Anunciada a mediados del mes de octubre, la familia de terminales de la serie Mate 20 incluyen la más avanzada tecnología de Huawei, con la pretenden erigirse como los smartphones de alta gama de referencia para este fin de año.
Entre ellos, destaca el Huawei Mate 20 Pro, que incorpora la última actualización del módulo de cámara triple firmado por Leica, y que será nuestro modelo de test para esta prueba de campo. Un breve recorrido por los primeros reviews publicados confirman –tal como se esperaba– que se trata de unos de los teléfonos móviles más capaces del mercado, pero ¿qué tal se comporta su renovada cámara que ahora incluye una óptica más angular?
Antes de adentrarnos de pleno en el apartado fotográfico, hacemos un repaso de sus características más notables y las diferencias más significativas con respecto la anterior generación –el Huawei Mate 10 Pro– y su equivalente dentro de la serie P –Huawei P20 Pro–, este último con una orientación más fotográfica y seguramente uno de los principales modelos que tendrán en cuenta aquellos usuarios que busquen un smartphone con la mejor cámara posible.
Huawei Mate 10 Pro | Huawei Mate 20 Pro | Huawei P20 Pro | |
Sensor(es) principal(es) | 12 + 20 Mpx | 8 + 20 + 40 Mpx | 8 + 20 + 40 Mpx |
Óptica(s) principal(es) | f/1,6 | f/1,8-2,4 | f/1,6-2,4 |
Cámara(s) frontal(es) | 8 Mpx f/2 | 24 Mpx f/2 | 24 Mpx f/2 |
Pantalla | 6″ (IPS) | 6,4″ (OLED) | 6,1″ (OLED) |
Resolución | 2.160 x 1.080 px | 3.120 x 1.440 px | 2.240 x 1.080 px |
Chipset | Kirin 970 | Kirin 980 | Kirin 970 |
Memoria RAM | 6 GB | 6/8 GB | 6 GB |
Almacenamiento | 128 GB | 128 GB | 128 GB |
Batería | 4.000 mAh | 4.200 mAh | 4.000 mAh |
Grosor | 7,9 mm | 8,6 mm | 7,8 mm |
Peso | 178 g | 189 g | 180 g |
A nivel de tamaño, las diferencias entre los modelos Pro de ambas familias –Mate y P– son cada vez más exiguas. Ciertamente, el Mate continúa siendo algo más grande –comparando con la misma generación–, pero la diferencia en la práctica no es tanta, pues el nuevo Mate 20 Pro apuesta por un diseño de pantalla con bordes laterales aún más finos y la eliminación del botón físico inferior.
Ello permite un mayor aprovechamiento de la superficie frontal del terminal: pasamos de una relación pantalla/frontal del 82% –en el caso del P20 Pro, y ello a pesar de su notch o muesca más pequeña– al 88%, una de las mejores del mercado. En la práctica, la calidad de la pantalla –de tecnología OLED– resulta muy satisfactoria en día y día. Además, complementando el sistema de reconocimiento frontal, ahora también encontramos un lector de huellas dactilares en la propia pantalla, muy conveniente para cuando el primer sistema falla.
El nivel de construcción así como los materiales empleados son de primer nivel, tal como se podía esperar para un smartphone de este gama. En mano, se aprecian los buenos acabados y resulta bastante manejable a pesar de sus dimensiones. En nuestra versión –color midnight blue– se ha contemplado una nueva textura muy sutil es su parte trasera que ofrece un mejor agarre, que se agradece si usamos el terminal sin funda.
Entre las mejoras que trae el nuevo Mate 20 Pro cabría destacar la capacidad de su batería –4.200 mAh–, todavía más grande, que le confiere una envidiable autonomía, así como la compatibilidad con la carga inalámbrica de hasta 15 W –la mayoría se contenta con 7,5 W o 10 W–, pero también el nuevo modo de carga súper rápida con adaptadores de 40 W que, aunque no hemos podido todavía probar, reducirá sin duda el tiempo necesario para cargarlo de forma drástica. A ello también hay que añadir el modo de carga inalámbrica inversa que permite usar la parte posterior del Mate 20 Pro como base de carga inalámbrica para cargar otro dispositivo compatible. En nuestro caso, lo hemos probado con un iPhone Xs, el cuál ha activado también –de forma colateral– el sistema de pago sin contacto.
Otra novedad del Mate 20 Pro es su nuevo sistema de almacenamiento extensible, aunque sea mediante las tarjetas de memoria NM –Nano Memory–, un formato exclusivo de Huawei hasta la fecha. Se hace uso de la misma ranura que sirve para alojar la tarjeta SIM.
Sin embargo, la diferencia más destacable con respecto el Mate 10 Pro y P20 Pro es la incorporación del último chip de la compañía china, el Kirin 980, más potente que el Snapdragon 845 que equipa la mayoría de smartphones de alta gama, y que lo convierten en uno de los terminales más rápidos del mercado que operan bajo Android, sino el que más. Algo que se deja notar desde el primer momento, pues la fluidez de operación del terminal es sobresaliente. Quizá los únicos smartphones que pueden hacerle algo de sombra en este aspecto son los últimos iPhone XS y iPhone XR de Apple, cuyo chip A12 Bionic es seguramente todavía más potente.
En el apartado fotográfico, el Kirin 980 es también uno de los puntos a tener en cuenta, pues gracias a este se han podido mejorar los correspondientes algoritmos que se engloban dentro de la –abusivamente– denominada “inteligencia artificial” que se aplican en la captura de imágenes, como es el reconocimiento de escenas.
Aún así, estamos todavía lejos de la perfección en este sentido, pues si bien en la mayoría de los casos el software del terminal es capaz de “adivinar” la escena fotografiada, en no pocas ocasiones nos encontramos con falsos positivos, es decir, reconocimiento de patrones que en realidad no lo son. En los ejemplos que mostramos, podemos ver como un simple cambio del ángulo de toma usado provoca un reconocimiento fallido en la misma escena que antes había sido correctamente identificada.
El análisis de escenas y reconocimiento de patrones conlleva habitualmente el uso de algoritmos de aprendizaje automático o machine learning, y si bien estos han avanzado mucho últimamente, aún debemos ser pacientes con sus resultados. Mientras ello ocurra, quizá los fabricantes deberían ajustar mejor los parámetros de falsos positivos –situaciones en las que se cree reconocer un patrón, pero el patrón resulta inapropiado–, pues es mejor –al menos para la experiencia del usuario– dejar de reconocer algo –un falso negativo– que reconocerlo equivocadamente.
Por lo que respecta a la cámara en sí, el nuevo módulo de triple óptica supone un cambio de paradigma con respecto la usada en el P20 Pro, y que tan buenos resultados ha dado, tal como pudimos comprobar de primera mano en nuestra correspondiente toma de contacto.
Más allá de la nueva disposición –en forma de matriz cuadrada de 2×2, añadiendo el flash en la ecuación–, el cambio más importante es la adopción de una nueva óptica ultra gran angular con una distancia focal equivalente de 16 mm. Una focal a los que los usuario de los smartphones de LG están ya muy acostumbrados, pues la firma surcoreana lleva apostando por este tipo de ópticas desde hace ya unos cuantos años.
Esta óptica se combina con la óptica angular convencional –27 mm equivalente– y la óptica “tele” –80 mm equivalente–, para ofrecer ahora un aumento óptico 5x. Si usamos la focal angular como referencia –tal como hace la app de cámara del Mate 20 Pro– esto equivale a disponer de un “aumento angular” de 0,6x y de un “aumento tele” de 3x.
Si a ello sumamos la funcionalidad de zoom híbrido –combinando los aumentos ópticos con el zoom digital– obtenemos una focal equivalente de 16-270 mm, ciertamente un rango muy versátil. En nuestra opinión, se trata de cifras un tanto optimistas, pero según lo que hemos podido comprobar, podemos extendernos un poco más allá del rango puramente “óptico” de 16-80 mm –siempre hablando de focales equivalente en 35 mm– sin pérdidas notables de calidad, hasta por ejemplo 135 mm –equivalentes–, tal como mostramos en los siguientes ejemplos.
Por supuesto, tendremos que tener presente en todo momento las limitaciones inherentes de las diminutas ópticas que equipan en general los terminales móviles, especialmente en el caso de la ultra gran angular. La distorsión –en barrilete–es más que visible en este caso, tal como podemos apreciar en las tomas de más abajo, aunque dentro de lo que se podría esperar.
Si usamos la focal estándar angular –27 mm equivalentes–, usada como focal principal en la mayoría de los smartphones, la distorsión es apenas apreciable. Así pues, convendrá no hacer uso de la focal más angular cuando deseemos evitar este tipo de aberraciones geométricas.
Siguiendo con las aberraciones de este tipo de ópticas, el flare parece estar mejor controlado que la distorsión, dentro del contexto de fotografía móvil que estamos analizando.
Un extra que trae consigo la óptica ultra gran angular es el nuevo modo bautizado como Super Macro, que permite acercarse hasta solo 2,5 cm. En el modo de cámara estándar, el propio terminal es capaz de reconocer que estamos realizando una toma macro y activa el modo correspondiente de forma automática. Sin embargo, dicho reconocimiento no funciona con toda la precisión que se podría desear.
Por supuesto, esta ampliación de focales con respecto al P20 Pro –y Mate 10 Pro– viene con un precio a pagar a cambio: la eliminación del sensor monocromático. Hasta la fecha, todas las cámaras duales y triples firmadas por Leica que equipaban los terminales de alta gama de Huawei incorporaban un sensor sin filtro RGB, lo que permitía mejorar sustancialmente el nivel de detalle de las tomas en blanco y negro y, por ende, el de las tomas finales resultado de la combinación de información de todos los sensores involucrados.
Una noticia que no será del agrado de aquellos que, como nosotros, apreciábamos particularmente el modo monocromo de los smartphones de Huawei, el mejor que habíamos encontrado hasta la fecha, a la luz de los resultados que ya obtuvimos con los primeros Huawei P9 y Huawei P10 y P10 Plus. Ello no quiere que los resultados de este modo sean deficiente, ni mucho menos, pero si comparamos con el último P20 Pro, por ejemplo, podremos apercibir notables diferencias tanto en los detalles como en los tonos de grises. Así pues, si la fotografía en blanco y negro es la prioridad, lo más recomendable será decantarnos por este último.
Una funcionalidad que sí seguimos encontrando es el modo nocturno que estrenó el P20 Pro, a partir del cual el terminal realiza una captura múltiple para mejorar la calidad final de la toma, todo ello sin la necesidad de trípode. Una funcionalidad que nos sigue sorprendiendo todavía –a pesar de sus limitaciones– pues los resultados son bastante dignos teniendo en cuenta que los tiempos de exposición necesarios para estas tomas así como la ausencia de apoyo alguno, lo que complica el alineamiento posterior de las imágenes.
En la siguiente comparativa, podemos apreciar más de cerca las diferencias entre una toma realizada con el modo estándar y otra realizada con el modo nocturno, ambas de la misma escena.
El modo de apertura es otra de esas funcionalidades que va mejorando poco a poco con cada iteración. Se trata de un proceso que requiere de un cierto procesado de imagen, y que se combina con la información de profundidad que se obtiene del módulo de cámara múltiple. Una vez “diferenciados” los planos, la aplicación de cámara es capaz de simular una apertura virtual para ajustar la profundidad de enfoque y obtener así el desenfoque deseado. Si nos atenemos a las limitaciones de este tipo de simulaciones, podremos obtener resultados satisfactorios.
Bastante menos convincente es, en nuestra opinión, el modo de retrato tan presente hoy en día en los smartphones, que no solo encontramos en aquellos terminales con múltiples cámaras como el Mate 20 Pro, sino también en terminales con una única cámara –como los Google Pixel o el iPhone XR– que hacen un uso intensivo de la fotografía computacional.
Tal como apreciamos en las siguientes imágenes –realizadas en blanco y negro para apreciar mejor el detalle–, podemos observar claramente el excesivo sobreprocesado de la toma realizada en modo retrato cuando la comparamos con la toma estándar. De hecho, el procesado es tal que la pérdida de detalle es tal que el contorno de la cara del sujeto enfocado parece casi una acuarela. En este caso, el precio a pagar por este tipo de modo nos parece demasiado alto y habrá que reservarlo a escenas “fáciles” donde el sujeto sea fácilmente reconocible.
A nuestro entender, con este modo ocurre algo similar al sistema de reconocimiento de escenas. Se trata de una funcionalidad que aún está lejos de ser perfecta, pero que va evolucionando a medida que los procesadores que equipan los smartphones se hacen más potentes y son capaces de trabajar con algoritmos cada vez más sofisticados. Algo que no es exclusivo, de hecho, de la fotografía móvil, pues en la fotografía más “convencional” también ocurre algo parecido en lo que atañe a la reducción de ruido en las imágenes: gran parte de las mejoras son debidas a los algoritmos de software y mucho menos a las mejoras de sensibilidad de los sensores en sí, tal como mostraban las comparativas publicadas tiempo atrás por DXOMark.
En definitiva, está claro que el software es una pieza clave en la fotografía móvil, que permite mejorar algunos aspecto de forma sustancial, pero que se utilizan quizá con demasiada vehemencia en el caso del Mate 20 Pro. Tal como avanzábamos al principio, echamos en falta el sensor monocromo que tan buenos resultados proporcionaba, y que conferían a los módulos de cámara de Leica esa particularidad que los diferencia de la competencia.
A nivel de rendimiento, estamos sin duda delante de uno de los mejores smartphones que podemos encontrar actualmente en el mercado, sin apenas lacunas y con muchas funciones extras que harán las delicias de los usuarios más exigentes. Por supuesto, poco menos habría que esperar de un terminal cuyo precio de salida sobrepasa la barrera de los 1.000 €. A nivel fotográfico, no obstante, creemos que el P20 Pro sigue ofreciendo un mejor equilibrio, y ello a pesar de conformarse con la anterior y “menos inteligente” generación de chips móviles, el Kirin 970.