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Todo lo que está mal en 'USS Callister', el primer capítulo de la cuarta temporada de 'Black Mirror'

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Uss Callister 01

Recientemente Netflix estrenó de forma global la cuarta temporada de ‘Black Mirror’, la serie de antología creada por Charlie Brooker para alertarnos al común de los mortales de los peligros de la tecnología. El primer capítulo de esta temporada, de nombre ‘USS Callister’ había llamado la atención durante la promoción porque parecía ser una parodia y/u homenaje a la serie clásica de ‘Star Trek’, algo muy alejado del tono habitual de la serie (un futuro más o menos cercano donde la tecnología nos ha cambiado para bien o, más a menudo, para mal).

Una vez visto el capítulo podemos confirmar que no iban por ahí los tiros y que ‘USS Callister’ contiene y eleva todos los ticks y marcas de la casa Brooker: estereotipos, topicazos, abuso del deus ex machina y un conocimiento muy somero (o muy malintencionado) de aquello de lo que trata de prevenir: la tecnología.

Obviamente este artículo está lleno de SPOILERS de ‘USS Callister’, el episodio 4×01 de ‘Black Mirror’. No leer si no lo has visto.

El espacio: la última frontera

Uss Callister 00

Lo primero es comentar que ‘USS Callister’, escrito por el propio Brooker y William Bridges, dirigido por Toby Haynes (uno de los directores estrella de la tele británica) y protagonizado por Jesse Plemons (protagonista del hit indie ‘Other People’ y prometido de Kirsten Dunst), Cristin Millioti (la madre de ‘Cómo conocí a vuestra madre’) y Jimmi Simpson (uno de los protas de ‘Westworld’), es un largometraje, dura casi hora y veinte minutos, de ciencia-ficción entretenido y hasta disfrutable. No se discute la calidad artística.

El capítulo arranca con una secuencia que parece sacada de la primera temporada de ‘Star Trek’ (imagen granulada y a 4:3 incluida) en la que vemos como la tripulación del USS Callister, brillantemente liderada por el carismático capitán Robert Daly (Plemons), consigue vencer a un terrible enemigo intergaláctico. Los vítores hacia el infalible capitán llevan a un fundido en negro, la cabecera típica de ‘Black Mirror’ y a un entorno mucho más mundano. Robert Daly no es en realidad un capitán de nave espacial sino un patético y triste programador informático al que sus compañeros hacen la vida imposible… a pesar de ser el CTO y socio fundador de la empresa, Callister, y creador de su producto estrella, Infinity, un MMORPG inmersivo de atmósfera espacial que es un pelotazo a nivel mundial.

Daly, además de ser un genio de la programación es un «friki» de una vieja serie de televisión («que ahora pasan en Netflix») llamada ‘Flota Espacial’ y ha unido sus dos pasiones en un mod para Infinity que recrea el mundo de ‘Flota Espacial’ y donde el es el capitán de la USS Callister y sus compañeros de trabajo su fiel tripulación. Se pasa las noches conectado con breves intervalos para abrir al repartidor de pizza (que no falte ningún tópico, por favor). Ese es el panorama cuando aparece en escena una nueva programadora de Callister, Nanette Cole (Millioti), que va a ser el catalizador de la acción del capítulo y de todos los problemas del mismo.

Teniente Cole, bienvenida a bordo

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Nanette, que ha llegado para trabajar en la nueva y esperada actualización de Infinity (aunque ninguno de los dos socios parezca saber quién es), es una gran admiradora del trabajo de Daly y quiere aprender lo máximo posible de un genio de su calibre. Para Daly alguien que no le desprecie en la oficina es un soplo de aire fresco. Pero entonces llega el primero de los momentos totalmente desacertados del capítulo: la conversación de la máquina de café.

Allí Nanette se encuentra con Shania, una de las tripulantes del USS Callister (ergo, una de los bullies), y le pone al día de la empresa: Walton es un picaflor, «se te cae algo y se lo ha follado antes de que toque el suelo» (literal), pero es un buen tipo, un tío majo. En cambio el otro, Daly, es un «rarito», un mirón, mejor no acercarse a él, no tener ninguna relación.

Basta esta conversación de un minuto, que perpetua el estereotipo de las mujeres cotillas y manipuladoras de culebrón sudamericano y quita hierro al acoso sexual en el entorno laboral («es un buen tipo»), para que Nanette cambie su percepción de Daly. Le lleva su café (latte vainilla con leche desnatada) y huye despavorida de su despacho.

Daly, que había escuchado la conversación de la máquina del café a escondidas (sin ninguna razón nada más que para hacerlo más creepy), espera a que la oficina se haya vaciado para ponerse en marcha: va a la mesa de Nanette, coge de la papelera un vaso de café, extrae muestras de ADN, va a su casa y mete estas muestras de ADN en una especie de escáner 3D. Y aquí entramos directamente en el terreno de la fantasía: cuando, horas después, el escáner 3D termina su proceso, Nanette Cole se despierta dentro de la USS Callister.

Clonador virtual biométrico de ADN

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Desorientada, Nanette llega al puente de mando donde se encuentra con el resto de la tripulación, que la ponen (y nos ponen, ya de paso) en situación: Daly es un sociópata que va rapiñando el ADN de la gente que le cae mal para clonarla digitalmente y meterla en su mod privado de Infinity forever and ever. Una vez allí dentro, si no empiezas a tratarlo bien y a seguirle el juego en sus recreaciones de capítulos clásicos de ‘Flota Espacial’, te convierte en un horrible bichejo galáctico y te suelta en algún alejado planeta para los siglos de los siglos. Amén.

Brooker recurre al viejo truco de juntar muchas palabras técnicas para aturullar y aturdir pero no, clonar no es hacer una fotocopia. Se clona el genotipo, no el fenotipo. Vamos, que dejando de lado lo sui generis de «clonar digitalmente», no se pueden clonar los recuerdos ni la personalidad ni hábitos adquiridos por el contacto con el medio. Lo pongo en grande, para remarcarlo:

Se clona el genotipo, no el fenotipo. No se pueden clonar los recuerdos de una persona.

Es un recurso de la ciencia-ficción mas fantástica como, por ejemplo, ‘La Isla’ de Michael Bay. Allí Lincoln Seis-Echo empieza a tener flashes de la vida de su «patrocinador» y todo deviene en la bacanal de acción descerebrada y aparatosa propia de Bay. Pero se supone que Brooker tiene unas miras más altas y que nos la intente colar así es un poco lamentable.

Pero prosigamos porque ya tenemos a nuestro villano desenmascarado, Robert Daly. Un genial programador (y también genetista, al parecer) que además de ser un friki de la ciencia-ficción y tener ciertos problemas de interacción social resulta que es un pervertido mirón, un ególatra narcisista y tiene un grave complejo de Dios. Y es que, ojo al dato, a sus clones les quita los genitales y el resto de orificios.

Esto da para una de las típicas conversaciones escatológicas con las que Brooker riega ‘Black Mirror’ y que hay que reconocer que son divertidas («Nos ha quitado el placer de plantar un buen pino»). También sirve para que nuestra llorosa y atribulada Nanette se convierta en la esperada heroína de la historia al grito de «¡Robarme el coño ya es pasarse de la raya!».

Intento de escape #1

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Cuando la tripulación pone en antecedentes a Nanette, Dudani, el jefe de analistas, le dice que el mod Flota Espacial no está online, sólo en la computadora de Daly. Es un sistema aislado.

Bueno, durante unos minutos, porque luego resulta que hay un intercomunicador y que por lo menos el mod está conectado al sistema domótico de la casa de Daly. Entonces Nanette Clon, después de una frase de badass (-«No se puede hackear, ya lo he intentado.»«Pero yo no.») empieza a aporrear el teclado en plan hacker de Hollywood y, et voilá, consigue acceder al menú de opciones de Infinity.

Desde ahí puede enviar un mensaje de solicitud de amistad (¿sólo puedes tener un amigo?) de un máximo de 140 caracteres (se ve que el guión se escribió antes de la subida de caracteres de Twitter, cuando los 140 caracteres parecía que iban a durar por los restos de los restos) a Nanette Real: «Hay gente atrapada en un mod de Infinity dentro del ordenador de Daly. Llama a la policía de Twitter». O algo así. De remitente el propio Robert Daly. No tiene pinta de que vaya a salir bien.

Y no sale, claro. Nanette Real habla con Daly y termina pasando del tema, será alguna broma o algo. Daly entra en USS Callister porque se ve que también lo tiene instalado en el equipo de la oficina (o en la nube, pues vaya genio del mal, ¿no?) y la lía parda: les canta las cuarenta a todos y termina convirtiendo a Shania en un percebe intergaláctico. Lloros. Tristeza.

Intento de escape #2

Uss Callister 05

Pero como decían en mi película favorita, la noche es más oscura justo antes del amanecer y entonces ‘USS Callister’ torna en cuento navideño. Es Nochebuena, cuando nació el Niño Dios y cuando llega la esperada actualización de Infinity. Y resulta que el mod Flota Espacial, que en un principio era un sistema aislado y luego ya menos, lo recibe. Y en la simulación tiene forma de agujero negro.

A partir de aquí nos enfrentamos a una media hora final que es muy divertida, eso es innegable, pero que es un auténtico caos y un compendio de absurdos y disparates casi inabarcable. Lo intentaremos.

Antes de que Daly llegue a casa y se vuelva a conectar, Nanette Clon y el resto de la tripulación idean un plan: con argucias y palabras zalameras convencerán al capitán Daly que se lleve sólo a la teniente Cole a un alejado planeta donde se ha estrellado una nave. Allí Nanette Clon seducirá a Daly despelotándose y metiéndose en un pequeño lago porque, como todo el mundo sabe, un informático no ha visto nunca una mujer desnuda y ante su presencia se le nubla el juicio.

Mientras el capitán y la teniente chapotean en una incómoda escena, desde la Callister teletransportan el intercomunciador y hacen dos cosas:

1) meterse en la nube de Nanette, descargar unas fotos y vídeos comprometidos de un finde en Las Vegas con un tal Elliot y chantajear a Nanette Real con mandarlas al grupo familiar de Whatsapp o subirlas a PornHub si no hace exactamente lo que le digan.

2) pedir pizza. La cena de Nochebuena por antonomasia.

Devuelven el intercomunicador justo a tiempo para que Daly escuche el pitido que indica que el pizzero está en la puerta y pause la partida.

En el Mundo Real, mientras Daly discute con el pizzero, Nanette Real, que además de programadora debe de tener un máster en allanamiento de morada, se cuela en la casa y arrambla con todas las muestras de ADN, para que así Daly no pueda volver a clonarlos y meterlos en la simulación, porque, según parece, sólo se pueden tomar muestras de ADN una vez.

Daly se queda con las pizzas y no da aguinaldo al repartidor (gordaco y rata, otras dos cualidades más que añadir a su larga lista). Cuando vuelve a conectarse a Flota Espacial (con Nanette Real ya fuera de su casa), la tripulación de la USS Callister ya ha puesto rumbo al agujero negro ya que creen que pasando a través de él, la actualización les reescribirá, morirán y podrán ser libres al fin. Y Daly sólo tiene una nave accidentada para perseguirlos y evitarlo.

Daly, un genio del mal capaz de clonar al hijo de Walton y lanzarlo al espacio delante de la cara de Walton Clon sin pestañear, se lo traga todo enterito y asiste atónito a como la Callister es engullida por el agujero negro / actualización antes de cerrarse no sin antes asistir al sacrificio de Walton Clon.

Y como ya a estas alturas a Brooker y a su co-guionista ya les daba igual ocho que ochenta pues el efecto de la actualización es el contrario al esperado: el Callister pasa a la red de Infinity y el mod Flota Estelar es sobrescrito, el Daly virtual atrapado y el real frito.

¡Que bello es vivir! Aunque sea en formato digital.

Sí habrá paz para los matones

Uss Callister 06

Así que al final tenemos final feliz aunque sea sacado de la manga. Por un lado el malvado Daly en muerte cerebral (o por lo menos eso parece) y a los clones digitales vivitos y coleando… nunca mejor dicho esto ya que la nueva interfaz de la actualización les ha devuelto sus genitales y su color y forma «de fábrica».

Está claro que Kelly y Yorkie se merecían su final feliz en ‘San Junipero’ (es un final feliz para ellas aunque desde fuera sea un poco más dudoso éticamente) pero, ¿se lo merecen los tripulantes del USS Callister? En la vida real, aunque de bajo nivel, no dejaban de ser unos matones, unos bullies, unos generadores de entornos tóxicos y de todos ellos sólo Walton parece arrepentido de su comportamiento… y es el único que no sobrevive.

De un tipo que dice «adorar ofender a la gente», uno de esos autodenominados «brutalmente honestos» y tal, tampoco es que se pudiera esperar otra cosa, la verdad.

Pd1: si sólo podéis ver un capítulo de la T4 de ‘Black Mirror’, ved el 4×04, ‘Hang the DJ’. El Brooker preocupado por contar historias bonitas es el mejor Brooker.

Pd2: si queréis ver una serie que hable de futuro, humanidad y tecnología sin cansineos moralistas, ved ‘Mr. Robot’. Además Sam Esmail es la antitesis de Robert Daly, un nerd que terminó casándose con la reina del baile (aka Emmy Rossum).

Pd3: trata bien a tus compañeros de trabajo.. y en el caso de que tus compañeros no te traten bien a ti, no robes su ADN para hacer experimentos.

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La noticia

Todo lo que está mal en ‘USS Callister’, el primer capítulo de la cuarta temporada de ‘Black Mirror’

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Fernando Siles

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