En la carrera por hacerse con el mejor trozo del reparto de la tarta del VoD, las compañías de «siempre» de internet han ido dando diferentes pasos y realizando diferentes movimientos. Facebook ha ido intentando crear una oferta de vídeo y ha lanzado su Facebook Watch. Apple ha empezado a lanzar series propias, aunque algunas de las condiciones que pone – como limitar ciertos tipos de contenidos – ya han hecho que algunos analistas vean ciertos problemas de entrada. Y Google ha ido posicionando a YouTube de un modo distinto.
YouTube ha sido el destino clave en el boom de los vídeos online. Fue el primer gran espacio popular en el que los internautas encontraron ese tipo de contenidos y fue, se podría decir, el que les acostumbró a acudir online a por ese tipo de contenidos. Eso sí, el consumo de contenido en YouTube estaba asociado a un modelo concreto y a un tipo de vídeo específico. Los internautas accedían a vídeos de corta duración y, sobre todo, a contenidos por los que no tenían que pagar. Estaban dispuestos y acostumbrados a recibir anuncios. Pero ¿lo estaría también a pagar por no tenerlos?
Esa fue la pregunta que estuvo en la base del lanzamiento hace unos meses de YouTube Premium. El portal de vídeos ofreció la oportunidad a sus usuarios de pagar por el contenido. Por una cuota mensual, se podía acceder a contenidos exclusivos (como las series que YouTube estaba empezando a lanzar) y también a los contenidos habituales de la red de vídeos sin tener que pagar por los anuncios.
No era el primer servicio de pago (antes ya había lanzado en EEUU YouTube TV, una manera de acceder a canales de televisión de pago por menos dinero que lo que costaba un paquete de telecos) pero sí el más ambicioso en términos de escala. Era la llave para que YouTube competiese con Netflix y similares.
Ahora, meses más tarde, el YouTube Premium tiene un futuro con los días contados, o eso parece.
El contenido original, con anuncios
YouTube va a eliminar de Premium lo que hace que el sistema y el servicio tenga sentido. Es decir, lo que hace que el formato sea diferente a la experiencia general de la plataforma dejará de ser exclusivo de Premium.
A partir de 2019, todo el contenido original que lanzaron para ella estará disponible también para los demás usuarios de YouTube, que podrán acceder al mismo sin pagar por ello y solo asumiendo que verán anuncios durante el visionado. YouTube lo hará para, como explicaron desde la red de vídeos a Business Insider, ampliar su audiencia y conectar con la «demanda creciente de una base de fans más global».
En resumen, y partiendo de lo que desde la plataforma han dicho, se puede llegar a la conclusión de que YouTube simplemente quiere llegar a audiencias mayores… audiencias a las que no es complicado imaginar que no están llegando con su apuesta de pago.
El potencial en términos globales de audiencias de los contenidos en YouTube y en abierto sería muy elevado.
¿Quién querrá pagar por algo gratis?
La cuestión es lo que ocurrirá con YouTube Premium, ya que el elemento diferencial desaparecerá. Como se preguntan en el medio estadounidense, la eliminación de los originales de Premium como elemento único hace pensar por qué alguien querría pagar 12 dólares por algo que podría ver también gratis.
YouTube no ha anunciado que vaya a cerrar YouTube Premium y no ha dado información sobre si eso es una posibilidad (no han querido dar una respuesta directa a la pregunta del medio), pero sí han señalado que «la proposición de valor de YouTube Premium sigue siendo la misma». El usuario se llevaría experiencia sin anuncios, originales sin publicidad, música sin anuncios y contenido offline.
Sin embargo, el movimiento viene poco después de que la prensa estadounidense detectase que YouTube había empezado a dejar ver películas sin pagar por ellas y solo con anuncios y también después de que se empezase a filtrar que Apple va a lanzar (o eso dicen los rumores y filtraciones) gratis sus contenidos para quienes los vean en sus dispositivos propios.
El poder publicitario de YouTube es además muy elevado, lo que hace que los contenidos sean una especie de golosa tentación para los ejecutivos publicitarios. Y, no hay que olvidarlo, pagar por YouTube es algo que los consumidores no ven de un modo tan claro como ocurre con otras plataformas.
Por tanto, no es difícil imaginar que el movimiento es un primer aviso de un cambio de estrategia para centrarse en aquello en lo que son realmente fuertes.
En algunos mercados, además, el movimiento podría ser un golpe especialmente duro para la tele, que ofrece – no olvidemos – justamente ese modelo.