Facebook ha dejado de funcionar como el entorno que era en el pasado: un espacio en redes sociales en el que las marcas y las empresas podían interactuar con los consumidores y llegar a ellos de forma orgánica. Ahora, y tras años de irse acostumbrando a la idea e incluso de aferrarse a que las cosas no iban a cambiar, se ha asumido que no queda más remedio que pasar por caja para promocionar el contenido y llegar así a las audiencias. El alcance solo puede ser de pago.
Pero ahora que las marcas tienen esto bastante claro, se han empezado a crear también otras ideas y otras creencias. Para conectar con los consumidores en Facebook hay que pagar, pero no hay que pagar por todo ni en todo momento. Como ocurre con otros soportes publicitarios, es necesario tener una buena estrategia y, sobre todo, no dejarse llevar por lo que se piensa que se sabe sobre el mercado.
Los resultados pueden lastrarse y las marcas pueden perder mucho dinero si dan por supuestas ciertas cosas, como pueden ser las creencias erróneas que circulan sobre lo que se debe hacer en el terreno. Entre ellas, en un análisis de Hootsuite han singularizado tres.
Mito 1: El tamaño de la audiencia marca los resultados
Una de las creencias que se tienen sobre cómo funcionarán las cosas en redes sociales es la de pensar que, por tener al otro lado una audiencia muy amplia en número, se logrará un potencial resultado mejor. Es decir, cuántas más personas puedan ver ese contenido, más eficiente será el resultado.
Por ello, las empresas cuando pagan por promocionar contenidos pagan por llegar a cuantas más personas mejor. Sin embargo, el dato no es necesariamente cierto. «Ese pensamiento no es necesariamente correcto», señala uno de los especialistas de Hootsuite. Llegando a muchas personas no se asegura despertar el interés de esa gente: por muchos que sean, no tienen por qué ser consumidores a los que el mensaje en cuestión interesa.
por tanto, lo importante no es intentar llegar a una audiencia masiva, sino a una audiencia adecuada y acertada. Lo importante es pensar en quién podría ser el receptor potencialmente interesado en lo que se va a decir y pagar por llegar a ellos.
Mito 2: cuanto más dinero metas, mejores resultados obtendrás
Otra idea que puede llevar a engaño puede ser la de pensar que el éxito o el fracaso de la campaña que se está lanzando está vinculado a la cantidad de dinero que se invierte en ella. Esto es, pensar que por hacer un presupuesto mucho más amplio y por meter más dinero se van a conseguir mejores resultados.
Lo cierto es que no es tan fácil. por mucho mostrar el mensaje, no se va a conseguir necesariamente unos resultados mucho más positivos. Todo depende de lo que se esté haciendo y cómo se esté haciendo. Como explica uno de los analistas, si un contenido no hubiese funcionado de forma orgánica, tampoco lo habría hecho metiendo dinero.
De hecho, la clave está, antes que nada, en el propio contenido. El contenido tiene que ser bueno, tiene que ser atractivo y necesita conectar con la audiencia. Si el contenido tiene estas características, es cuando funcionará al invertir en una campaña vinculada. Si no, no lo hará. Por ello, antes de meter dinero en promocionar un contenido hay que hacer un análisis crítico del mismo. ¿Es el contenido necesariamente atractivo como para llegar a la audiencia y que esta conecte con él?
Mito 3: Tienes que promocionar todo lo que publicas
Dado que el alcance orgánico en Facebook ha muerto para las marcas y las empresas, se podría dar por sentado que si se quiere conectar con las audiencias no queda más remedio que pagar para ello. La clave para triunfar está en pagar. Pero eso es, sin embargo, un mito más de los que han creado sobre cómo posicionarse en Facebook en los tiempos del pago.
En el análisis tienen hasta claro que pagar para promocionarlo todo puede salir caro y puede lastrar los resultados que se están consiguiendo. No hay que pagar para promocionar todo: antes de promocionar algo, de hecho, hay que sentarse a pensar por qué se promociona y qué objetivos tiene ese post patrocinado.
Solo se deben promocionar, por tanto, contenidos que tienen un objetivo claro y con los que se quiere llegar a algo y también aquellos que están ya funcionando bien de base, porque demuestran que las audiencias conectarán con ellos. Y, además, no debe promocionarse nada completamente nuevo. En el análisis recomiendan dar un par de días para ver cómo funciona el contenido antes se sentarse a promocionarlo.