Sin fecha confirmada para que hagan aparición las nuevas plataformas capaces de obtener resoluciones de 4K y diseñadas para soportar realidad virtual, los analistas apuntan a que será a finales de este año o principio del que viene cuando arranque la lucha
En 1972 se inauguró la primera generación de videoconsolas. La Magnavox Odissey fue la primera doméstica. Sin color. Enchufada a la televisión. Un solo juego. Con los años le sucedieron otras tantas para adentrarse en el fotorrealismo y títulos cada vez más espectaculares. La séptima oleada, en 2005, duró la friolera de siete años hasta la aparición de las actuales Xbox One y PlayStation 4, con mención aparte a la Nintendo Wii U. Ahora se aproxima un nuevo cambio condicionado por una nueva forma de consumo de contenidos, la realidad virtual.
Los dos pesos pesados de la industria, Sony y Microsoft, con resultados dispares, ya han planificado una nueva generación de videoconsolas de sobremesa cuyo caballo de batalla está en mayor rendimiento, más potencia y la consolidación de que estas máquinas pueden luchar en igualdad de condiciones a los siempre avanzados ordenadores de sobremesa, cuya distancia se recorta, pese a que las videoconsolas continuarán con su fórmula de hardware cerrado.
Cada cual por su parte, lo cierto es que desde finales de año o principios del año que viene los consumidores se encontrarán ante una disyuntiva personal. Los que se hayan subido al carro de las actuales plataformas dudarán de un nuevo desembolso, aunque las compañías aseguran que los próximos lanzamientos serán compatibles. Los que aún, por falta de presupuesto o dejadez (hay quien solo juega a un juego, como «Fifa 16», el cual también está disponible para las consolas antiguas), han decidido pausar el salto generacional y, ahora, con Scorpio y Neo asomando la patita escriben su excusa.
Menos de cuatro desde la aparición, los fabricantes han confirmado el desarrollo de dos nuevas consolas. De acuerdo a las últimas filtraciones, Sony pondrá a disposición del consumidor su PlayStation 4 Neo a final de este mismo año. Será una máquina más avanzada que el actual modelo. Capaz de mover videojuegos en calidad 4K, el nuevo estándar de imagen a perseguir y que, ahora, no son capaces. El objetivo es simular de forma más precisa la vida real.
Con ello se espera multiplicar por cuatro la cantidad de píxeles de una imagen nativa (1.080 p), además de contener Alto Rango Dinámico (HDR, por sus siglas en inglés), que garantizará unos colores más expresivos y vivos con contrastes mejor definidos. Lo que cualquiera pudiera soñar cuando se pone en la piel de sus personajes favoritos de la ficción.
Los grandes servicios de contenidos audiovisuales en «streaming» como Netflix también serán compatibles en el futuro. Supondrá estar un paso por delante, pero cabe señalar que habrá que disponer de un miembro en esa cadena de valor que soporte estas características, una televisión razonablemente avanzada.
Bajo esa idea de que el mercado del videojuego está en constante reciclado, Microsoft hará lo propio con Scorpio, la «consola más potente del mundo» según sus propias palabras. La máquina, que llegará a 6 teraflops (frente a los 1.32 teraflops de la actual Xbox One) y tendrá un procesador de ocho núcleos, hará su debut ya bien entrado el año 2017. Microsoft, para evitar las dudas, ha adelantado que será compatible con todos los accesorios del actual modelo y compartirá los mismos videojuegos, aunque no contará con títulos exclusivos, al menos de momento. Esta aventura deja muchas incógnitas: ¿era este el camino correcto? ¿Había que tomarlo? ¿Se acercarán las consolas a los PC?
Cruzando
Lo que marca el comienzo de una nueva era en los videojuegos vendrá de la transversalidad. Microsoft creará un sistema, Xbox Play Anywhere, que permitirá que los jugadores puedan acceder a un juego desde PC con el sistema Windows 10 o la consola Xbox One. Y bajo esta nueva forma de consumo, el juego de lucha «Killer Instinct season 3» estará dentro de ese catálogo, al igual que otros títulos exclusivos como «Gears War 4». Esta filosofía de comprar un juego digital y utilizarlo en varias plataformas ha llegado para quedarse.