Fiel a su filosofía de sorprender con cámaras diferentes que ofrecen más de lo esperado en sus respectivas categorías, Ricoh Imaging presentó recientemente la Pentax KP, una réflex con sensor APS-C de 24 Mpx con una sensibilidad máxima de ISO 819.200. Para comprobar si en la práctica cumple lo que promete sobre el papel, realizamos esta prueba de campo acompañándola de dos objetivos de la serie Limited.
Diseño
La primera impresión al tomar la cámara entre las manos no deja indiferente. Los criterios estéticos no se pueden discutir y los calificativos al observar la KP van desde: “¡Qué rara!” hasta “¡Qué bonita!”.
Esta disparidad se puede explicar porque el diseño parte de líneas clásicas pero sin compromisos ni continuismo que da como resultado una cámara muy compacta y relativamente pequeña pero de líneas angulosas muy marcadas.
La KP se ofrece en negro y en plateado; para la presente prueba contamos con una unidad plateada en la que la severidad de las líneas angulosas pasa más inadvertida y, por lo tanto, destaca más la belleza clásica. Más aún si se combina con los objetivos de la serie Limited utilizados para esta prueba.
Se trata de un 21 mm f/3,2 y un pancake 40 mm f/2,8, ambos con un diseño absolutamente clásico donde se ha cuidado hasta el mínimo detalle –incluyendo serigrafía con indicador de profundidad de campo en el caso del 21 mm– para conservar ese aire de “los objetivos de antes”.
No obstante, estos objetivos que tan bien le sientan a la KP, no están pensados para aguantar las inclemencias climáticas. Al contrario que la cámara, que sí viene protegida contra las inclemencias gracias al sellado en 67 puntos. También mantiene la operatividad incluso a temperaturas de -10 ° C. La resistencia a los golpes y al paso del tiempo se la confiere el cuerpo realizado con una aleación de magnesio sobre un chasis metálico resistente a la corrosión.
Ergonomía
El cuerpo de la KP engaña porque, al verse tan pequeña, parece ligera pero cuando se coge sorprenden los 700 g que pesa. Resulta, sin embargo, muy cómoda de transportar y manejable, más aún gracias a la buena idea de ofrecer tres empuñaduras con tamaños diferentes para adaptar esta al gusto o la mano de cada cual. Intercambiarlas resulta muy sencillo y rápido, pues basta con aflojar un tornillo con cabeza Allen.
Además de varios botones preasignados y 3 botones personalizables dispone de 3 ruedas de control: dos de ellas –intercambiables a voluntad– para elegir diafragma y tiempo de obturación, más una tercera a la que se le pueden adjudicar hasta 15 funciones diferentes gracias al dial específico situado en la parte superior de la cámara.
La idea es buena pero, en la práctica, tanta rueda nos confunde un poco y cuesta un poco familiarizarse con la función de cada dial. Nada que no se solucione con la adaptación que proporciona un uso continuado.
El dial de modos, además de opciones de semiautomatismo sólo vistas en Pentax –prioridad al ISO, prioridad a la apertura y obturación– cuenta con 5 programas de usuario y un práctico modo Bulb que permite programar el tiempo deseado desde 10” hasta 20 min.
Visor y pantalla
Aunque por el tamaño y prestaciones pudiéramos olvidar que tenemos entre manos una réflex, la visión óptica llega directamente a través del pentaprisma ofreciendo un campo de visión con cobertura del 100 % con un factor de ampliación del 0,95x. Asimismo, las pantallas de enfoque son intercambiables.
La pantalla trasera LCD de 3” tiene una resolución de 921.000 puntos y se inclina en un solo sentido para facilitar las tomas de visión directa desde puntos de vista elevados o bajos. Esta pantalla está cercada por un grueso marco negro que, quizá, suponga uno de los aspectos más antiestéticos de la KP pero que, al tiempo, confiere robustez a un elemento tan delicado.
Sensibilidad
Aunque, sin duda, entre las características de esta Pentax, destaca el asombroso valor de ISO máximo; nada menos que 819.200. Muchos se preguntarán si existe una escena tan oscura como para utilizar un ISO tan elevado. La verdad es que para probar como responde tuvimos que crearla.
Para lograr esos valores tan asombrosos, la KP utiliza un sensor CMOS APS-C de 24,3 Mpx efectivos y sin filtro de paso bajo en combinación con el procesador de imagen PRIME IV –el mismo que utiliza la Pentax K-1– y una unidad de aceleración para expandir el rango.
Las imágenes tomadas con esos valores tan elevados generan ruido, claro, pero ese límite máximo permite que los resultados con sensibilidades más ajustadas mantengan el detalle y el color sin interferencias hasta casi los ISO 64.000.
Eso sí, nos tenemos que confiar al procesado JPEG realizado por la propia cámara que, como sabemos, tiende a realizar una excesiva limpieza. En efecto, la actualización de Camera RAW aún no está disponible para los archivos de este modelo pero sí podemos observar los *.PEF –RAW de Pentax– con su propio programa de edición y reducir el ruido a voluntad.
Estabilizador
De la Pentax K-1 hereda, entre otras cosas, el estabilizador de 5 ejes –Shake Reduction II–, capaz de reducir la trepidación producida por movimientos indeseados de la cámara hasta unos 5 pasos. Estos cinco ejes corrigen los movimientos de inclinación, giro, horizontal y vertical. Funciona desplazando el sensor cuando el giroscopio detecta la oscilación y es compatible con todos los objetivos de Pentax. Eso sí, cuando se utiliza la visión directa a través de la pantalla, el estabilizador deja de funcionar.
Enfoque
Del enfoque se encarga el sistema denominado por Pentax SAFOX 11, que consta de 27 puntos de AF –25 de ellos en cruz– y ofrece una sensibilidad de hasta -3 EV; muy necesaria para esas fotografías en penumbra que, se supone, realizaremos con la KP. Además, incluye en el sensor píxeles de detección de fase y tres sensores centrales que permiten detectar el flujo de luminancia de un objetivo f/2,8 para conseguir un enfoque automático de mayor precisión que cuando se utiliza el resto de puntos.
En la práctica, aunque el sistema funciona correctamente incluso en las mencionadas situaciones de penumbra, a nuestro modo de ver, no se trata de uno de los puntos fuertes de la KP; fundamentalmente por la falta de agilidad en la tarea.
No obstante, la Pentax KP ofrece una utilidad muy interesante que consiste en que, aunque estemos trabajando en enfoque manual o con objetivos antiguos, sin contactos de transmisión de datos, la cámara avisa de que hemos logrado el enfoque. Esto abre las puertas a la utilización de decenas de objetivos rescatados facilitando la tarea del enfoque.
Esta funcionalidad se puede configurar fácilmente a voluntad gracias al botón de acceso que encontramos en la parte izquierda del cuerpo y desde ahí cambiar el área de enfoque a nuestro gusto, pues ofrece varias opciones de elección del punto de enfoque automático y otras tantas de elección del área de enfoque manual. Desde el mismo botón también cambiamos de enfoque simple a enfoque continuo.
Obturador electrónico
No resulta tan habitual encontrar obturador electrónico en una cámara réflex. Como tampoco otras muchas utilidades que sí vemos en Pentax. La KP permite elegir, pues, entre la obturación electrónica o mecánica. En el primer caso podemos conseguir tiempos de obturación de hasta 1/24.000 s, además de silencio en el disparo cuando la escena a fotografiar lo requiere.
Se reducen también con esta obturación las vibraciones pero, a cambio, no es compatible con el estabilizador de imagen. Utilizar tiempos de obturación tan breves nos permite, por ejemplo, abrir mucho el diafragma en escenas muy luminosas. Si optamos por utilizar únicamente el obturador mecánico, la velocidad máxima llega a 1/6.000 s. O sea, se queda en un digno término medio entre 1/4.000 habitual en las cámaras de gama baja-media y el 1/8.000 de la gama alta.
Aunque la KP no se haya pensado para fotografía de deporte y acción, no hay que desestimar su ráfaga de hasta 7 fps, pudiendo configurarse a una velocidad menor si se desea.
Otras funciones
No acaba aquí la lista de funciones de la Pentax KP. Cada vez que probamos una Pentax necesitamos tiempo extra para repasar las múltiples utilidades que ofrecen y que no se ven en modelos de otros fabricantes. Destacaremos sólo algunas de las más importantes.
Como, por ejemplo, el Pixel Shift Resolution que también vimos ya en la K1, que consiste en aprovechar el movimiento del sistema de estabilización del sensor. Cuando activamos esta función, la cámara toma cuatro imágenes desplazando un píxel en cada una de ellas y combinándolas luego en una imagen única. De este modo se logra capturar la información completa de color en cada píxel y se obtiene una imagen de alta resolución con colores mucho más reales.
Aunque se debe utilizar trípode cuando queramos activar esta función, la KP incluye una función correctora del movimiento –conmutable a voluntad– que detecta y corrige los posibles desplazamientos del sujeto siempre. Los mejores resultados, como cabe suponer, se obtendrán en escenas estáticas, con el espejo levantado y con mando a distancia.
Ya comentábamos que la Pentax KP carece de filtro de paso bajo pero, igual que la K1, incorpora un simulador de utiliza también el movimiento del sensor para corregir el efecto muaré si lo necesitamos.
Habitual en otros modelos de Pentax, no podía faltar en esta nueva cámara el modo astronómico que, una vez más, utiliza el desplazamiento del sistema de estabilización del sensor para seguir el movimiento de las estrellas en las largas exposiciones nocturnas y así borrar las estelas.
Encontramos, además, un sistema corrector del horizonte que detecta y corrige la inclinación involuntaria de la cámara.
Entre los horquillados disponibles, aparecen como novedad el de profundidad de campo y el de movimiento. El primero dispara varias tomas con diferentes diafragmas mientras que el segundo varias el tiempo de obturación.
Dispone también de conexión Wi-Fi que permite, además de copiar fotos al dispositivo móvil, utilizar este como mando a distancia. Y aunque no se trate de una cámara pensada para grabar vídeo, ofrece esta posibilidad a una resolución Full HD. Incorpora además micrófono y entrada para acoplar uno externo.
Conclusiones
Los usuarios habituales de Pentax no necesitarán demasiados argumentos para darse cuenta de que nos encontramos ante una cámara que tiene mucho que ofrecer: un cuerpo pequeño pero robusto y resistente preparado para afrontar cualquier aventura sin sobrecargar las mochilas de los aficionados a los viajes bajo el que se esconde un sensor capaz y un potente procesador sin olvidar los avances tecnológicos poco vistos en cámaras réflex. Más difícil, como casi siempre, resulta convencer a los usuarios habituados a las marcas líderes de que existen otros fabricantes que dan tanto –o más– por lo mismo.
La Pentax KP que hemos probado se anuncia a un precio de 1.300 € –sólo cuerpo– al que habría que sumar el precio de los objetivos. Los bonitos de la serie Limited que hemos utilizado para esta prueba cuestan en torno a los 500 € cada uno. Por ese dinero cuesta encontrar en los escaparates un cuerpo sellado, con estabilizador de imagen, por citar sólo dos de los principales argumentos de esta cámara.