Durante la conferencia de Martin Parr, en el Photo Forum Barcelona, surgió un espontáneo debate con los fotógrafos de bodas asistentes a la charla. Parr, muy interesado en la evolución de esta práctica fotográfica, escuchaba anonadado como los fotógrafos comentaban que la fotografía social llevaba más de 15 años en un continuo proceso de cambios y ahora se están adoptando fórmulas más propias de la fotografía documental, trabajos que exploran la intimidad de una celebración, que permitan ser más expresivas.
El fotógrafo Kepa Fuentes, que realizaba una ponencia también en el Photo Forum, nos habla de la fotografía emocional, donde plantea que no le interesan las apariencias ni los posados, “me interesa el momento, las personas y sus emociones. Sólo los sentimientos se transforman en recuerdos de verdad“. Para Kepa la fotografía es un recuerdo, comenta que hay que tener un buen conocimiento del equipo fotográfico pero que también hay que conocerse muy bien a uno mismo y, sobre todo, “ser coherente entre el servicio que ofrecemos y el que realmente hacemos“. Pero Kepa quiere emocionar a las parejas que fotografía, porque, al final, las fotos preferidas de cualquier pareja son aquellas que expresan algo íntimo, esos guiños personales, que sólo los novios reconocen.
Para Kepa la clave reside en trabajar mucho la intuición, tener interés en los novios y sus gustos y estar abiertos a capturar todos los momentos espontáneos que ofrece una boda.
Aunque la fotografía social está evolucionando mucho, todavía existe un prejuicio creado en torno al fotógrafo de boda, con menos prestigio, quizás por retratar las celebraciones más populares, más banales. En este sentido Martin Parr comentaba que siempre está presente el cliché de lo romántico, algo que parece inevitable poder cambiar, pero muchos fotógrafos, presentes en la conferencia, también lo cuestionaron. Comentaban que ahora hay bodas muy expresivas pero que, por el carácter de los novios, no transmiten romanticismo o por lo menos no es lo prioritario.
Kepa quiere quitarse la etiqueta “de boda”, dice que él es fotógrafo, que captura momentos y emociones pero que también recomienda realizar proyectos personales aparte de los trabajos de boda, pues enriquece la mirada.
¿Es posible otra fotografía social?, por lo pronto es algo que lleva tiempo cociéndose a fuego lento y que además mantiene una batalla constante contra los amateurs, en un mundo invadido por las cámaras fotográficas y los móviles. Ahora que parece que todos somos, de una forma o de otra, fotógrafos; la fotografía social no sólo busca la manera de distinguirse, sino que también quiere romper con un concepto anquilosado de la fotografía de boda, más acorde al ritmo social, donde las tradiciones también evolucionan. Por lo pronto, el concepto de familia se abre, asumiendo otros formatos de relaciones personales y por lo tanto, otras maneras de celebración.
En el Photo Forum Barcelona pudimos ver a varios fotógrafos como Kepa Fuentes, que planteaban otra manera de hacer fotografía social, como Filipe Santos o Marcelo Augelli, entre otros.