Desde 2016, cuando se presentaron la Olympus E-M1 Mark II y la nueva PEN-F, la firma japonesa solo ha anunciado otras tres cámaras, todas ellas actualizaciones “menores”; la última, la PEN E-PL9, data ya de hace más de 9 meses.
Si bien ello –por sí solo al menos– no es motivo suficiente para hacer saltar las alarmas, si ha provocado entre los seguidores de la marca una cierta inquietud, acostumbrados como estamos a los vertiginosos –¿excesivos?– ritmos de renovación de las actuales cámaras digitales.
Pero la inquietud se ha transformado para muchas en preocupación con el reciente salto –”traición” para aquellos que se lo toman muy a pecho– de Panasonic –compañero de Olympus en el formato Micro Cuatro Tercios– al llamado “formato completo” (24×36 mm), que durante la pasada Photokina presentó a bombo y platillo su nuevo sistema Lumix S.
¿Es el fin del Micro Cuatro Tercios, como aseguran algunos? ¿La estocada definitiva a la mala racha que atraviesa Olympus, como afirman muchos otros? El sector fotográfico, al igual que muchos otros, no escapa tampoco al sensacionalismo, y no son pocos los que auguran un futuro nada alentador para la compañía japonesa y su sistema.
Ciertamente, los últimos resultados financieros presentados no ayudan a convencer de lo contrario, pues para el año fiscal 2019 se reportan importantes pérdidas en la división de Imagen de la compañía así como una sustancial bajada de las ventas de sus cámaras mirrorless.
Según la firma japonesa, una –intensa– competencia y los gastos incurridos en la reforma del sistema de producción serían los motivos que justifican estas cifras. Sin embargo, detrás de esta “crisis”, podría esconderse una profunda reestructuración de la compañía, que poco a poco dejaría atrás el mercado fotográfico de gran consumo para orientarse a un sector más profesional, con el enfoque puesto en cámaras de alta gama y, por supuesto, con precios en consonancia.
Esta transición podría llegar más pronto de lo esperado de confirmarse los rumores que apuntan que Olympus lanzaría su nuevo buque insignia, bajo el nombre de E-M1X, durante el próximo mes de enero de 2019. Se situaría un peldaño por encima de la actual oferta de cámaras OM-D, con unas dimensiones considerables, pues el grip estaría integrado en el cuerpo.
De hecho, aunque no hay todavía ninguna confirmación al respecto, sí existen muchos datos que apoyan estos rumores. Empezando por el informe de test publicado el pasado 12 de septiembre de 2018 por la Comisión Federal de Comunicaciones, más conocida por su siglas en inglés FCC –Federal Communications Commission–, la agencia estatal independiente de Estados Unidos que, desde 1977, se encarga también de velar por el cumplimiento de las normativas de compatibilidad electromagnética.
En este report, se deja constancia de una una cámara digital –bajo la referencia Olympus IM010– de la que se certifican las pruebas de sus módulos Wi-Fi y Bluetooth. Los datos más relevantes, sin embargo, son las especificaciones de las dimensiones del equipo: 14,4 x 14,7 x 7,5 cm –anchura x altura x profundidad–, superiores incluso a las de la Olympus E-M1 Mark II con la empuñadura opcional incorporada.
Los rumores también especulan sobre el resto de características, y aseguran que la futura E-M1X incorporaría ráfagas más veloces, un sistema de enfoque más rápido y un estabilizador todavía más potente . En cuanto al sensor, todo apunta a que se mantenga la misma resolución de 20 Mpx que encontramos en las E-M1 Mark II o PEN-F.
Sin embargo, se trataría de un nuevo sensor, que permitiría conseguir todas esas mejoras de velocidad prometidas. Algunos fantasean también con la idea de que se incorpore el ansiado global shutter; para ello se apoyan en una de los últimos referencias anunciadas por Sony –que provee muchos de los sensores que equipan las cámaras de Olympus–.
Hablamos del modelo IMX367 –en concreto, de la versión LQA con matriz RGB–, un sensor CMOS de formato Micro Cuatro Tercios que cumple con estas expectativas. Más interesante aún, dicho captor es de formato cuadrado 1:1, con un tamaño de imagen recomendado por el fabricante de 4,416 x 4,428 píxeles. Esto permitiría jugar con la relación multi-aspecto pero también dar respuesta a uno de los clásicos debates sobre el aprovechamiento de la superficie del sensor y ofrecer mayor flexibilidad al disparar tanto en posición horizontal como vertical.
No obstante, los más rigurosos resaltarán –con acierto– que esta referencia concreta de sensor está catalogada dentro de la familia de captores Pregius para dispositivos de “visión artificial”, mientras que los sensores habitualmente usados en cámaras digitales pertenecen a otra familia de Sony, donde todavía no encontramos un modelo equivalente.
De esta última familia, la referencia más avanzada es la IMX272, que según Tech Insights equipa la Lumix GH5 de Panasonic, por encima de la IMX270 que incorpora la actual E-M1 Mark II de Olympus. A diferencia del IMX367, el IMX272 es un sensor más “convencional”, con un total de 21 Mpx –distribuidos en una proporción 4:3– y con ráfagas de hasta 60 fps a resolución nativa. Habrá, pues, que esperar al próximo mes de enero para disipar las dudas, y si Olympus apuesta por este último modelo o bien da la sorpresa.
Más allá de toda esta incertidumbre, el lanzamiento de esta nueva cámara coincidiría con el 100º aniversario de la compañía, fundada en Japón en 1919. Sin lugar a duda, una fecha señalada que podría servir para dar a Olympus el impulso que necesita.