Facebook sigue siendo a día de hoy la red social más utilizada del mundo, superando holgadamente los 2.000 millones de usuarios. Una cifra a la que ni WhatsApp, ni YouTube, ni Instagram se acercan. Y además, sus ingresos acompañan.
Así y todo, hay algún asterisco en esta descomunal cantidad de usuarios: los adolescentes se están marchando o directamente no están. Prefieren otras redes como Instagram o Snapchat, según la región. ¿Por qué Facebook no es atractivo para adolescentes y menores de veinte años? ¿Qué les hace declinar esa sutil invitación atávica a formar parte de la mayor red del mundo? Hablamos con veinte menores de veinte que nos dan su punto de vista.
David, de 18 años y tinerfeño, siente que Facebook no le aporta nada diferente a otras redes que sí utiliza. «Para ver las fotos que la gente sube, prefiero Instagram. Y para sus opiniones, pensamientos o noticias de medios de comunicación, Twitter. Facebook no me aporta nada».
Odei es un vasco de 19 años que se dio de alta en Facebook siendo muy joven, a los doce. Únicamente por los juegos online. Desde hace un año ignora por completo a esta red social. «Las redes sociales no me gustan mucho, aunque sí uso Twitter, Instagram y Snapchat. Por ese orden». Cuenta que en Twitter se informa de la actualidad, y en las otras dos consume contenido personal de sus amigos. «El contenido de Facebook no es muy de mi gusto. No me crea interés. No me aporta«.
Mon, barcelonesa de 19 años, admite que hace unos años estaba bastante «enganchada», pero que la desinformación, información falsa, o lo fácil que resulta el acoso en esta red fueron alejándola. Cuando descubrió Twitter e Instagram, terminó de abandonarla. «Las veía más útiles, era más fácil comunicarse con amigos o tener información de quien sigues. Para enterarme de la vida de los demás está Instagram, para ver opiniones y demás, Twitter. Lo que ofrece Facebook ya está, y de mejor calidad, en otras redes«.
Al contrario que otros, Celia nunca ha estado en Facebook. Primero, porque cuando llegó el boom de las redes sociales, su generación estaba en Tuenti. Y cuando pasó el momento de Tuenti, el testigo lo cogió directamente Instagram. Una red que le aportó algo más: «Me gustaba más porque la veía mucho más segura. Hay menos acoso y más privacidad«. El contenido efímero ayuda: «Que puedas elegir qué Stories quieres que permanezcan en tu perfil y cuáles no, eso es una ventaja».
Amanda, tinerfeña de 16 años, alude una vez más a la escasa cantidad de gente de su edad que hay en Facebook. «La mayoría de con quien me relaciono está en otras redes, no en Facebook. Además, como mis familiares no están en Instagram ni en Twitter, siento que ahí tengo más privacidad. Y para lo que uso las redes, Facebook no me aporta mucho».
Óscar tiene 18 años, viene de León y está en su primer año en la universidad. «Nunca he parado a pensar siquiera en el por qué no tengo Facebook, simplemente lo veo para gente más mayor, y tiene un tono más serio. La mayoría de gente de mi edad está en Instagram, que además me parece más práctica mejor hecho. Facebook no me aporta nada nuevo».
Pablo es madrileño, tiene 19 años y estudia Filología Hispánica. No tiene Facebook porque considera que tampoco le aporta demasiado. «Me resulta caótico. En Instagram también tienes a mucha gente, pero son solo fotos. En Facebook hay muchos tipos de información, no puedes gestionarlo bien. Solo el 5% me resultaría relevante. Me pasó algo así con Twitter y dejé de usarlo.
Lo único de Facebook que le llama la atención y quizá haga que acabe usándolo son los eventos. «No están en otras redes y para conocer eventos no-comerciales a tu alrededor a los que van tus amigos es muy útil». La presencia adulta tampoco le convence: «Instagram lo siento muy cercano, y lo que hay ahí no sale de ahí. En Facebook es una red tan amplia y con gente de tantos perfiles que no me siento a gusto».
David es un alicantino de 19 años con un perfil muy tecnológico y consciente de qué precio está pagando por usar un servicio gratuito. «Dejé de usar Facebook por la cantidad de datos que le estaba generando. Al no tener ninguna fiabilidad de qué hacían con esos datos preferí desinstalarlo. Ahora uso otras redes, como Twitter e Instagram. Sé que Google también vende mis datos para publicidad, pero también tengo otros motivos para usar sus servicios». Premonitorio, justo antes del escándalo de Cambridge Analytica.
Carlos, alicantino de 17 años, es otro de los que se registraron en su momento para poder usar juegos online, pero abandonaron la nave. «Casi ninguno de mi edad lo utiliza, todos lo vemos como una app para adultos«. Llama la atención que se refiera a Facebook como «una app»: cosas de la generación que se estrenó en Internet con un smartphone, no con un ordenador.
«En Instagram o Snapchat sabemos que es donde están nuestros amigos. En Facebook, aparte de no saber cómo funciona, ni se me pasa por la cabeza aprender a usarla, porque no hay gente de mi edad. Facebook la vemos muy compleja, Instagram es más simple. No merece la pena mudarnos a otra». Y aporta otro dato revelador: «las Stories han hecho que a muchos nos guste más Instagram: subir una foto y que al día siguiente se borre te aporta libertad«.
Marcos, coruñés de 19 años, da dos claves: complejidad y ausencia de su entorno. «Es la pescadilla que se muerde la cola: como no hay gente de mi edad, a mí tampoco me parece atractivo entrar. Por otro lado, a mí me gusta mucho la tecnología, pero alguna vez que he entrado al Facebook de mis padres para hacerles algo, no me entero de nada. Es muy complejo, tanto menú y tanta opción me abrumaba». Prefiere otras redes como Twitter e Instagram donde todo es «más conciso y directo, en Facebook veo demasiada morralla«.
Murciano de 16 años, Miguel alude nuevamente a entorno y a complejidad. «No es nada intuitivo, y lo de tener separada la red y los chats tampoco me convencía. Y ninguno de mis amigos usa Facebook, todos están en Instagram, también uso Twitter y Snapchat. Hace tres años estuve de intercambio en Francia y todos los de mi edad tenían Facebook, eso me llamó la atención. Me hice perfil allí. Al volver, dejé de usarlo».
María, madrileña de 17 años, ve Facebook como algo «anticuado». Cuenta que nadie de su edad lo utiliza, algo que le desincentiva para darse de alta. Otra razón de peso para su desinterés es que «oigo a mis profesores o a los padres de mis amigos hablar de lo que suben a Facebook, y no me imagino tenerles agregados como ‘amigos’. Instagram o Twitter me parecen más útiles, directos y sencillos».
Eden, israelí criado en Cádiz y que ahora vive en Granada, llegó a tener una cuenta en Facebook cuando tenía 12 o 13 años. Hoy tiene 20, y aunque la cuenta sigue abierta, solo se mete una vez cada dos años o más. «Antes era muy rebelde, y veía a Facebook como el stablishment. Usaba Tuenti, ahora uso mucho Twitter e Instagram».
«Lo que hay en Facebook no me interesa, no siento que me aporte valor real. También me he dado cuenta de que las redes sociales que uso limitan mi realidad, no veo lo que pasa realmente en el mundo. Por eso he querido darle una oportunidad a Facebook, pero ni aun así me atrae».
«Nunca he sabido cómo usar Facebook, tampoco me ha llamado la atención», dice la alicantina Emma, de 16 años. También alude a la falta de gente de su edad, incluso hace años cuando aún estaban de moda Tuenti o el MSN Messenger. «Las redes sociales de ahora están mucho más avanzadas y actualizadas a lo que a la gente de mi edad nos entretiene e interesa, como Instagram, que tiene un poco de casi todas las redes sociales». Detalle: habla de «las redes sociales de ahora». En toda la brecha generacional.
Sarahí es una estudiante de Nayarit (México), tiene 17 años y también fue precoz en Facebook, pero duró poco: abrió la cuenta con once y la cerró con trece. «Para adolescentes no es muy atractiva, es una red para adultos. Buscamos nuevas plataformas con ambiente sano, innovación y diversión». Ella ha usado todas las redes sociales masivas que han aparecido. Twitter es su favorita. «La ventaja de Snapchat, Instagram o WhatsApp es que son menos públicas que Facebook, no aparece nada en Google. Pones tu cuenta como privada y nadie podrá ver nada tuyo».
Para Zuley, alicantina de 19 años, la complejidad es un problema. «No la sé usar bien». Y otro, la privacidad: «Al aceptar las condiciones y subir fotos, ya se hacen propiedad de Facebook, y no me parece bien darle datos a una red social que en cualquier momento podría venderlos sin ningún problema».
María del Mar, barcelonesa de 16 años, dice de Facebook que «nunca he visto la necesidad de crearse una cuenta». Únicamente en una ocasión puntual tuvo interés, pero sus padres no le dejaron por tener menor de 16 años. Luego se le pasó ese interés y ni siquiera reapareció cuando sus compañeros de clase en Primaria (menos de doce años) se iban abriendo cuentas. Con Instagram, todo cambió: «Cuando empecé Secundaria se puso de moda Instagram, ahí empecé a usarlo mucho, y hasta ahora«. La moda que se cronifica.
«No uso redes sociales. Ni Facebook ni ninguna otra», dice Rocío, madrileña de 19 años que estudia en Granada. «Dedicaría más tiempo a ellas del que me gustaría. Dedico muchas horas del día al estudio y creo que me distraería con facilidad«. Para informarse recurre directamente a las webs de los medios de comunicación. Para sus círculos sociales, a WhatsApp y Telegram. «Entiendo que las redes son un medio para obtener información útil, pero prefiero consultar directamente las webs».
Al más joven de todos, Víctor, barcelonés de 15 años, le preocupa especialmente la privacidad. «Hay poca, y además últimamente ha ido a peor con el escándalo de Cambridge Analytica». No es el único motivo de que no esté en esta red: «Cuando tenía doce o trece años la gente de mi edad sí estaba en Facebook, pero ahora ya no, todos están en WhatsApp, Instagram y poco más. Y además Facebook tiene demasiado anuncios». Es curioso que Víctor, como otros, vea muy comparables a WhatsApp con redes sociales como Facebook o Instagram. Quizás más que personas más mayores.
Otro caso en el que la complejidad de uso es el principal argumento para no usar Facebook es el de Lara, alicantina de 16 años. «No me gusta, no lo entiendo y no sé cómo utilizarlo«. A eso se reducen sus motivos para huir de Facebook. En su lugar, usa… ¿Lo adivinan? Correcto: Instagram.
Escuchados sus testimonios, parece que Facebook, al menos si atendemos a lo que cuentan estos veinte jóvenes, acertó de pleno con la compra de Instagram y la de WhatsApp, destinos naturales de esta generación, la nacida a partir de 1998, que da la espalda a la red original de Zuckerberg.
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La noticia
20 jóvenes de menos de 20 años nos lo explican: por qué no estamos en Facebook ni creemos que vayamos a estar
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Xataka
por
Javier Lacort
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