Un periodista de The Guardian se ha acercado a las oficinas en Nueva York de Cambridge Analytica, la empresa especializada en gestión de datos y segmentación de audiencias de la que la mayoría de nosotros no habíamos oído hablar unos meses atrás pero que se ha convertido en la estrella informativa (y la pesadilla de Facebook) en las últimas semanas. En las oficinas, ya no quedaba nadie. Según cuenta el diario británico en la crónica que le ha dedicado, en la oficina solo estaba una mujer, que dejó claro que no tenía nada que ver con la compañía en cuestión y que dijo que allí no había nadie. El espacio de trabajo estaba completamente vacío, como si Cambridge Analytica se hubiese convertido en un fantasma.
No es exactamente un fantasma, aunque sí una empresa rumbo a la desaparición. Cambridge Analytica ha anunciado que cierra sus puertas y ha culpado a lo que ha ocurrido en los últimos tiempos de la situación en la que se encuentra. La presión mediática y el pico de mala imagen en el que se encuentra, han señalado sus directivos, le ha abocado al cierre.
La compañía ha anunciado, en una nota de prensa que se puede encontrar en su web corporativa, que han iniciado los procesos de insolvencia en Reino Unido. Su filial estadounidense iniciará los procesos de bancarrota. Básicamente, la compañía ha arrancado el proceso para liquidar sus activos.
«En los pasados meses, Cambridge Analytica ha sido el sujeto de numerosas acusaciones infundadas», señalan en la nota de prensa, «y a pesar de los esfuerzos de la compañía por corregir la historia, ha sido vilipendiada por actividades que no solo son legales, sino también ampliamente aceptadas como un componente estándar en la publicidad online tanto en la arena política y en la comercial».
Una crisis de reputación, un golpe mortal
Sin pararse a analizar lo que Cambridge Analytica ha podido hacer, la compañía se ha convertido en un ejemplo clarísimo de lo que una crisis de reputación y de imagen puede conseguir y puede abocar a una compañía a hacer. La firma no ha podido con la avalancha de cobertura negativa y con el hecho de estar en los titulares de los medios de medio mundo con el claro papel de villano.
La empresa, que no tenía ningún tipo de imagen a nivel popular (la mayor parte de la población no la conocía), ha pasado a ser muy conocida y muy identificada y a hacerlo además asociada a unos valores de marca muy negativos. La compañía sin imagen pasó a tener la imagen más mala de los últimos tiempos. Sobrevivir a una crisis de reputación como esa partiendo de donde estaban no es nada fácil.
Pero ¿ha desaparecido de verdad Cambridge Analytica?
Pero que Cambridge Analytica haya cerrado sus puertas y sus empleados hayan abandonado el barco, ¿implica que han tirado la toalla por completo o es simplemente un movimiento para empezar de nuevo de cero? Como recuerdan en The Guardian, puede que la compañía haya muerto, pero el equipo que la levantó ya tiene otra compañía diferente, Emerdata, esperando por ellos.
Emerdata no es exactamente algo nuevo, porque las noticias sobre su creación ya saltaban a los medios a finales del pasado mes de marzo, cuando el escándalo estaba en su momento más álgido. El millonario Robert Mercer, ligado al círculo de apoyo de Donald Trump, estaba incluso de forma indirecta detrás del nuevo nombre, o al menos eso se podía concluir leyendo entre líneas en el análisis que hacían en Business Insider, el medio que destapó la existencia de esta nueva compañía. Sus dos hijas formaban parte de la lista de directores de la compañía.
Pero más allá de los vínculos potencialmente políticos que la nueva empresa podría tener, la existencia de la misma es ya como una suerte de red para el cierre de la principal. Hace preguntarse si realmente la compañía ha desaparecido del mercado y, sobre todo, qué ha ocurrido con todos los datos que eran la base y el elemento de escándalo para la difunta Cambridge Analytica.
Las autoridades públicas afectadas – en este caso las británicas – ya han dejado claro que la investigación no se quedará parada y que la desaparición de la compañía no implicará que dejen de investigar. Como ha dicho uno de ellos a la BBC, ahora tienen que investigar y que asegurarse de que esto no es simplemente un intento de huir y esconderse.