Hoy se celebra el Día Mundial de la Televisión, una de esas jornadas que habitualmente se emplean para contar curiosidades, repasar la historia de las cosas homenajeadas y explicar su papel en el entorno y el por qué son importantes. En el caso de la televisión, sin embargo, su jornada debería ser también el momento para hacer balance del estado de las cosas y para analizar hacia dónde va su futuro, porque este podría ser fácilmente el último año en el que la tele celebra su día mundial en una posición de dominio.
Aunque no pocos no aceptaron que la televisión estaba en crisis, especialmente desde Europa, el medio, otrora el gran rey de las audiencias y el medio de comunicación por excelencia, lo está. La televisión ha ido perdiendo su cetro y ha ido dejando de ser la reina de la sala de estar. No solo el tiempo de ocio está cada vez menos centrado en un espacio concreto, sino que además está cada vez menos focalizado en la televisión.
Las cifras de los ‘cortadores del cable’, los estadounidenses que dejaban de pagar la televisión por cable (la principal vía de acceso a los contenidos televisivos en EEUU), fueron el primer indicador de que algo pasaba. No fue el único. En Europa también se empezó a registrar una caída en los tiempos de consumo de contenidos televisivos.
La situación de la tele ha retrocedido y la de internet ha aumentado. Tanto es así que hay ya quienes dan por sentado que el sorpasso de la red a la tele será uno de los grandes cambios estructurales de 2019. Será una de las grandes noticias del año. Ya es una de las previsiones para el futuro que han lanzado los analistas.
En unos meses, navegaremos online más que veremos la tele
Una previsión de Zenith ya apuntaba que el cambio se iba a producir en 2019 y que lo iba a hacer de forma global. Internet se va a convertir en el principal escenario al que los espectadores dedicarán su tiempo, frente a la televisión. Las cifras se han ido acercando peligrosamente desde 2011 y en 2018 están ya muy próximas. En todo el mundo, la media de tiempo dedicado a la televisión era de 172,7 minutos al día. La de internet estaba en 159,7 (en 2011 internet tenía 76,2 minutos y la televisión 177,7).
En 2019, la gráfica se cruzará. Internet tendrá 170,6 minutos diarios mientras la tele se quedará en los 170,3 minutos. A partir de ahí, la gráfica se dará la vuelta. Internet irá creciendo más y la televisión irá descendiendo. En 2020 se espera que la red se lleve 180,3 minutos diarios y que la televisión se quede en 167,7. A partir de ahí cada uno seguirá su camino, o todo apunta a ello. Internet seguirá subiendo como la espuma y la televisión seguirá lentamente su descenso.
Y, aunque la caída de la televisión no es tan abrupta como el despegue de la red (en 2011 tenían 172,7 minutos y en 2020 tendrán 167,7), resulta muy significativo de hacia dónde van las cosas y de cómo está cambiando la industria. Porque la caída del tiempo de consumo de contenidos viene acompañada también de una caída en la publicidad y de un crecimiento en el caso de la red.
La diferencia global en inversión publicitaria entre televisión e internet se espera que sea milmillonaria. Internet recibirá 60.000 millones de dólares más de inversión publicitaria en 2019 de los que recibirá la tele.
Internet ofrece lo nuevo y lo viejo
El creciente peso de la red y su impacto en cómo se posiciona la televisión está muy marcado por cómo internet ha ido conquistando espacios y contenidos.
Los consumidores ya no solo emplean la red para acceder a la información y los servicios que son propios de ellos o que se han asentado con fuerza en ese entorno en las últimas décadas, sino que además han empezado a usar la red para acceder al tipo de contenidos que eran el dominio de la tele. Los grandes estrenos de series ya no son cosa televisiva: son material de las plataformas de VoD y de los espacios de pago.
No hay más que mirar lo que señalan las conclusiones del último Panel de Hogares de la CNMC sobre el mercado español para comprender cómo han cambiado las cosas. «Cada día hay más hogares españoles que pagan para ver contenidos audiovisuales online», arrancan señalando en el análisis de las cifras. En España, uno de cada tres hogares que tienen conexión a internet tiene también uno de estos servicios. Los números son del segundo trimestre de 2018, el último analizado por la Comisión.
Y, aunque Movistar está muy bien posicionado (con 2,2 millones de hogares como usuarios) y usa el poder que da el venir vinculado a una operadora de telecomunicaciones, las cifras muestran también el crecimiento de los servicios únicos y exclusivos VoD. Muy cerca de Movistar+ está Netflix, que ya llega a dos millones de hogares conectados españoles.
Incluso, el boom de las televisiones de nueva generación no ayudan a que la televisión se posicione en una situación más cómoda afianzando sus audiencias tradicionales. Las smart TVs son una vía más para acceder a los contenidos de la red. El 11% de los europeos ya usa sus smart TVs para ver contenidos en streaming de la red, como apunta un estudio de Eurostat. Entre los jóvenes profesionales, esa cifra sube al 23%. En los mercados que están liderando el cambio de la tele a la red, como Reino Unido, las cifras medias generales son también superiores a la media europea.