrollado para cada proyecto específico.
En su día, cámaras pioneras como la Sony F23 o la Sony F35 permitieron emplear soportes de almacenamiento de estado sólido en HDCAM SR, montados directamente en la parte superior o trasera del cuerpo –de manera similar a las magazine de película en soporte fotoquímico–, con lo que la división de trabajo en el set recordaba mucho a la tradicional.
Hace unos años, las ARRI ALEXA comenzaron a usar grabadores digitales de Codex acoplados de forma interna al cuerpo de cámara para grabar señales RAW sin comprimir empleando la totalidad del ancho de banda.
Esta misma empresa ha terminado aportando variaciones personalizadas del mismo protocolo para las Panasonic VariCam HS, 35 y Pure, así como para la Canon CINEMA EOS C700.
Sony y RED, por su parte, utilizan soluciones parecidas y propietarias.
Existen también grabadores externos de terceros cuyas capacidades dependen de las licencias que los fabricantes de cámaras les permiten ofrecer.
Sin embargo, hay ocasiones en las que la realidad física de las localizaciones impone espacios reducidos y dimensiones de cámara muy contenidas –interiores de vehículos, escaleras interiores, etc.–. En tales casos es probable que sea necesaria la utilización de grabadores externos conectados por uno o varios cables, por lo general, de tipo BNC, con conectores SDI y, en los peores casos, con conectores domésticos –causantes de mil quebraderos de cabeza– como el lamentable HDMI.
Las –cada vez más frecuentes– plumas tipo Technocrane suponen una maravilla moderna de la ingeniería, pero su eficiencia aumenta sobremanera cuando se separa el cuerpo de algunas cámaras del grabador –conectando ambos por cable–. En algunos supuestos extremos, no queda más remedio que conectar la cámara a dispositivos de grabación –situados a cientos de metros– por medio de cables de fibra óptica.
Conviene tener siempre presente el hecho de que –cuando algo falla durante la grabación de imágenes con cualquier cámara de cinematografía digital– hay que empezar siempre por revisar los cables –culpables, en un altísimo porcentaje de los casos, del problema en cuestión–.
Grabación interna de audio vs. grabación externa de audio
Tal y como ocurre con la imagen, es de vital importancia considerar cómo vamos a grabar el audio. Con frecuencia, el técnico de sonido –esa persona con auriculares, una mesa y cara de desesperación a la que todo el mundo suele ignorar y a la que nadie debería ignorar jamás– dispondrá un cable hasta el grabador en cámara para obtener una fuente de audio de mera referencia –cuando es posible–.
En alguna oportunidad, no obstante –rodajes de estilo documental o de guerrilla– resulta imperativo grabar el audio principal en la misma cámara. Es fácil identificar estas situaciones. Basta con estar atentos a la aparición inmediata de ojeras azules muy pronunciadas bajo los ojos del sonidista, que también puede llegar a padecer ocasionales ataques de ansiedad y gastroenteritis. Sobra decir, que la elección de cámara, si existe este tipo de necesidad, precisa de consulta previa con los departamentos de sonido y de postproducción.