Primero, la culpa la tuvo la crisis económica. En una estimación publicada hace unos años, se señalaba que por culpa de la crisis habían cerrado más de 44.200 tiendas y locales comerciales entre 2008 y 2009, haciendo que España perdiera la cifra de un millón de comercios abierto. Algunas de las estimaciones de esos años hablaban de que se estaba a un ritmo de 100 cierres de tiendas cada día.
Después, las cosas se han vuelto todavía más complejas porque, aunque la crisis ha empezado a remitir (o eso es lo que dicen de forma habitual los expertos en el tema), la tendencia no se ha roto del todo y el cierre del pequeño comercio no ha terminado tampoco. No hay más que poner en un buscador ‘cierre comercios’ para que los resultados lleguen llenos de noticias de lugares concretos y de la cantidad de tiendas que han cerrado en los últimos años.
Saliendo de casa, no hay más que darse una vuelta por una calle comercial cualquiera del lugar en el que se viva para encontrar bajos cerrados y con carteles de ‘se alquila’ que parecen llevar ya su tiempo alertando de que se está buscando a un inquilino comercial.
El pequeño comercio no está teniendo sus mejores años y la situación que la crisis arrancó está lejos de terminarse. Las cifras de ventas del comercio minorista crecieron en 2017 en un 1,2% respecto al año anterior, o al menos eso es lo que señala el último dato del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Cierres y caída de ventas
Sin embargo, como apuntan en un análisis de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), las del pequeño comercio crecieron un más limitado 0,2% y llegaron incluso a caer en diciembre un 1,6%, a pesar de que es el mes álgido de la campaña de Navidad. «El comercio, que vertebra muchos pueblos y ciudades de nuestro país, es uno de los sectores a los que más ha afectado la crisis y que aún está pasando por un momento complicado», alertaba hace unas semanas Lorenzo Amor, presidente de la ATA.
Según las estimaciones de esa asociación, se están perdiendo de media unos 36 autónomos ligados al comercio al día, con una caída de 13.315 en un año. De los autónomos que han dejado de serlo se puede extrapolar el dato de las tiendas que han dejado de estar abiertas. Las cifras no han mejorado mucho con el cambio del año.
Según nuevos datos estadísticos, en enero se perdieron 4.697 autónomos ligados al comercio, según datos del Ministerio de Empleo que recoge eldiario.es. Las nuevas afiliaciones no compensan las que se están perdiendo. «Los datos no son malos, son malísimos», concluye al medio el secretario general de UPTA, Eduardo Abad.
Qué está lastrando al pequeño comercio
El pequeño comercio se encuentra en medio de una tormenta perfecta. La crisis fue la que primero los metió en este terreno, haciendo que pagasen posiblemente más que otros el pato de la recesión económica, pero también sirvió como acelerante para demostrar más claramente los potenciales problemas y para poner de manifiesto como el cambio de los paradigmas de consumo los han convertido en cierto modo en víctimas.
Porque la llegada de internet y el boom del ecommerce les ha dado una estocada. Los pequeños comercios tienen que competir con el hecho de que las tiendas online no solo estén siempre abiertas, sino que además puedan ofrecer un stock más amplio y que lo puedan hacer a precios más competitivos. Las asociaciones de autónomos y comerciantes se quejan de que los gigantes del ecommerce pueden entrar en prácticas muy agresivas en comercio que hacen que competir contra ellos resulte casi imposible.
Si a eso se suma que las pymes no siempre aprovechan la red y que esta es para algunas de ellas todavía una oportunidad perdida (y más si se tiene en cuenta el crecimiento de los minoristas en general en el comercio transfronterizo), se puede comprender todavía mejor la situación. Competir con los gigantes del ecommerce es complicado, pero dejar pasar la oportunidad que supone la red no hace que sobrevivir sea más fácil.
Pero limitar a internet y su impacto las culpas de la situación en la que se encuentran sería demasiado simplista. Las asociaciones del sector también lamentan la poca efectividad de las leyes y cómo las leyes de autónomos, incluida la última reforma, no cumplen realmente las expectativas.
Las medidas no han incentivado el mantenimiento del tejido: sí, se han dado de alta muchos nuevos autónomos; pero sí, también se han dado de baja muchísimos otros. Los autónomos se sienten desprotegidos en cuestiones como enfermedades y bajas o de cara a la jubilación y creen que las políticas de apoyo a emprendedores son más cosméticas que otra cosa. Como apuntan en eldiario.es recogiendo las declaraciones del sector, las medidas que se ponen en marcha no ayudan a garantizar que se mantenga la actividad de los autónomos ya existentes. La propia Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) ha denunciado de forma reiterada que, a pesar de las conocidas como «tarifas planas» para nuevos autónomos, «la excesiva carga fiscal que sufre el colectivo, los trabajadores por cuenta propia soportan la mayor carga fiscal española con una tasa superior al 40%», que coincidiendo con los periodos de crisis y de bajas ventas y otros gastos añadidos sobre todo en servicios cada vez más costosos y elevados como la propia luz eléctrica, etc… están haciendo insostenible su labor llevando forzosamente al cierre de muchos negocios tradicionales o al cese de la actividad de cada vez más autónomos.