Las cámaras fotográficas de soporte instantáneo siempre llamaron la atención del sector. Ha sido y es una sugerente manera de abordar el proceso creativo para muchos artistas –con cientos de referencias históricas– y todo un ejercicio social para el amateur con ganas de jugar, mostrar y compartir sus imágenes. Un “invento” que precede a las omnipresentes redes sociales que ahora, en plena vorágine digital, resurge con el mismo talante lúdico y creativo.
Este largo camino nos lleva hasta el equipo que tengo entre nuestras manos, la nueva Fujifilm lnstax Square SQ6, la primera cámara completamente analógica de la firma para formato cuadrado.
Para algunas personas, entre las que me encuentro, las cámaras analógicas son mucho más que una moda pasajera, un determinado proceso fotoquímico o una serie de complejos artilugios técnicos. Representan una imagen reflexionada, aquella que sale de un solo disparo y que en el caso de las fotografías instantáneas no podremos manipular digitalmente. Vivimos en un mundo de consumidores visuales donde nos abordan miles de imágenes a diario a un ritmo acelerado. La sobreabundancia de información visual ha llevado a la puesta en valor de la imagen única e irrepetible. Ya en los años 80, Flusser hablaba de la fotomanía y de un usuario convertido en disparador automático que produce imágenes de forma inconsciente.
Desde ese momento hasta ahora, la incorporación de las cámaras fotográficas en los teléfonos móviles ha propiciado la progresiva estandarización de la imagen, que se convierte en el canal a través de cual visualizamos el mundo que nos rodea. Este colapso visual nos ha llevado a la búsqueda de lo físico y real, más allá del mundo digital y virtual que rige nuestro día a día. Imágenes que nos acerquen y vinculen con el momento presente, cobrando mayor importancia lo manual y tangible. En este contexto, la cámara instantánea supone la fusión perfecta entre la imagen pensada y la inmediatez de una fotografía física.
De los muchos hitos que podemos atribuir a la fotografía instantánea, en la década de los setenta la cámara Polaroid SX-70 logró vincularse de manera indisoluble con el ámbito artístico. Lucas Samaras, John Reuter o Robert Rauschenberg son solo algunos ejemplos de los muchos artistas que empezaron a experimentar manipulando el soporte instantáneo como un lienzo inacabado que exige un toque personal.
Como formatos excepcionales, Polaroid llegó a comercializar material en formato de 20 x 24″, unos 50 x 60 cm– para las cuales se construyeron enormes cámaras ad hoc –el objetivo de focal “estándar” era un 1.200 mm y el cuerpo pesaba unos 95 Kg– usadas por artistas tales como Andy Warhol, William Wegman, Ellen Carrey o a nivel nacional Ouka Leele y Rafael Roa -colaborador habitual de este medio- entre muchos otros. Esto fue posible gracias a que se ofrecía bajo una solución de alquiler integral, con set de iluminación y un magnífico “operador” de cámara incluido en el “flujo de trabajo”, el fotógrafo Jan Hnizdo.
Fueron muchas las técnicas creativas aplicadas, algunas más elaboradas, como la aplicación de pinturas y acuarelas, inyecciones de tinta formando manchas de color en la imagen final o interrupciones del procesado y transferencia de soporte. Otras, aparentemente más sencillas, implican un gran dominio de la técnica, como los reciclajes de negativos, destrucciones de películas con líquidos blanqueadores o incluso los tratamientos de las copias en microondas, que dan lugar a resultados sorprendentes. Muchos artistas contemporáneos utilizan la fotografía instantánea como herramienta creativa, y podemos encontrar muestras de la utilización de estas técnicas en trabajos como los de Enrique Freaza, Brian Henry, Zora Strangefields o Richard Ton.
Sin acudir a técnicas tan complejas podemos igualmente conseguir resultados diferentes en las imágenes, empezando por lo más sencillo, que son las propias opciones que trae la cámara consigo. La Instax Square SQ6 resulta muy sencilla en su manejo, permitiendo sacar mucho más partido del dispositivo si ajustamos sus diferentes modos a la situación que nos convenga, o si incluso los combinamos entre sí, en función del resultado que deseemos conseguir.
La dominancia de los colores, su intensidad y saturación es un recurso que podemos aplicar mediante los tres filtros de colores para el flash electrónico –naranja, púrpura y verde–. Dado que la potencia de emisión del flash en cada circunstancia determina la intensidad del color sobre la imagen provocada por el filtro utilizado, y que esa potencia se regula automáticamente en función de las condiciones de luz, es aconsejable tenerlo en cuenta a la hora de utilizarlo junto con esos filtros.
Si contamos con una iluminación adecuada, la potencia de flash es menor y por lo tanto el color final será menos intenso. Además del flash podemos seleccionar el Modo Lighten para que incrementar la exposición general de la imagen.
En la primera imagen, dado que el espacio se encuentra solo parcialmente iluminado, el filtro naranja proporciona una clara dominante a la imagen. Por otro lado, en las tomas inferiores –que se encuentran mejor iluminadas–, los filtros apenas aportan ligeros matices de color de forma irregular.
El juego de la luz y la posibilidad de controlarla nos abre otro amplio campo de posibilidades, más allá de la correcta exposición a la que nos pueda obligar el modo automático. Mediante los modos L –Lighten– y D –Darken– podemos aclarar la imagen o, por el contrario, oscurecerla a la vez que potenciamos las sombras de la misma.
Para las capturas de objetos o sujetos lejanos a más de 2 metros de distancia contamos con el modo Paisaje. Teniendo en cuenta que esta función pone el foco en el fondo de la imagen, los objetos que se encuentren en primer plano aparecerán desenfocados.
Al utilizar el modo Macro para tomas de entre 30 y 40 centímetros es cuando se hace más visible el error de paralaje que suelen tener las cámaras de visor directo sin compensación de dicho error. En el manual de instrucciones encontraremos una breve aclaración que nos ayuda a intentar corregirlo, situando la marca ‘O’ del visor en la parte superior derecha del centro de la imagen. A pesar de que este error disminuye visiblemente conforme nos vamos alejando del objeto, es importante tenerlo en cuenta a la hora de elegir el encuadre.
La técnica de exposiciones múltiples es un recurso creativo muy utilizado por usuarios de cámaras instantáneas. La ventaja de este modelo es que cuenta con una función nativa para ponerlo en práctica directamente, seleccionando el modo de Doble Exposición y sin necesidad de manipular la película.
Este modo es uno de los que más nos ha gustado, por las múltiples posibilidades que ofrece sobre todo al combinarlo con los filtros de colores, que podemos intercambiar en cada exposición. Esta función nos permite unir instantes diferentes, yuxtaponiendo dos imágenes a la vez y experimentando con luz, color y texturas. La utilización del flash, los filtros e incluso el orden en que realizamos las tomas también resulta determinante en el resultado final.
De noche los neones de las ciudades, las luces escasas y las penumbras nos llevan a nuevos entornos, en los cuales se recomienda el uso del modo Automático. Dependiendo de lo que busquemos podemos utilizarlo con el flash para ayudarnos a iluminar y resaltar partes de la imagen. En caso de elegir desactivarlo, contamos con la ventaja de la rosca para trípode que incluye este modelo, permitiéndonos así que la imagen salga con nitidez correcta y evitando la trepidación, a no ser que nuestra intención sea la de utilizarla como recurso narrativo.
Los noventa segundos de espera nos trasladan al cuarto oscuro, al momento en que introducimos el papel en el revelador y esperamos a que poco a poco vaya emergiendo la imagen. Presenciar el revelado de nuestra fotografía segundos después de haberla realizado sigue manteniendo intacta la magia de ese instante, a pesar de los múltiples avances en el campo de la fotografía digital desde la aparición de la primera cámara Polaroid. La fotografía instantánea es mucho más que un formato de película. Tiene unas características y texturas propias que siguen permaneciendo intactas y a las cuales siempre podemos volver.
Este artículo promocional ha sido elaborado como resultado de un acuerdo comercial con Fujifilm España; dicho acuerdo no conlleva ninguna exigencia relativa al contenido del mismo, así como a las opiniones en él incluidas. Agradecemos a Carmen Celuloide y Vanessa Galway su valiosa ayuda y paciencia como modelos.