Empezaba con cierta dificultad para hablar y con las manos temblorosas y con el ánimo inestable. Se perdía el sueño y la memoria y la alegría. Al poco el cerebro se ajaba, los riñones comenzaban a fallar y los pulmones dejaban de insuflar aire al cuerpo. Y, al final de todo, llegaba la muerte. Todo por hacer sombreros.
El mal del sombrerero comenzó en la Francia del XVII y se expandió por Europa como una plaga a la par que los sombreros de fieltro triunfaban en el continente. Precisamente en ese fieltro (que requería tratar las pieles con nitrato de mercurio) se encuentra la clave (o no) de uno de los personajes más famosos de Alicia en el País de las Maravillas.
Los peligros de estar a la moda
Mucho antes de que los desfiles se nos fueran de las manos, la moda ya estaba haciendo de las suyas. La imagen del ‘sombrerero loco’ (del artesano afectado por la enfermedad mercurial) se hizo muy popular en Europa de la mano de la moda francesa. No obstante, la primera descripción detallada de los síntomas aparece en San Petersburgo en 1829 y, tenemos que esperar a 1860 e irnos a Nueva Jersey, para que el doctor J. Addison Freeman realizara la primera descripción detallada de la enfermedad.
El mercurio ha sido un metal tremendamente versátil: más allá de los termómetros, el metal líquido tuvo un papel fundamental en el Imperio Español y en el procesamiento de la plata. En Almadén, la gran mina de mercurio de Ciudad Real, aún se puede visitar el que fue Real Hospital Minero, donde se trataban estas intoxicaciones.
Siglos de personas intoxicadas acabaron solo a finales de siglo XIX, cuando las legislaciones europeas comenzaron a tomar medidas y, para los años 20, los sombrereros locos pasaron a ser poco más que una rareza. Sin embargo, el mercurio siguió usándose en muchos países hasta la década de los años cuarenta cuando los usos militares del metal hicieron que se prohibieran sus usos civiles.
En busca del sombrerero loco
La frase “loco como un sombrerero” se usaba habitualmente en el argot británico treinta años antes de Carroll escribiera sus Alicias. Por eso, parece razonable que muchos creyeran que esa frase había inspirado el personaje carrolliano. Sin embargo, no está nada claro: el sombrero loco no tienen síntomas aparentes de intoxicación por mercurio.
Hay muchas teorías, claro: decenas de teorias. La más conocida dice que el verdadero sombrerero loco fue Theophilus Carter, un excéntrico comerciante de muebles de Oxford que solía caminar frente a su tienda con un sombrero de copa. No hay pruebas directas de ello, The Times recogía la historia en 1935 (30 años después de la muerte de Carter y 70 años después de la publicación del libro).
Sea quién sea el personaje, locura y profesión están claramente vinculadas. Es curioso cómo la memoria de las enfermedades cicatriza en la conciencia colectiva en forma de historias, personajes y cuentos de un mundo que ya no existe.
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La noticia
El mal del sombrerero loco: las enfermedades que desaparecen cicatrizan en forma de historias extraordinarias
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
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